Política

Guerra en Ucrania

Kiev advierte a Rusia de que no cederá Crimea

El Gobierno alega que no existen motivos para la intervención, mientras crece el miedo a la guerra entre los ucranianos

KIUn soldado armado sin identificar, presuntamente ruso, bloquea la entrada a la base naval ucraniana de Novoozerniy, cerca de Feodosia, a las afueras de Simferópol
KIUn soldado armado sin identificar, presuntamente ruso, bloquea la entrada a la base naval ucraniana de Novoozerniy, cerca de Feodosia, a las afueras de Simferópollarazon

El Gobierno alega que no existen motivos para la intervención, mientras crece el miedo a la guerra entre los ucranianos

La capital ucraniana está viviendo los meses más tensos que se recuerdan desde la caída del telón de acero y la disolución de la Unión Soviética en 1991. La presencia de las Fuerzas Armadas de Rusia en la península de Crimea provocan el estupor, el nerviosismo y la inquietud entre los kievitas. El frágil Gobierno de Ucrania se resite a perder la estratégica península del Mar Negro pero es consciente de su inferioridad militar respecto a Moscú. Las nuevas autoridades ucranianas cuentan con el respaldo de las potencias occidentales para poder hacer frente a la violación de su integridad territorial y de las leyes internacionales.

En este sentido, el primer ministro ucraniano, Arseni Yatseniuk, advirtió ayer que «Crimea no se entregará a nadie» y negó cualquier motivo para la invasión. «No ha habido, no hay, ni habrá motivos para el uso de la fuerza contra los ucranianos ni para el despliegue de un contingente militar ruso», afirmó Yatseniuk, que asumió la jefatura del Gobierno la semana pasada, tras la caída del régimen de Víktor Yanukóvich. Desde la Rada Suprema (Parlamento) acordó formar un grupo encargado de negociar con Moscú un arreglo pacífico, ante el avance de las tropas rusas que desde el fin de semana tenían rodeadas todas las unidades militares ucranianas. En Kiev, los manifestantes proeuropeos han convertido la plaza Maidán en un inmenso memorial donde a pesar de los días ya pasados desde que se produjeron las últimas víctimas mortales, gente llegada de todas partes de Ucrania continua con su homenaje depositando flores (obligatoriamente rojas, el color de la sangre derramada) en los lugares dónde cayeron los manifestantes víctimas de los disparos de los antidisturbios del Berkut.

Si el miedo y la angustia eran motivados hasta el 22 de febrero por la violencia en las calles de Kiev y la situación política del país, ahora, pocos días después de la ocupación militar rusa de la península de Crimea, este es el tema del que la gente habla en la plaza de Maidan, no solo los activistas acampados, sino también los voluntarios y los visitantes. Si antes los gritos eran contra el Gobierno del depuesto presidente Yanukovich y sus ministros, ahora se clama por la unidad, soberanía y la integridad territorial del país, y se critica sin tapujos al presidente ruso, Vladimir Putin. Pancartas con dibujos, caricaturas, fotomontajes y mensajes en ruso,ucraniano e inglés comparando a Putin con Hitler (el juego de palabras «Putler» aparece en los carteles) y al Ejército ruso con el Ejército nazi comienzan a acompañar en las paredes los retratos de los cáidos en febrero.

No hay pancartas contra Rusia, Putin es el objetivo mayoritario de las críticas de Maidan, donde muchos le consideran un imperialista nostálgico de la grandeza de la Unión Soviética, y otros piensan que ha aprovechado el momento en que Ucrania peor se encontraba para llevar a cabo un plan que comparan con la invasión rusa de Georgia en 2008 para hacerse con el control de Abjasia y Osetia del sur, regiones de mayoría étnica rusa, como Crimea. También comenzó ayer la guerra de la propaganda. En las redes sociales, las pancartas que se pueden ver en la plaza Maidan se multiplican, dónde también han comenzado los llamamientos al boicot a las empresas rusas, entre ellas la famosa red social rusa Vkontakte (equivalente a Facebook pero mucho más famosa y popular en todas las ex repúblicas soviéticas), MTS la principal operadora de telefonía móvil, algunos bancos y «Ruski Standart» una conocida marca de vodka ruso. Las páginas oficiales en la red social Facebook de Euromaidan y su versión en inglés son un auténtico hervidero de imágenes y noticias, reseñando especialmente las concentraciones pacíficas de protesta contra la invasión que se suceden frente a las embajadas de Rusia en todo el mundo. A la capital ucraniana viajó ayer el ministro de Asuntos Exteriores británico, William Hague, quien advirtió a Moscú de que «habrá otras consecuencias y otro precio para Rusia», además de las presiones económicas y diplomáticas actuales, si no repliega sus tropas en Crimea. «El mundo no puede quedarse impasible ante la situación en Crimea y decir que todo está bien. El líder ruso (Vladímir Putin) debe ser consciente de lo que está pasando», dijo, tras reunirse en Kiev con el presidente interino de Ucrania, Alexandr Turchínov. A Hague le seguirá mañana en Kiev el secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, y esta semana viajará igualmente a la capital ucraniana la alta representante de la Unión Europea de Política Exterior, Catherine Ashton.

William Hague

Ucrania es la mayor crisis de Europa en el SXXI

El ministro de Asuntos Exteriores británico, Willian Hague, calificó lo acontecido en Ucrania como «la mayor crisis que vive Europa en el siglo XXI» y responsabilizó al presidente ruso Vladimir Putin de generar «una situación muy tensa y peligrosa». Reino Unido anunció también una ayuda de 12 millones de euros para aliviar la asfixia de las arcas públicas de Ucrania tras el derrocamiento de Viktor Yanukovich.