Elecciones en Austria
Ganador pase lo que pase
La inmigración masiva y los altos impuestos explican el éxito de los populistas.
La inmigración masiva y los altos impuestos explican el éxito de los populistas.
Ayer, los austriacos acudieron a las urnas en unas elecciones generales anticipadas para elegir al nuevo canciller federal. Sin sorpresas, la victoria ha sido para el nuevo líder del Partido Popular (ÖVP) Sebastian Kurz, el joven ministro de Exteriores de 31 años, que será el nuevo primer ministro.
Las elecciones estaban previstas para 2018 y se han adelantado por las desavenencias en la coalición de Gobierno entre populares, es decir los conservadores, y los socialdemócratas que costó la dimisión al canciller del SPÖ Christian Kern. La coalición que gobernaba Austria desde 2007 hizo gala de grandes diferencias con motivo de la ola migratoria y en asuntos como la política fiscal y la financiación de la educación, entre otros temas. Kurz ha querido refundar el partido conservador, que atravesaba grandes problemas internos, tras sustituir a Reinhold Mitterlehner, presentándose con una lista «personal» que lleva su nombre: «Lista de Sebastian Kurz-El nuevo Partido Popular». Esta formación pretende reformar el Estado del Bienestar y acometer grandes cambios en las ayudas sociales y el sistema educativo.
Lo que sí será una sorpresa será la eventual coalición de Gobierno, después de que el líder del SPÖ declarara que no repetirá coalición con el ÖVP. Algo similar a lo que sucedió en la vecina Alemania.
Por lo tanto, el resultado de las elecciones ha sido el que se había pronosticado, aunque no todo el pescado está vendido, pues la socialdemocracia ha adelantado ligeramente al ultraderechista FPÖ en el escrutinio preliminar. La alianza de Gobierno podría ser entre los socialdemócratas y la extrema derecha, o la alianza de Kurz con la ultraderecha. No en vano, últimamente circulaba en Austria una consigna para frenar al joven ministro de Asuntos Exteriores. En cualquier caso, si la composición de Gobierno quedara entre estas dos alternativas, los vencedores reales serían los ultranacionalistas de Strache, que formarían Gobierno. No sería una novedad, pues Austria ya lo conoció con el fallecido Jorg Haider entre 2000 y 2006.
La inmigración masiva, los altos impuestos para financiar ayudas sociales y un aumento del paro son elementos que han favorecido el apoyo a los ultranacionalistas. Austria es receptor de numerosa inmigración no sólo procedente de Oriente Medio y el norte de África, sino también de su vecina Alemania. Habrá que esperar la reacción de Bruselas si en Viena gobierna un partido ultranacionalista y euroescéptico como el FPÖ.
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