Crisis en Túnez
La Policía tunecina abate al extremista que asesinó a un opositor laico hace un año
Mañana se celebra el aniversario de un crimen político que conmocionó a la sociedad tunecina. En plena transición, tras la revuelta que tumbó al régimen de Zine Benalidine Ben Ali, unos encapuchados mataron a sangre fría al opositor laico Chokri Belaid cuando salía de casa para ir a trabajar. Belaid era muy crítico con el Gobierno islamista y la milicia de Ansar al Sharia, ligada a Al Qaeda, le puso en su punto de mira. Ayer, la Policía, tras un intenso tiroteo de más de 20 horas, acabó con la vida de Kamel Gadghadhi, el asesino del político izquierdista y también responsable de la muerte a tiros del diputado Mohamed al Brahmi el 25 de julio.
Según fuentes de la Inteligencia tunecina, puede que él no apretara el gatillo (iban dos encapuchados en la moto), pero lo que es seguro es que fue él quien orquestó el magnicidio. Las Fuerzas de Seguridad llevaban meses combatiendo a los radicales de Ansar al Sharia, sobre todo en la frontera con Argelia, pero la operación de ayer se registró en Raued, en las afueras de la capital. Las fuerzas del orden sospechaban que una vivienda se estaba utilizando para actividades terroristas y acudieron el lunes por la noche para una redada. Siete milicianos y un agente murieron durante el intenso tiroteo con armas automáticas. En el domicilio se encontraron kalashnikovs, bombas y cinturones explosivos. De hecho, los islamistas intentaron en varias ocasiones detonarse, según contó ayer a la Prensa, el ministro del Interior, Lofti Ben Jeddou.
El asesinato de Belaid causó una auténtica crisis dentro del partido gobernante, Ennahda (islamistas moderados), ya que la opinión pública les acusaba de ser demasiado laxos con los radicales y hacer guiños a los islamistas más extremistas. Miles de personas salieron a protestar tras la muerte del opositor y forzaron la dimisión del entonces primer ministro Hamadi Jebali, en parte por no asumir que el yihadismo era una verdadera amenaza para la transición. Una transición clave y ejemplar para el resto de primaveras árabes, que verá este viernes la puesta en marcha de su nueva Constitución.
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