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Pena de 24 años para la ex presidenta de Corea del Sur

La hija del ex dictador surcoreano conspiró con la «rasputina» Choi para obtener beneficios de grandes empresas

Fotografía de archivo tomada el 21 de marzo de 2017 que muestra a la expresidenta surcoreana Park Geun-hye a su llegada a la oficina del fiscal en Seúl (Corea del Sur) para asistir a un interrogatorio
Fotografía de archivo tomada el 21 de marzo de 2017 que muestra a la expresidenta surcoreana Park Geun-hye a su llegada a la oficina del fiscal en Seúl (Corea del Sur) para asistir a un interrogatoriolarazon

La hija del ex dictador surcoreano conspiró con la «rasputina» Choi para obtener beneficios de grandes empresas.

Como si de otro tipo de evento se tratara, la televisión surcoreana retransmitió ayer en directo parte del juicio que ha condenado a la ex presidenta del país Park Geun Hye a 24 años de cárcel y a pagar una multa de 14 millones de euros por varios delitos de corrupción, trato de favor, coacción y abuso de poder. Durante casi dos horas, numerosos ciudadanos, que ya en octubre de 2016 salieron a las calles para protestar por los desmanes de su líder, permanecieron atentos a sus pantallas para escuchar la lectura de una sentencia que ha declarado culpable de dieciséis cargos a la ex mandataria. «Esta sentencia representa el severo juicio del tribunal sobre el uso de la posición presidencial para socavar el orden constitucional, perjudicar el Estado de derecho y obtener beneficios personales de los conglomerados empesariales», afirmó el Partido Demócrata, que gobierna el país, tras conocerse la decisión del Tribunal del Distrito Central de Seúl.

La hija del ex dictador Park Chung Hee, que fue elegida jefa de Estado en 2013, había sido acusada de conspirar con su consejera Choi Soon Il para hacerse con decenas de millones de dólares al extorsionar a grandes empresas a cambio de jugosas comisiones, entre otros cargos. Destituida por el propio partido conservador al conocerse el escándalo en 2016, esta política de 66 años que fue arrestada al poco de abandonar el Parlamento tras una moción de censura, no se presentó a juicio y negó todos los cargos arguyendo que su acusación era una «venganza política». Ahora, se espera que apele en el plazo de una semana a una sentencia que sus seguidores –concentrados a las puertas del tribunal como señal de protesta– consideraron injusta y motivada por otras razones políticas. «A pesar de todos estos delitos, la acusada volvió a negar todos los cargos contra ella, no mostró ningún arrepentimiento y presentó una actitud incomprensible al echar la culpa a Choi y otros funcionarios. «No puedo más que declarar a la acusada responsable de sus delitos», explicó el juez Kim Se Yoon, el mismo que en febrero de este año condenó a Choi a 20 años de cárcel por su implicación.

Entre los casos que han levantado más ampollas se encuentran el de haber obligado a 18 grandes compañías a donar unos 54 millones de euros a dos fundaciones controladas por Choi, el de que Choi –que no ostentaba ningún cargo público pero ejercía un fuerte control sobre la presidenta– editara los discursos de Park entrometiéndose así en los asuntos estatales, o el de que ambas mujeres elaboraran una lista de artistas a los que no permitieron acceder a ayudas ni subvenciones por su definición política.

Pese a que Corea del Sur es un país acostumbrado a políticos corruptos, el interés en este caso ha sido proporcional a la manera en la que salió a la luz. Todo comenzó cuando, en octubre de 2016, el contenido de una tableta rebeló el grado de relación entre Park y Choi y el tipo de información que se habían intercambiado. A partir de ahí, arrancó un culebrón que ha destapado casos como el del vicepresidente del emporio Samsung, Lee Jae yong, o el de la propia hija de Choi, que se habría beneficiado de su posición para matricularla en una exclusiva universidad femenina. Mientras, Park observaba desde el centro de detención cerca de Seúl donde permanece desde su arresto en marzo de 2017.