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Hertzog se afianza como alternativa a Bibi Netanyahu

Hertzog y Netanyahu en un cartel electoral en Tel Aviv
Hertzog y Netanyahu en un cartel electoral en Tel Avivlarazon

El líder laborista encabeza los sondeos por un estrecho margen de votos,

Exactamente 26 partidos se disputan la confianza de la sociedad israelí en las elecciones del próximo 17 de marzo, en las que se elegirá un nuevo Parlamento (Kneset), uno de cuyos diputados, por ley, recibirá del jefe del Estado la misión de formar el nuevo Gobierno y encabezarlo como primer ministro. En nada sorprende que los dos preferidos, según todas las encuestas, sean el actual primer ministro, Benjamin Netanyahu, del partido Likud, y el jefe de la oposición, Itzjak Hertzog, del Partido Laborista, que, junto a la ex ministra de Exteriores Tzipi Livni, encabeza el bloque «La Unión Sionista».

Los últimos sondeos otorgan una ligera ventaja a Hertzog sobre Netanyahu, pero ambos saben que con ésto no termina el juego electoral. Debido al complejo sistema parlamentario israelí y a la fragmentación del voto en una gran diversidad de partidos, resulta ineludible formar una coalición. Lo determinante será, pues, qué bloque consiga mayoría y quién de los dos candidatos preferidos logre aliarse con otros partidos minoritarios de modo que logren asegurarse una mayoría parlamentaria.

«Nosotros o ellos», parece ser el lema central de las elecciones, en una contienda incruenta pero áspera en la que cada parte presenta a la otra como una catástrofe nacional. «Es Bibi o la izquierda», dice el eslogan central del Likud, presentando a Hertzog y sus posibles aliados como una garantía de falta de seguridad y del deterioro de la situación de Israel. «Nosotros o Netanyahu», responden del otro lado, alertando de que sería un craso error continuar con el estancamiento actual del proceso de paz y la gestión económica, que consideran que debe ser corregida con urgencia. El primer ministro israelí centra su campaña en lo que presenta como una posición firme ante el terrorismo y una lucha abierta para impedir que Irán se convierta en una potencia nuclear. Sus adversarios de «La Unión Sionista» sostienen por un lado que, contrariamente a lo que alega, el Gobierno de Netanyahu no ha fortalecido sino que ha erosionado la seguridad nacional, pero además, le acusan de eludir respuestas concretas sobre los problemas socioeconómicos que azotan a los israelíes. «La bomba de Irán es importante», recalcan en la oposición, «pero el Gobierno debe responder a la crisis en la vivienda, la gran carestía de la vida y las crecientes diferencias sociales», añaden. El ambiente general en las últimas semanas no parece haber estado demasiado agitado por la cercanía de las elecciones. Los medios de comunicación se han volcado en debates televisivos y en la propaganda de cada partido, enmarcada en los parámetros determinados por la Comisión Electoral Central. Mientras, en la calle el comentario generalizado es que «todo parece demasiado tranquilo».

Sea como sea, claro está que la atención debe prestarse, al analizar los juegos políticos, no sólo en Netanyahu y Hertzog, sino también en el ex ministro de Finanzas Yair Lapid, jefe del partido «Yesh Atid», y en Naftali Bennett de «El Hogar Judío», que serían socios clave en una futura coalición, según quién la forme.

En estas elecciones, independientemente de sus resultados, ya hay dos elementos históricos. Por primera vez participa en la contienda un partido de mujeres ultraortodoxas, «Bizjutan», y también por primera vez todos los partidos árabes se han unido y se postulan en el marco de «La Lista Unificada». Las formaciones árabes han anticipado su voto para el candidato laborista para impedir un tercer mandato de Netanyahu. Para los árabes su principal objetivo es paralizar la ley que define a Israel como Estado judío.