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La Justicia abre un proceso a Varufakis por «alta traición»

El ex ministro preparaba un sistema bancario paralelo con el beneplácito de Tsipras antes de ganar las elecciones. Niega que fuera la transición al dracma.

El ex titular griego de Finanzas se encuentra contra las cuerdas ante las nuevas grabaciones filtradas larazon

El ex ministro preparaba un sistema bancario paralelo con el beneplácito de Tsipras antes de ganar las elecciones. Niega que fuera la transición al dracma.

El autodenominado «marxista errático», Yanis Varufakis, vuelve a interponerse en el camino del primer ministro, Alexis Tsipras, esta vez con la revelación de «planes ocultos» para crear un sistema bancario paralelo. A ello se suma una demanda por su «actuación en las negociaciones» que ayer transfirió la Fiscalía del Supremo al Parlamento heleno y que podría constituir un delito de «alta traición».

El proyecto de Varufakis, destapado por el diario «Kathimerini», consistía en apropiarse de los números de identificación fiscal de los contribuyentes y empresas mediante el pirateo de la Secretaría General de Ingresos, y crear así un sistema paralelo de cuentas de pago que permitiría efectuar transacciones digitales. Es decir, los ciudadanos podrían haber seguido realizando transacciones pese a la imposición del control de capitales. Una revelación que el propio Varufakis ha defendido como simplemente un «plan de contingencia» para asegurar la liquidez del sistema bancario en caso de cortarse la asistencia del BCE, pero ha negado que tuviese como objetivo preparar la vuelta al dracma. El ya conocido en la prensa helena como «Varufakisgate» salió a la luz con la publicación de la grabación de una teleconferencia organizada el 16 de julio por el «think tank» Omfif, un grupo de inversores de riesgo londinenses. Ante la acusación de uno de los interlocutores por no haber preparado una alternativa durante las negociaciones, Varufakis comenzó a lanzar una retahíla de confesiones. Entre otras, que Tsipras le dio «luz verde para elaborar el plan B» antes de llegar al poder en enero. Entonces, Varufakis reunió a un grupo de cinco personas, entre los que figura el economista estadounidense James Galbraith y un amigo de la infancia, informático, que se encargaría de hackear las cuentas. El objetivo: «Crear, secretamente, reservas de cuentas asociadas a cada número fiscal, tan sólo para tener un sistema en funcionamiento sin ataduras».

La Secretaría General de Ingresos negó ayer categóricamente todas esas informaciones –confirmadas por el mismo Varufakis– y señaló que no hubo ningún tipo de intervención en el programa informático. El escándalo, sin embargo, ha puesto de nuevo patas arriba la escena política helena. La oposición pidió explicaciones al primer ministro y estudia medidas para encajonar al economista izquierdista.

La presentación de una demanda contra el ex ministro y ahora diputado de Syriza no tendría ningún efecto, pues se necesita mayoría parlamentaria para que sea aprobada. Por eso, los conservadores de Nueva Democracia solicitarán, según la prensa local, la investigación de los planes de Varufakis a través de la Comisión de Transparencia, además de pedir su comparecencia. El otro proceso ya en marcha en su contra es por un delito de «alta traición». Los demandantes –un abogado y un alcalde de una pequeña ciudad costera, líder de un partido sin representación parlamentaria– acusan al ex titular de Finanzas de violar con su actuación durante las negociaciones el mandato popular tras las elecciones, que era lograr un acuerdo para sacar al país de la recesión. La demanda se interpuso antes de la publicación de las últimas revelaciones sobre el supuesto «plan B». La Cámara evaluará en la sesión de mañana si Varufakis actuó dentro de los límites de su cargo o si hay motivos para abrir una investigación y, por tanto, levantar su inmunidad parlamentaria.

El Gobierno heleno no se ha pronunciado sobre ninguno de ambos casos. A tenor de la inacción del Ejecutivo, la Prensa indica que no habrá repercusiones políticas, pues Syriza continuará respaldando a Varufakis. Los escándalos abren un nuevo frente para Tsipras y torpedean la confianza de los acreedores y la oposición.

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