Venezuela

Julio Borges: «Maduro intentará movilizar a sus bases pero ya no tiene poder»

Julio Borges / Fundador de Primero Justicia. Forma parte del núcleo duro de la coalición opositora MUD. Pide a los chavistas moderados que acepten el diálogo tras el 6-D y al Ejército que se mantenga al lado de los venezolanos para sacar al país del abismo. Cree que Maduro es un líder más peligroso porque no tiene escrúpulos.

Julio Borges
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Abogado de profesión, Julio Borges fundó Primero Justicia como asociación civil en 1992, el año que culminó sus estudios. Ocho años más tarde se conformaría como partido político. En su sede no paran de abrirse y cerrarse puertas. La formación se ha convertido en el núcleo duro de la plataforma opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD). Uno de los miembros conversa por teléfono y celebra a carcajadas el éxito del cierre de campaña de la oposición. Se respira un aire a victoria, pero también nerviosismo. Borges sabe lo complicado de enfrentarse al chavismo. El 30 de abril de 2013, dos meses después de la muerte de Hugo Chávez, el abogado fue golpeado en la Asamblea Nacional durante una pelea, de la que salió con el ojo morado.

–¿Cuál ha sido el mayor obstáculo que enfrentó la oposición en esta campaña?

–Obstáculos, miles. Es por algo muy concreto: nosotros tenemos que competir contra todo el Estado venezolano: ministerios, la estatal petrolera, las Fuerzas Armadas y el propio poder electoral. Pero quiero mencionar una que puede parecer infantil, pero que demuestra la calidad del Gobierno. Creó una tarjeta [candidatura] electoral igual a la nuestra, con el mismo nombre, los mismos colores y la colocó justo al lado de la nuestra, pero con candidatos oficialistas. Además hizo una campaña millonaria para confundir a nuestros votantes. Ha colgado carteles con nuestros candidatos sujetando esa tarjeta. Y el Consejo Nacional Electoral lo autorizó. El ventajismo llega a ese nivel pequeño hasta el más grande, que es la represión, la violencia, el uso de armas, el miedo, el uso del poder judicial, las televisiones, meterles miedo a los funcionarios. Les han obligado a tomarse una foto con su voto y llevarla el lunes al trabajo. Es decir, el Gobierno está absolutamente desesperado y utilizando todos los recursos posibles para ver si puede remontar la derrota que tiene encima.

–¿Ese ventajismo ha sido mayor en estas elecciones?

–Venezuela vive un proceso acelerado de desinstitucionalización y ya estamos en el nivel de la ley de la selva. Aquí es la ley del más fuerte. El Gobierno, al tiempo que está más derrotado, más dividido, con menos popularidad y con el petróleo bajo, resulta más peligroso y sin límites. Por eso no me cabe duda que éstas elecciones han sido las más sucias, las más desventajosas y las más abusivas. Y esto todavía no ha terminado. Ellos van hasta el final con total desespero para tratar de sobrevivir.

–«Hasta el final» ¿Significa que Maduro cumplirá sus amenazas y sacará a sus bases a la calle?

–No tiene fuerzas. Nicolás Maduro lo que ha tratado desesperadamente con esa bravuconada es agrupar a sus bases, pero el presidente no tiene capacidad de convocatoria. Confío que las Fuerzas Armadas tampoco le van a dar ningún tipo de espacio para eso. De manera que cuando el Gobierno pierda, no va a quedar otra opción que aceptar la derrota y que el juego colectivo cambió. Hasta ahora este sistema sigue vivo simplemente gracias a la figura de Hugo Chávez. Es la primera vez que el chavismo se enfrenta a unas elecciones ellos solos. Y esta crisis por supuesto les va a dar la derrota.

–Usted se enfrentó personalmente a Chávez. ¿Considera más difícil esa lucha contra Chávez que contra Maduro?

–Son dos luchas distintas. Una cosa era enfrentarse al ventajismo y abuso de poder de Chávez, más su popularidad, que es una realidad, y, sobre todo, con el petróleo alto. Otra cosa es enfrentarse con estos personajes que no tienen límites, no tienen escrúpulos y por lo tanto son mucho más peligrosos de enfrentarse que el propio Chávez. Es decir, una era una lucha contra el petróleo y la popularidad y la otra es una lucha contra la quiebra y la falta de escrúpulos.

–Con esta crisis económica, ¿qué va a suceder el lunes?

–Nosotros amanecemos el lunes con una crisis económica absolutamente protagonista en el país, que no puede esperar más. En Venezuela la gente se muere por qué no hay medicinas, gastan todo el día en buscar alimentos y esto se está agravando. Es culpa del Gobierno, que no termina de tomar las medidas necesarias. La oposición quiere plantear el mismo lunes un plan de emergencia, un plan de rescate que permita volver a una Venezuela que produzca medicinas, alimentos, que haya reglas del juego claras, confianza. El Gobierno lo que hace siempre es pelear con los empresarios, con los trabajadores, destruir la producción nacional y eso es lo que ha provocado la crisis. Hoy el Gobierno tiene la pelota en su tejado para facilitar los cambios que quiere Venezuela o seguir siendo un tapón.

–¿Cómo se va a gobernar Venezuela si la oposición gana las elecciones, con la Asamblea del lado opositor y el Gobierno chavista del otro?

–La democracia tiene dos caras: el triunfo de la mayoría, pero también la aceptación de la derrota. Desde la MUD, lo primero que esperamos es que el Gobierno reconozca que está en minoría y que permita que todos los cambios por los cuáles el país está votando se materialicen. El gran dilema del Gobierno el lunes es si va a ser parte del problema o parte de la solución del país. Nuestro compromiso en vista de la dura crisis económica es plantearle al Gobierno una agenda muy seria en materia social y financiera para poder salir de la crisis. Y el Gobierno tiene que ser el primero que abra la posibilidad de esos cambios.

–Su compañera en la oposición, María Corina Machado, contó esta semana a LA RAZÓN que para garantizar una transición democrática, Maduro debería apartarse a un lado. ¿Comparte esa visión?

–Nosotros no podemos negar la realidad. El hecho de que vamos a ganar las elecciones, que el país vive una crisis económica enorme y que tenemos que ir llevando con mucho pulso la situación. Esa es nuestra responsabilidad y nosotros todavía tenemos que discutir cuáles son los pasos que vamos a dar sobre esas grandes decisiones.

–¿Cómo se coordinará la oposición con el chavismo?

–Ese es nuestro gran reto. Lograr que toda la gente que vote por nosotros, y mucha viene del oficialismo descontento, al final no estén votando en contra del Gobierno, sino a favor de un programa, de una solución, de un nuevo modelo económico y político. Ese es el gran desafío final.

–Sobre la vigilancia internacional del proceso electoral, ¿cómo valora que no se haya permitido una observación internacional?

–Estamos agarrándonos a lo que hay. Simplemente pensando que eso puede ser nuestro salvavidas, pero podríamos haber tenido algunas figuras de mayor peso. En ese sentido, lamento la ausencia de Brasil, un árbitro importante, que se negó a venir para hacer de mero acompañante porque ellos querían tener una función de observadores. Ese gesto de negar la observación internacional también pone de manifiesto otra derrota del chavismo: el aislamiento hacia el exterior. Antes las disputas eran con EE UU o España, pero ahora también son con los países latinoamericanos. Estas elecciones también tienen una relevancia para la comunidad internacional, porque pueden suponer un cambio en el tablero de juego.