Estado Islámico

La cúpula del EI prepara su venganza tras la batalla de Mosul

Expertos antiterroristas advierten de que la eventual pérdida de su capital iraquí desatará nuevos atentados. Bagdadi reorganiza los cuadros de mando ante la pérdida de territorioy las bajas sufridas en Irak y Siria.

La cúpula del EI prepara su venganza tras la batalla de Mosul
La cúpula del EI prepara su venganza tras la batalla de Mosullarazon

Expertos antiterroristas advierten de que la eventual pérdida de su capital iraquí desatará nuevos atentados. Bagdadi reorganiza los cuadros de mando ante la pérdida de territorioy las bajas sufridas en Irak y Siria.

El Estado Islámico (EI) o Daesh (en su nomenclatura árabe) va camino de adaptar su sueño de convertir el «gran califato» en una compleja organización terrorista de escala internacional. Los máximos cabecillas que no han huido ya, preparan la huida a algún país de África o Asia donde, al igual que Al Qaeda Central (AQC), fijarán una pequeña base desde la que dirigir sus distintas franquicias (estos días se ha conocido la adhesión al EI de un grupo que opera en Mali) y montar la venganza por la eventual «pérdida de Mosul».

Fuentes antiterroristas consultadas por LA RAZÓN dan por hecha la derrota sobre terreno del Daesh, pero alertan de que el espíritu que anima a esta organización, su fanatismo, va a perdurar. Los citados expertos advierten de que la banda yihadista, si llega a perder sus territorios de Siria e Irak, aumentará su peligrosidad porque tratará de atentar en todo el mundo. En la actualidad, los dirigentes que aún permanecen sobre el terreno se están concentrando en la ciudad siria de Raqa, que tras su conquista se convirtió en el principal centro operativo de la organización terrorista. Cuando, como ocurre en Mosul, sospechen que puede ser tomada por sus enemigos, se producirá la referida diáspora, para la que ya existe un destino elegido.

No les faltan motivos para huir por lo ocurrido a muchos jefes yihadistas desde 2014. El Estado Islámico siempre ha tratado de preservar el anonimato de sus cuadros directos para evitar que sean objetivo de ataques selectivos. Con la presión sobre Mosul, se están viendo obligados a cambiar su estrategia de actuación global y pasar de ser un «ejército» que conquistaba territorios y asentaba su poder en las nuevas «wilaayat» (provincias) a convertirse en una organización totalmente clandestina que tendrá como misión actuar contra los países que integran la coalición internacional.

Abu Bakr al Hussayni («descendiente de un nieto de Mahoma» en español) al Qurayshi («de la tribu de los coarichíes», a la que pertenecía el profeta) al Bagdadi se mantiene en la cúspide de la organización. Hace hincapié en el linaje religioso para subrayar su autoridad entre los terroristas. Al Bagdadi, asesorado por el Consejo de la Shura, cuenta con una serie de «mandos intermedios», según el vídeo que ha empezado a difundirse recientemente en páginas yihadistas y que da cuenta de los cambios en la estructura de la organización criminal.

La eliminación en combate o por ataques aéreos de algunos de ellos obliga a colocar sustitutos que, en la mayoría de los casos, no cuentan con tanta experiencia. Además de Mustafa Setmarian, Abu Musad Al Shuri, que tal y como adelantó LA RAZÓN forma parte del «aparato militar», existe otro individuo que tiene gran influencia en la organización criminal, ya que se ocupa del reclutamiento y de la logística. Se trata de Abu Muhammad al Shimali, cuyo nombre real es Tirad al Jarba y que procede, como tantos, de Al Qaeda. En sus «competencias» le ayuda Abdulah Ahmad Al Mashhadani, Abu Qasim, como responsable de la acogida a combatientes árabes y de proporcionar suicidas para atentados, tanto en Irak y Siria como en otros países.

La presidencia del Consejo Militar General, según las citadas fuentes, la ocuparía Bashar Ismael Al Jirjir, Abu Al Harlth, un individuo del que no se tienen muchas referencias. Como coordinador general de la organización y responsable de información figura Mohammad Hamid Ai Dleimi, Abu Hajer Al Asafi, mientras que Bachar Ahmad Al Hamadani, Abu Mohammad, es el jefe del departamento que se ocupa de los presos yihadistas y de sus familias, una sección que, tal y como publicó este periódico, ha sido potenciada en los últimos tiempos. Showkat Hazem Al Farhan, Abu Abdel Kader, figura al frente del «aparato administrativo»; Khayri Abed Al Tíyawi, Abu Kifah, de los explosivos; y Faris Riyad Al Nueimi, Abu Shaymaa, del de almacenamiento de armas. Al frente de los asuntos sociales, como salarios y ayudas, estaría Awf Al Afawi, Abu Saja; Ahmad Abdel Qader Al Jazaa, Abu Maysarah, de la organización en Bagdad; Adnan Latif Al Aswedawi, Abu Muhannad, en la región de Anbar; Naameh Al Jabouri, Abu Fatima, en Kirkuz; y Ahmad Mohasen Ai Jbeishi, Abu Fatima Al Jbeishi, en las «wilaayas» de Eúfrates central y sur de Bagdad. El organigrama confiere a Bagdadi la dirección espiritual y personal de los distintos estamentos del Estado Islámico, desde el militar al religioso, en definitiva, todo lo necesario «para la defensa de la patria» y el control de las 35 provincias, 19 de las cuales se encuentran en Siria e Irak y el resto en otros países. De él dependen, a través de expertos, una serie de comités delegados y oficinas que se encargan de distintas materias, como la administración de Justicia, la «protección del derecho», la religión, la seguridad y el interés público en general. El Estado Islámico concede también importancia a que en sus territorios desaparezcan las constumbres occidentales o, como ellos denominan, el «vicio» , y se fomente la «virtud» (con la actuación de la temida policía religiosa, la «hisbah»).

A la unidad para la seguridad pública se le encomienda eliminar a cualquiera que interfiera en los planes del EI. Otras piezas de la estructura son las que se ocupan del «tesoro» yihadista; la educación (con especial atención al currículum de los profesores y a los programas); la salud; los recursos; la agricultura; los servicios; y la administración de las «wilayat», en las que se debe establecer una buena relación, hasta la empatía, con los jefes tribales de la zona correspondiente. Uno de los asuntos al que, según el citado vídeo, los yihadistas dan gran importancia dentro del departamento de seguridad interna del Estado Islámico es al grupo encargado de la «guerra contra la infiltración y las redes de espionaje», tal y como adelantó LA RAZÓN. Los terroristas, desorientados por la acción de la «ciberguerra», andan casi siempre confundidos sobre quién o quiénes facilitan los datos a los agentes de la coalición internacional. Solución, ejecutar a sospechosos para mantener el miedo entre la población.

Especial importancia se da al departamento de medios, que controla las publicaciones «Dabiq» (en inglés), «Dar el Islam» (en francés), «Konstantinniye» (en turco) e «Istok» (en ruso), así como la nueva «Rumiyah» (Roma en árabe), que se edita en varios idiomas. Existen responsables para que las traducciones respondan al mensaje que quiere difundir el Daesh.