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Juncker condiciona la prórroga a sacar primero el acuerdo del Brexit

Para el presidente de la Comisión, el Brexit salvaje es el escenario más probable tras el bloqueo británico.

Jean Claude Juncker
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Para el presidente de la Comisión, el Brexit salvaje es el escenario más probable tras el bloqueo británico.

Los Veintisiete intentan que, en la medida de lo posible, el huracán de Westminster no les aparte del camino trazado. El presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, condicionó ayer cualquier prórroga del Brexit hasta el 22 de mayo a que el Parlamento británico apruebe el acuerdo de salida pactado con los Veintisiete en noviembre antes del próximo 12 de abril. Para Juncker, «es la última fecha posible y si Reino Unido no se pronuncia para entonces, ninguna prórroga será posible». Un movimiento que urge a la «premier» Theresa May a llegar a la cumbre extraordinaria del próximo miércoles en Bruselas con un acuerdo sólido con el líder de la oposición, el laborista Jeremy Corbyn, y no una nueva patada hacía adelante.

En la maratoniana cumbre de los pasados 21 y 22 de marzo, los líderes europeos supeditaron cualquier extensión hasta el 22 de mayo –al filo de las elecciones europeas– a un «sí» definitivo por parte de Wetsminster antes del día 29 de marzo, fecha inicialmente prevista para la salida de Reino Unido de la UE. Ante el nuevo descalabro de Theresa May, que no consiguió una votación satisfactoria, los Veintisiete le conceden a la primera ministro un ligero balón de oxígeno, pero le hacen notar que no habrá más retrasos y que cualquier estrategia que intente argucias dilatorias no tendrá éxito. «La falta de acuerdo a medianoche del 12 de abril es ahora un escenario muy probable. No es el resultado que quiero. Pero es un resultado para el que me he asegurado de que la UE esté lista», previno Juncker.

Con este esquema, la primera ministra británica tiene dos opciones: conseguir un «sí» a su acuerdo a la cuarta votación o una nueva base negociadora consensuada con los laboristas que acepte la unión aduanera como relación futura. A cambio de esto último, los Veintisiete están dispuestos a introducir retoques en la declaración política sobre el estatus futuro y algo de manga ancha. En realidad, las dos opciones son complementarias porque aceptar la unión aduanera también incluye dar carpetazo al nudo gordiano del acuerdo: evitar una frontera dura en el Ulster entre las dos Irlandas. Todo pasa por la luz verde al acuerdo de 585 páginas, aunque en Westminster parece que nadie llegue a creérselo del todo. Bruselas ha urgido una y otra vez a que conservadores y laboristas se sienten a negociar. A diez días de un Brexit sin anestesia, esto ha pasado por primera vez, pero quizás ya sea demasiado tarde para evitar el abismo.