Defensa
Las fuerzas especiales de Estados Unidos evalúan un nuevo cartucho: es más letal que ningún otro
En su búsqueda de mayor capacidad de combate, las fuerzas especiales de Estados Unidos evalúan un nuevo calibre más ligero y el doble de preciso que podría jubilar a la mítica munición del 5.56 NATO
El dominio del calibre 5.56x45mm, que ha sido el pilar de los ejércitos de la OTAN durante décadas, podría estar llegando a su fin. En Estados Unidos, las fuerzas de operaciones especiales están liderando una discreta revolución con el desarrollo de una nueva munición, el 6.5x43mm LICC. El objetivo es claro y contundente: dotar a sus combatientes de un mayor poder de detención en el campo de batalla, un salto cualitativo que podría jubilar al legendario cartucho actual. Esta tendencia de modernización no es un esfuerzo aislado, ya que otros ejércitos aliados también buscan mejorar las capacidades de su infantería; de hecho, el Ejército español se prepara para recibir nuevas municiones de última generación para sus tropas.
Sin embargo, es fundamental no confundir esta iniciativa con el conocido programa del Ejército de Tierra estadounidense para adoptar el calibre 6.8x51mm. El proyecto que impulsan las unidades de élite es un esfuerzo completamente independiente que busca soluciones a medida para las necesidades específicas de sus misiones, avanzando por una senda paralela pero distinta a la del resto de las fuerzas armadas del país.
Asimismo, en el centro de esta innovación se encuentra un cartucho con vaina de acero inoxidable, en lugar del tradicional latón. Este cambio de material, desarrollado por FN America en colaboración con la Unidad de Tiro del Ejército, no es trivial. Según informa el medio especializado Defensa.com, consigue aligerar el peso en un 20%, un alivio considerable para los soldados que operan en entornos exigentes. Las pruebas preliminares, además, han arrojado una precisión que duplica la de la munición M855A1 en servicio.
Más allá de la munición: fusiles de nueva generación
De hecho, la evaluación en curso no se limita al cartucho, sino que abarca prototipos de armas diseñados específicamente para exprimir todo su potencial. Ya se están probando sobre el terreno el fusil de asalto modular LICC-IWS y la ametralladora LICC-AMG. Las primeras impresiones sobre el fusil son especialmente positivas, destacando un retroceso extraordinariamente bajo, incluso al disparar con supresor, lo que supone una ventaja táctica de primer orden. Este tipo de renovación del armamento ligero es una prioridad compartida por otros países, como demuestra que el Ejército del Aire y del Espacio español también ha adquirido nuevas armas de asalto recientemente.
Por otro lado, los responsables del programa barajan una solución más pragmática para facilitar la transición. Sobre la mesa está la posibilidad de desarrollar kits de conversión que permitan adaptar las plataformas de armas ya existentes en el arsenal. Esta estrategia permitiría agilizar y abaratar la modernización, implementando el nuevo calibre de forma escalonada y eficiente sin necesidad de reemplazar todo el armamento de golpe.