Reino Unido

El «sí» del Parlamento al Brexit refuerza a May y hunde a Corbyn

En medio de otra revuelta laborista, los diputados respaldan el texto sin garantizar los derechos de los europeos que viven en Reino Unido

La primera ministra británica, Theresa May, sale del 10 de Downing Street en Londres (Reino Unido) hoy, 8 de febrero de 2017
La primera ministra británica, Theresa May, sale del 10 de Downing Street en Londres (Reino Unido) hoy, 8 de febrero de 2017larazon

En medio de otra revuelta laborista, los diputados respaldan el texto sin garantizar los derechos de los europeos que viven en Reino Unido

El Gobierno de Theresa May salió ayer victorioso de la votación celebrada en la Cámara de los Comunes. Y por partida doble: su proyecto de ley para activar el Brexit no sólo consiguió un respaldo mayoritario –obtuvo 494 votos a favor y 122 en contra–, sino que además no tuvo que cambiar ni una coma, ya que todas las enmiendas fueron rechazadas. La oposición había puesto sobre la mesa 142 páginas con propuestas para tratar de matizar la postura del Ejecutivo, favorable al «Brexit duro», que implique la salida del mercado único. Sin embargo, una tras otra fueron tumbadas por la mayoría conservadora, entre ellas, la que pedía garantizar los derechos de los europeos que viven ahora en Reino Unido.

La enmienda, presentada por Harriet Harman, peso pesado del Partido Laborista y responsable del Comité de Derechos Humanos, fue rechazada por 332 votos en contra frente a 290 a favor. La votación del proyecto de ley, que ahora pasará a la Cámara de los Lores, supuso el enésimo varapalo para el líder laborista, Jeremy Corbyn, cuyo liderazgo vuelve a estar en entredicho después de que otro miembro de su «gabinete en la sombra» presentara su dimisión.

A pesar de que el veterano político había ordenado a los suyos alinearse con el Gobierno y secundar el Brexit, 52 diputados rompieron la disciplina de voto bajo el argumento de que sus circunscripciones se decantaron por seguir en la UE en el referéndum del 23 de junio. Los votos de los rebeldes se sumaron a los del Partido Nacionalista Escocés –que amenaza con otro referéndum de independencia– y la mayoría de los liberal demócratas.

La «premier» ha reiterado en los últimos meses que entre sus prioridades está garantizar la situación de los 2,8 millones de europeos que viven en suelo británico, pero no quiere mover ficha hasta que se ofrezca primero una seguridad a los 890.000 británicos que viven en otros lugares del bloque, entre ellos 300.000 en España.

May ha evitado durante la tramitación de la ley una posible revuelta entre las filas conservadoras, al conceder que el Parlamento británico podrá pronunciarse sobre el futuro acuerdo con Bruselas antes de que el pacto se someta a la aprobación de la Eurocámara. Su objetivo es conseguir aprobar la norma lo antes posible para cumplir su promesa de invocar el artículo 50 del Tratado de Lisboa antes de que finalice el mes de marzo.

En este sentido, podría aprovechar la cumbre comunitaria prevista para el 9 y 10 del próximo mes. Aunque si los Lores introducen cualquier cambio, el texto deberá volver a la Cámara de los Comunes antes de recibir la rúbrica definitiva de la reina Isabel II.