Golfo de Guinea

El golfo de Guinea (II): "La clase dirigente reparte las migajas al pueblo"

El golfo de Guinea puede considerarse como una de las regiones más ricas en materias primas del planeta, donde el oro y el petróleo han formado una parte intrínseca de su Historia

Mapa de las posesiones españolas en el Golfo de Guinea en 1897
Mapa de las posesiones españolas en el Golfo de Guinea en 1897La Razón

Los conquistadores españoles buscaron Eldorado en el continente equivocado. Si su objetivo era encontrar oro y emborracharse con su brillo, el lugar adecuado para ello no era Sudamérica, donde apenas se encuentra en torno al 20% de las reservas globales de oro no extraídas. África, por otro lado, cuenta en su poder con una cifra que oscila entre el 40% y el 57% dependiendo de las fuentes consultadas. Y, dentro del continente africano, el golfo de Guinea se recrea como una de las zonas con más oro concentrado, pero también otras valiosas materias primas que reafirman su importancia estratégica en un mundo cada vez más competitivo.

Los portugueses lo sabían. Desde los inicios de la Edad Moderna comenzaron a comercializar riquezas extraídas del golfo y de su interior, de manera que, poco a poco, nuevas naciones quisieron adjudicarse su porción de beneficios. Inglaterra, España, Alemania y Francia se hicieron sus huecos respectivos; hoy, casi quinientos años después de que el primer portugués viera el delta del Níger, Europa sigue extrayendo importantes recursos del golfo de Guinea.

No se trata sólo del oro que dio nombre, valga la redundancia, a la Costa de Oro, actual Ghana, cuyo principal comprador hoy es Suiza. Tampoco se trata únicamente de los diamantes que enriquecen las arcas belgas y emiratíes desde Sierra Leona; o la bauxita de Guinea Conakry, país que posee las principales reservas mundiales del material necesario para obtener el aluminio; de las importantes reservas de hierro presentes en Guinea Conakry, Sierra Leona y Liberia; o los yacimientos ghaneses y gaboneses de manganeso. O quizás sea todo esto en su conjunto lo que hace del golfo de Guinea una de las regiones más ricas en materias primas del planeta.

Considerando que es difícil encontrar números fiables que especifiquen la suma total de exportaciones de minerales del golfo de Guinea, se estima que las exportaciones rondan los 50.000 millones de dólares anuales. Una cantidad superior al PIB total de Estonia o de Túnez. Y esto sería contando únicamente los minerales y metales preciosos.

Porque la riqueza del golfo de Guinea es en extremo polifacética. Por ejemplo, Ghana y Costa de Marfil suman la mitad de la producción mundial del cacao, siendo el golfo de Guinea el mayor productor global de esta preciada semilla, origen del delicioso chocolate. Sin el golfo de Guinea, que es de donde Nestlé obtiene la mayor parte de su cacao, no podríamos desayunar Nesquik. Tampoco podríamos degustar los deliciosos productos de Ferrero Rocher. La tierra que palpita en el golfo de Guinea es rica, muy rica, gracias a los residuos acumulados a lo largo de millones de años de la mano de los enormes ríos y mares ya extintos que convivieron aquí. Dentro de su producción agraria debería sumarse el aceite de palma, odiado por unos y codiciado por otros, considerando que Nigeria y Costa de Marfil se encuentran entre los diez países con mayores niveles de producción, pese a encontrarse, eso sí, muy por detrás de gigantes como Indonesia (59%) y Malasia (24%).

La joya de la corona del golfo de Guinea es, sin embargo, el petróleo. Siempre es interesante y ligeramente descorazonador observar los intensos debates que se generan en torno a la producción de petróleo en Rusia y Oriente Medio, sin que se conozca apenas el rol fundamental del golfo de Guinea en el comercio del oro negro a nivel global. Según datos de la Unión Europea, un 10% del petróleo y un 4% del gas natural importado a nuestro continente procede en exclusiva del golfo de Guinea. En este punto, Nigeria se posiciona como el gigante a considerar, al tratarse además del tercer mayor exportador de petróleo a España, sólo por detrás de Estados Unidos y de México. El golfo de Guinea también ha provisto de importantes cantidades de petróleo a Estados Unidos a lo largo de los años, aunque esta tendencia habría decrecido en las últimas décadas. En total, los países del golfo de Guinea exportan petróleo por un valor anual aproximado de 94.000 millones de dólares. La Unión Europea, junto con India, China y Emiratos Árabes Unidos son los mayores beneficiados del negocio.

Lamentablemente, lejos de atraer riquezas permanentes, el comercio de materias primas en África, incluyendo el golfo de Guinea, viene acompañado en ocasiones de una amalgama de conflictos, desarrollo a tropezones y desigualdades económicas que no consiguen equilibrar la balanza entre los desfavorecidos y las clases altas que trabajan en colaboración con agentes externos al continente.

Un claro ejemplo puede encontrarse en el delta del Níger, lugar donde Nigeria (mayor productor de petróleo del África subsahariana) extrae su petróleo. Aquí pueden encontrarse fuertes desigualdades entre las poblaciones locales y las élites enriquecidas por el oro negro, lo que ha traído consigo la creación de numerosos grupos armados que exigen un reparto equitativo de los recursos. Asari Dokubo, líder del grupo conocido como Niger Delta People's Volunteer Force (NDPVF), aseguró en una entrevista a este periodista que “todas las autoridades del Delta se han ido viendo anuladas por el Gobierno”, acusando a la clase dirigente de actuar como “opresores” que “reparten las migajas al pueblo”. Aunque Dokubo trabaja actualmente con el Gobierno nigeriano, después de una breve estancia en la cárcel y previo pago de 10 millones de dólares anuales a cambio de que no ataque los oleoductos del delta, la NDPVF sirvió como semilla primigenia que dio lugar a nuevos grupos armados que hoy practican el secuestro y el robo de petróleo como única alternativa para llevarse su parte del pastel.

Asimismo, dinámicas similares han sido registradas en las áreas de extracción petrolera de Ghana, donde las poblaciones locales se han visto desplazadas de los beneficios del petróleo por la preferencia de las grandes compañías a la hora de contratar mano de obra extranjera. En Angola, que es uno de los países más ricos en recursos naturales gracias a la extracción de petróleo y diamantes, el índice de Gini sitúa al país con 51.3 puntos, situándolo entre los diez más desiguales del mundo. En Costa de Marfil se han denunciado en repetidas ocasiones las condiciones próximas a la esclavitud que viven los agricultores del cacao, mientras que los niveles de deforestación y la pérdida de biodiversidad que traen las plantaciones de la palma aceitera son de sobra conocidos.

El golfo de Guinea es, en definitiva, una de las regiones del planeta más rica en recursos. Desde el siglo XV, hasta hoy, potencias internacionales han procurado beneficiarse de estos recursos, donde el oro y el petróleo han sido dos sustantivos estructurales en el desarrollo económico de la región. Seis de los diez países que conforman su litoral están controlados por gobiernos de corte autoritario (Togo, Camerún, Gabón, República del Congo, Guinea Ecuatorial y Angola) y tres de ellos (Nigeria, Benín y Togo) se enfrentan hoy a graves amenazas de seguridad en forma de grupos armados y violencia yihadista, esto sin incluir la piratería que fluye por sus aguas. Pero la seguridad del golfo de Guinea se detallará en otro artículo. Por el momento, bastará con reconocer su importancia en el mercado global de materias primas.