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Kenia vota bajo el fantasma de la violencia

Cinco años después de los disturbios que costaron la vida a 1.300 personas, los kenianos vuelven a las urnas. Los ataques de grupos armados, que han causado 17 muertos, no han empañado la alta participación en la jornada electoral

Un masai espera para votar en el pueblo de Magadi, ayer
Un masai espera para votar en el pueblo de Magadi, ayerlarazon

Cinco años después de los disturbios que costaron la vida a 1.300 personas, los kenianos vuelven a las urnas. Los ataques de grupos armados, que han causado 17 muertos, no han empañado la alta participación en la jornada electoral

Kenia celebró ayer elecciones presidenciales por primera vez desde la oleada de violencia postelectoral en 2007, en la que murieron unas 1.300 personas y 600.000 se convirtieron en desplazadas internas. Ayer, los kenianos demostraron sus ganas de paz y democracia con una alta participación y con filas kilométricas con esperas de más de seis horas para votar. Aunque los colegios electorales debían cerrar a las 17:00 fueron muchos los centros que retrasaron su horario de cierre. Unos 14,3 millones de kenianos estaban llamados a las urnas ayer. Se presentaban ocho candidatos (sólo una mujer), aunque realmente la presidencia se disputa entre dos rivales. Al cierre de esta edición, el viceprimer ministro, Uhuru Kenyatta, de Alianza Nacional (TNA), iba en cabeza con un 55,65% de los votos, mientras que el actual primer ministro, Raila Odinga, candidato del Movimiento Democrático Naranja (ODM), contaba con un 39,98% de los apoyos, según informa «The Daily Nation». Si ninguno de los dos consigue más del 50% de los votos y al menos tener un 25% de sufragios en la mitad de los condados en los que se divide Kenia, se procederá a una segunda vuelta el 11 de abril.

Odinga, de 68 años –que cuenta con el beneplácito del actual presidente, Mwai Kibaki–, señaló tras votar que «Kenia tiene una cita con el destino. La decisión de los kenianos marcará el rumbo de ese destino». El primer ministro se mostró optimista al reconocer que tiene «mucha confianza en que vamos a ganar tan claramente que no tendremos que ir a una segunda ronda». Pero lo cierto es que es la tercera vez que se presenta a unas presidenciales y ésta podría ser su última oportunidad. Por su parte, Uhuru (Libertad) Kenyatta, el hijo del primer presidente de Kenia y el hombre más rico del país, también se mostró como vencedor y recordó que «la paz y la unidad son lo más importante». «Animo a que los kenianos sean pacíficos y esperen y acepten los resultados», sentenció tras votar en la capital. Pese a las llamadas a la calma, Eunice Auma, de 32 años, explicó a Reuters que, «si nuestro candidato, Odinga, falla en alcanzar la victoria, me temo que la violencia aflorará».

Durante la madrugada, se registraron 17 muertos en la región costera del país. Según las autoridades, al menos uno de los ataques fue cometido por el Congreso Republicano de Mombasa (MRC), algo que el MRC ha negado. Fuentes policiales informaron de la muerte de nueve agentes de seguridad, dos civiles y seis atacantes. Al margen de estos hechos, a algunos analistas les preocupa una posible violencia intertribal. «Hay una larga tradición y una fuerte identidad étnica en Kenia», explica a LA RAZÓN David Pottie, director adjunto del Programa para la Democracia del Centro Carter. El hecho de que se haya prestado atención en las alianzas políticas a las etnias eleva la preocupación, pues habrá quien vote por su lealtad tribal y no por ideología. Aunque Pottie remarca que «aun viendo cómo se han elegido los candidatos a sus vicepresidentes, no se puede saber el resultado de antemano atendiendo sólo a la tribu». Odinga es apoyado por la etnia de los luo mientras que Kenyatta es de la tribu mayoritaria, los kikuyu. Para aumentar la tensión, tanto Kenyatta como su «número dos», el ex ministro William Ruto, están imputados por la Corte Penal Internacional. El mes que viene deberán asistir a un juicio en La Haya por incitar a la violencia étnica tras los comicios de 2007.

«Llevo aquí desde las 8:20 de la mañana y ahora es la 1:45», contó Fiona Mukuriah a Al Yazira. «Lo que hace que la gente esté calmada es la sensibilidad que se ha difundido en los medios de comunicación, que debemos mantener la paz. 2007 está demasiado fresco y nadie quiere que se repita». Lo cierto es que los medios kenianos han tenido una importante contribución a la paz, mostrando responsabilidad y transparencia. Las autoridades, además, aprobaron leyes que prohibieran a la Prensa reproducir discursos con odio racial. Sin embargo, los comentarios amenazantes saltaron a las redes sociales. La plataforma Uchaguzi ha rastreado blogs, Facebook y Twitter para buscar señales de peligro. «Nuestro objetivo es ayudar a Kenia a que sus elecciones sean libres, justas, pacíficas y creíbles». Uchaguzi ha registrado llamamientos categóricos para matar, expulsar por la fuerza y robar. Ayer pidieron la colaboración ciudadana. En su web se podían observar los lugares en los que se había amenazado a los votantes o se había acudido a votar armado.

La industria del turismo tiene la esperanza de que no se repita la brutal oleada de violencia, con las consecuencias que tiene para la economía keniana. El turismo es la tercera contribución más importante al PIB de Kenia y espera no contraerse sino seguir creciendo. Fuentes consultadas reconocen que el mes pasado bajaron las contrataciones, pero que en junio, el pico del turismo, esperan las mismas que en los últimos años.