Crisis
"Ganar el Euromillones fue un error": Un hombre explica cómo echa de menos su vida antes de ganar la lotería
A veces no es oro todo lo que reluce, y Steve Thompson ha confesado echar de menos "todo antes de ganar tanta cantidad de dinero"
Toda persona sueña con que un día gane la lotería. Aunque el dinero no de la plena felicidad, lo cierto es que ganar varios miles o millones de euros nos ayuda a llevar una vida de lujo, mejor y en la que podamos hacer prácticamente todo lo que deseamos alguna vez. Así, muchas personas juegan en los diferentes sorteos que hay, con la esperanza de que puedan arañar algún premio, por mayor o menor que sea. Pero a veces, no es oro todo lo que reluce. Y un hombre que ganó el Euromillones ha confesado que su día a día "cambió" y echa de menos "la vida antes de ganar".
Steve Thompson ha confesado echar de menos "todo antes de ganar el dinero". De oficio constructor, el británico ganó unos 105 millones de libra, que corresponde a alrededor de 120 millones de euros. Era 2019, estalló de júbilo y pensó que su vida iría a mejor. Incluso, él y su familia se mudaron a una finca de 4.5 millones de libras para vivir una nueva vida como millonarios.
Compró todo lo que quiso, pero nunca era suficiente
Su nueva casa tiene casi 700 metros cuadrados, piscina, pista de tenis e incluso tiene un garaje que utiliza para fiestas. Sus vecinos son actores de Hollywood, estrellas de rock o magnates. “Los niños finalmente tienen sus propias habitaciones. Es algo simple, pero era todo lo que siempre desearon", confesaba en declaraciones para Mirror. Además, una de sus primeras compras fue una camioneta de segunda mano para él, seguido de un Volvo XC90 para su esposa. Además, los niños pedían lo que querían.
Una vida de ensueño, soñada por muchos y vivida por solo unos pocos. Pese a ello, no es feliz, porque echa de menos su antigua vida como constructor, los ratos de trabajo con sus compañeros y las bromas que hacía con ellos.
"Steve echa de menos el trabajo y todo lo que conlleva, como los muchachos con los que trabajaba y las brillantes bromas que hacían juntos en el sitio", relata uno de sus amigos al diario The Sun. "Es un tipo modesto, humilde y amaba su vida como constructor".
Además de todo lo que compró con su dinero, Thompson donó 50.000 libras esterlinas a la escuela a la que asistían dos de sus hijos, otras 50.000 libras esterlinas a un centro médico y 100.000 libras esterlinas más a su club de cricket.
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