Política

Cumbre Iberoamericana

La migración marca la Cumbre Iberoamericana

Felipe VI pone la Constitución española como ejemplo para la reconciliación regional

Cumbre de Jefes de Estado. Felipe VI saluda al presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, y al brasileño, Michel Temer, en presencia de Pedro Sánchez, ayer en Guatemala / Ap
Cumbre de Jefes de Estado. Felipe VI saluda al presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, y al brasileño, Michel Temer, en presencia de Pedro Sánchez, ayer en Guatemala / Aplarazon

Felipe VI pone la Constitución española como ejemplo para la reconciliación regional.

Corrupción e inmigración son algunos de los temas que preocupan y afligen a un continente todavía con las venas abiertas, donde España quiere seguir jugando un papel protagonista, sobre todo cuando EE UU parece haber soltado la mano a sus vecinos del sur, levantando murallas de cemento y espina para protegerse de la trastienda. En tiempos de proteccionismo es importante que volvamos a tender puentes y en ocasiones, servir como «faro de guía».

Así lo hicieron el Rey Felipe VI y el presidente Pedro Sánchez ante los jefes de Estado y de Gobierno reunidos en Antigua, en Guatemala, con motivo de la XXVI Cumbre Iberoamericana. El Rey, quien hace tiempo tomó el testigo de Juan Carlos I –una de las personalidades más respetadas y queridas en América Latina– reivindicó la Constitución española en su 40 aniversario como «ejemplo de pacto y reconciliación».

Felipe VI señaló como «grandes retos» el cambio climático, la lucha contra la desigualdad y la pobreza. Frente a ellos recordó la «base lingüística común» y la sintonía que une a los países iberoamericanos. Felipe VI asumió como «responsabilidad» el mantenimiento de esa comunidad «activa y unida».

En sintonía, el presidente Sánchez instó a los países de la comunidad iberoamericana a defender los valores de la democracia frente al autoritarismo como único sistema que puede vencer el miedo, la construcción de muros y los discursos xenófobos.

En su defensa de los valores democráticos, Sánchez advirtió, aunque sin hacer mención al presidente electo de Brasil, el ultraconservador Jair Bolsonaro, y al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, que frente a la «tentación de un repliegue nacional, de la construcción de muros, de discursos xenófobos y ultranacionalistas», la comunidad iberoamericana ofrece una «alternativa de esperanza» fundada en valores como el respeto a la diversidad. Fue también una clara alusión al mandatario norteamericano Donald Trump.

La ciudad guatemalteca de Antigua acogió desde el jueves esta cumbre que se desarrolló bajo el lema «Una Iberoamérica próspera, inclusiva y sostenible». Aunque los agudos conflictos migratorios continentales no estaban de manera oficial en la agenda, de manera inevitable el tema dominó la discusión de mandatarios durante las dos sesiones de trabajo. Aunque el fenómeno de la migración es recurrente en el continente desde hace varias décadas, este año volvió a acaparar la atención. En abril se produjo una primera caravana y el pasado 13 de octubre un nuevo grupo de migrantes hondureños partió a pie de la ciudad de San Pedro Sula, en el norte de Honduras, hacia EE UU. Ayer, los presidentes centroamericanos trasladaron a Felipe VI su preocupación por estas migraciones mientras que Sánchez pidió marcos regulatorios que garanticen los derechos de los migrantes.

Empujadas por las crisis socioeconómicas y de inseguridad en Guatemala, El Salvador y Honduras, cientos de personas se han unido a otras caminatas, algunas de las cuales salieron de la capital salvadoreña. El otro gran foco de migración en el continente es Venezuela, desde donde más de 2,5 millones de personas han emigrado desde 2014 a raíz de los conflictos políticos y socioeconómicos que se viven en el país.

La corrupción y el cambio climático fueron otros de los asuntos a tratar. La cumbre estuvo marcada por los cambios de gobierno en varios de los países integrantes de la Conferencia Iberoamericana. Sí fueron claras las ausencias de los mandatarios electos de las dos economías más grandes de la región: Manuel López Obrador, por México (asume el 1 de diciembre), y Jair Bolsonaro, por Brasil, quien tomará posesión el 1 de enero.