Unión Europea

La nueva ley antiterrorista amplía el poder de Macron

En la víspera del fin del estado de emergencia en Francia, el presidente defiende ante el Tribunal Europeo que su proyecto se ajusta a Derecho.

El presidente francés, Emmanuel Macron, podría ordenar el cierre de mezquitas o registros en domicilios sin un control auténtico del Poder Judicial
El presidente francés, Emmanuel Macron, podría ordenar el cierre de mezquitas o registros en domicilios sin un control auténtico del Poder Judiciallarazon

En la víspera del fin del estado de emergencia en Francia, el presidente defiende ante el Tribunal Europeo que su proyecto se ajusta a Derecho.

Hoy es el primer día desde hace casi dos años que Francia no vive en estado de emergencia. Un régimen de excepción instaurado por François Hollande tras los atentados de París y Saint Denis el 13 de noviembre de 2015. En su lugar, entra en vigor la ley antiterrorista promulgada por Emmanuel Macron este lunes y que recoge varias medidas contempladas en el estado de emergencia. «Quiero proteger a Francia de una amenaza permanente con un dispositivo de derecho común», dijo ayer el presidente galo.

Coincidiendo con el último día de vigencia del estado de emergencia, y sobre todo en vísperas de la aplicación de la nueva ley, Macron pronunció estas palabras en un discurso ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) en el que defendió su nueva ley antiterrorista. Es la primera vez que un presidente de la República francesa interviene ante el Tribunal de Estrasburgo, y hay quien no considera esta visita fruto del azar. Laurent Pettiti, presidente de la delegación permanente del consejo de abogados europeos ante el TEDH, aseguró ayer en Europe1 que para él esta visita «no es inocente». Aunque el presidente del Tribunal, el italiano Guido Raimondi, recordó que Macron le había mostrado sus deseos de visitar la Corte Europea durante un encuentro en el Palacio del Elíseo el pasado 13 de junio, un mes después de asumir sus funciones como presidente de la República. Raimondi señaló que a veces no están «totalmente de acuerdo con el Tribunal Supremo de Francia», pero lo calificó de «marginal», y se mostró satisfecho de que su trabajo haya permitido que en Francia, por ejemplo, «las escuchas telefónicas estén enmarcadas en la ley».

La ley antiterrorista ha sido duramente criticada en Francia por distintas asociaciones y por los diputados, entre ciertos conservadores que la consideran demasiado laxa o aquellos que a la izquierda la ven represora y liberticida. Macron quería poner fin a estas críticas, y aprovechó buena parte de su discurso ante los representantes del Tribunal Europeo. «Luchamos contra el terrorismo islamista con determinación y lo hacemos en el marco del Estado de Derecho y concretamente bajo el control del juez», afirmó el presidente francés durante su alocución. «El terrorismo islamista quiere llevarnos a abandonar unos principios que forman parte de nosotros mismos», señaló Macron al mismo tiempo que asumía que los métodos empleados por los terroristas, su ideología mortífera, así como «el carácter perdurable de la amenaza nos han conducido a reorganizar profundamente nuestro derecho». El presidente francés insistió en que «el estado de emergencia no es un estado de excepción» porque «en ningún caso» se ha puesto fin al Estado de Derecho: «Se ha mantenido el control por parte del juez, las jurisdicciones de derecho común han seguido funcionando, no se ha aplicado ninguna justicia de excepción, en ningún caso se ha puesto trabas a la libertad de la Prensa». Para los que consideran que la ley no va demasiado lejos y que debería mantenerse el estado de emergencia, Macron responde que «se equivocan» porque su utilidad se ha ido reduciendo con el paso del tiempo. Pero responde de la misma manera a los que quieren salir de este estado excepcional sin cambiar en nada la ley.

El nuevo texto da al Ministerio del Interior y a los prefectos mayores poderes para realizar registros administrativos sin orden judicial y acceder al contenido de ordenadores, asignar un radio de movimientos a un sospechoso o colocarle un brazalete electrónico, así como cerrar lugares de culto en los que se prediquen la provocación al odio, la violencia o la comisión de actos terroristas. En cuanto a los 7.000 militares desplegados en el marco de la «operación Sentinelle», el dispositivo seguirá en pie, patrullarán por las calles, pero lo harán de forma menos sistemática y más concentrados en los lugares más sensibles.