Internacional
Guerra abierta en el Gobierno italiano
El cese del viceministro de Infraestructuras acusado de favorecer a la mafia y estrecho colaborador de Salvini abre la última crisis entre la Liga y el M5E. Conte actúa como árbitro de las disputas entre los socios de una coalición a punto de estallar.
El cese del viceministro de Infraestructuras acusado de favorecer a la mafia y estrecho colaborador de Salvini abre la última crisis entre la Liga y el M5E. Conte actúa como árbitro de las disputas entre los socios de una coalición a punto de estallar.
Tres semanas ha durado el tira y afloja entre Matteo Salvini y Luigi Di Maio en el Gobierno italiano hasta que al final el primero ha tenido que soltar la cuerda para que no se rompiera. El líder de la ultraderechista Liga ha aceptado a regañadientes que su estrecho colaborador Armando Siri deje de ser subsecretario de Infraestructuras y Transportes. Fue expulsado ayer por el primer ministro, Giuseppe Conte, que cumplió así la amenaza del Movimiento 5 Estrellas (M5E) tras conocerse que Siri estaba siendo investigado por un caso de corrupción en el que se le vincula directamente con uno de los grandes capos de la mafia siciliana. Conte se erige así de nuevo como el árbitro entre ultraderechistas y populistas, que tras arduas negociaciones logró en junio pasado cerrar una coalición de Gobierno.
La decisión, que debe ser decretada ahora por el presidente de la República, Sergio Mattarella, supone un revés para Salvini, que no dudó en respaldar a quien le ha asesorado en el ámbito económico con propuestas como la de un impuesto único o «flat tax». Siri era uno de sus referencias en materia de economía. Ayer mismo, volvió a defender su inocencia mientras no se demuestre lo contrario y a compararlo con la alcaldesa de Roma, Virginia Raggi, del Movimiento 5 Estrellas, que «es investigada desde hace años y sigue en su puesto». Como Salvini siempre entiende que la mejor defensa es un buen ataque, antes de aceptar la decisión de su hombre de confianza, volvió a proponer la idea de la tarifa fija fiscal, como una reafirmación de su ideario. De hecho, Salvini zanjó esta cuestión en sus redes sociales y apostó por acabar «con las habladurías, los noes y los retrasos», en una velada alusión a las frecuentes divergencias en el Gobierno.
Sin embargo, los casos de Siri y Raggi son muy distintos. La regidora romana fue absuelta en noviembre por un tribunal tras ser acusada de mentir sobre el ascenso de un colaborador. Mientras que Siri, periodista y senador de 47 años, tiene implicaciones más serias. Ha sido acusado de haber cobrado 30.000 euros a cambio de modificar la legislación en el sector de la energía eólica para favorecer a un empresario cercano al jefe prófugo de la Cosa Nostra, Matteo Messina Denaro.
Después de haber escuchado los argumentos de Siri, Conte no ha esperado al fallo de los jueces y ha decidido poner fin a su permanencia en el Gabinete.
Di Maio, el otro vicepresidente del Ejecutivo junto a Salvini, saludó la expulsión del subsecretario al término del Consejo de Ministros. «Es importante que el Gobierno haya dado una señal de discontinuidad con el pasado», dijo el también líder del Movimiento 5 Estrellas, partido que ha hecho de la lucha contra la corrupción una de sus reivindicaciones históricas.
El asunto ha estado cerca de pasar factura al acuerdo de Gobierno entre su formación y la de Salvini, que llevan casi un año en el poder entre continuas divergencias. Los roces de los primeros días han terminado ya por convertirse en peleas diarias. La ruptura será por hecha, será cuestión de tiempo. Sin embargo, con las elecciones europeas a la vuelta de la esquina y los sondeos dando una amplia ventaja a la Liga, ambos dirigentes prefieren mantenerse todavía en el poder y no quemar sus cartuchos antes de tiempo. Ni Salvini ni Di Maio quieren ser vistos como los culpables de hacer caer al Gobierno. La experiencia política de Italia, que ha tenido alrededor de 70 gobiernos desde la II Guerra Mundial, demuestra que el electorado suele castigar al partido que sacrifica la estabilidad políticas en aras de sus intereses.
Lo cierto es que las elecciones europeas del 26 de mayo se han convertido en una dura batalla entre los socios de Gobierno. Mientras que la Liga encabeza los sondeos con un 31% de votos, el M5E cae hasta el 23% y lucha por no ser superado como segunda fuerza por el socialdemócrata Parido Democrático, que le sigue los talones con el 22% tras la elección de su nuevo líder.
Las tensiones entre los partidos que sostienen el Gobierno italiano han elevado los costes de la deuda nacional a niveles alarmantes, ya que la brecha entre el interés de los bonos y el alemán alcanzó ayer su máxima cota en los últimos dos meses. Esta diferencia se redujo parcialmente después del despido de Siri y las promesas de las dos partes de trabajar juntas para solventar sus problemas. Di Maio manifestó que se sentía «muy orgulloso» de la decisión de Conte de desprenderse del viceministro liguista e insistió en que la coalición permanecerá en el poder durante toda la legislatura a pesar de la lucha interna que ya nadie trata de ocultar. «No es una victoria para el Movimiento 5 Estrellas, sino para todos los italianos», dijo a los periodistas, y agregó que la corrupción es una «emergencia nacional» que tiene que abordarse de frente.
Conte, un ex académico que permanece muy próximo al Movimiento 5 Estrellas, dijo que la reunión del Consejo de Ministros había sido «abierta y leal». No hubo comentarios inmediatos de Siri, que sigue siendo miembro del Senado después de perder su papel en el Gobierno, y que lleva tres semanas defendiendo su inocencia. Incluso ofreció a Conte ser cesado si en dos semanas el tribunal que le investiga no retiraba su acusación.
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