Diplomacia

La receta contra los populismos

El diplomático italiano aseguró que la unidad es clave para frenar el auge de los movimientos extremistas y euroescépticos, que preocupan especialmente en Francia y Alemania.

La Razón
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El diplomático italiano aseguró que la unidad es clave para frenar el auge de los movimientos extremistas y euroescépticos, que preocupan especialmente en Francia y Alemania.

Tras el discurso del embajador italiano, Stefano Sannino, éste se sometió a las preguntas de tres periodistas: el director de LA RAZÓN, Francisco Marhuenda; el director general de informativos de Antena 3, Santiago González, y Julián Cabrera, director de informativos de Onda Cero. En la conversación se trataron temas de actualidad como la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, la crisis migratoria y el impacto del Brexit en la Unión Europa.

–S. González: ¿Considera que el ataque de proteccionismo y las medidas migratorias de Trump tendrán una respuesta rápida por parte de la Unión Europea?

–Es difícil prever si la UE tendrá la capacidad de ofrecer una respuesta rápida porque la Unión no está preparada estructuralmente para gestionar situaciones de crisis. Es una institución que toma decisiones de manera lenta, somos 27 tras la salida de Reino Unido, y eso lleva su tiempo. Sin duda, lo que plantea Trump es un desafío y hay que ser capaces de ir más rápido. Para que esto ocurra hay que dar más poder a las instituciones europeas, ceder soberanía, lo que implica menos poder de los estados miembros. Si esto se consigue podremos dar una respuesta más contundente. Está en nuestras manos decidir cómo queremos responder a esta situación, es el momento de decidir cuál es la dirección que quiere tomar en la UE.

–S.G.: Este año se celebran elecciones en Alemania y Francia. ¿Es real la posibilidad de que grupos radicales lleguen a los gobiernos de estos países?

–No creo, pero sí es importante que las políticas de todos nuestros países, no sólo Francia y Alemania, sean un poco más independientes de los movimientos populistas. Tengo la impresión de que están determinando nuestras agendas más de lo que tendrían que hacerlo.

–J. Cabrera: ¿Considera que asuntos como el Brexit o la crisis de refugiados pueden poner en cuestión las bases del proyecto europeo?

–Espero que no, tenemos la fuerza y la inteligencia política para comprender que tenemos una alternativa. La división hace a los países más frágiles y crea situaciones complicadas. Reino Unido ha tomado la decisión de salir de la UE y les deseo suerte, pero va a ser muy complicado. Eso sí, los estados miembro tienen la inteligencia política de seguir en el camino de la unidad. Un elemento positivo es la respuesta que dieron tras el Brexit. Los 27 apostaron por la unidad. Todos queremos preservar el proyecto europeo. Me parecería complicado salir de él y, además, poco beneficioso para nuestras poblaciones. Espero que los movimientos antieuropeos se queden de lado y no determinen nuestra agenda más de lo necesario. Me parece muy interesante que en España nadie cuestiona el proyecto europeo, ningún partido político.

–J.C. ¿Los nacionalismos que intentan romper a países de la UE no deben ser afrontados de una manera más drástica con un mensaje más directo por parte de la Unión?

–Hacerse más pequeño no es útil como respuesta a ningún problema. La UE siempre ha tenido una actitud muy cuidadosa en los temas y desafíos de política interior de los países miembro. Siempre se han respetado las decisiones internas de los gobiernos. Sin embargo, en este tema no ha dado espacio a esos movimientos. La respuesta siempre ha sido inequívoca y clara sobre esos temas. Pero también creo que una actitud más fuerte por parte de la UE tampoco cambiaría mucho las cosas.

–F. Marhuenda: Tras el Brexit, ¿debe replantearse Europa? Cuando se llama a China, responde su presidente, lo mismo ocurre en otros países, pero cuando se llama a Bruselas...

–Hay que reforzar la estructura de la UE para que pueda solucionar grandes temas. Sobre las llamadas de teléfono, no creo que sea así. No hay un único centro de poder. En la UE se ha intentado reducir estructura, pero la clave está en si los estados miembro quieren dar poder a esas estructuras. Si no se les deja hacer su trabajo, efectivamente es complicado. Dar más poderes a las instituciones no es una cosa imposible. A los estados no se les quitaría ese poder, pero tenemos que aceptar que somos 27 y que hay que encontrar un punto en común. La ampliación de la UE no ha dado problemas, sólo que es un proceso de toma de decisiones más lento.

–F.M: España e Italia comparten el problema migratorio junto con Grecia. ¿Se están haciendo bien las cosas?

–El punto más importante es asumir que el fenómeno migratorio es un problema estructural que se quedará con nosotros mucho tiempo, en parte porque las guerras que hay en los países de donde salen estos refugiados no se solucionarán pronto. Esto seguirá generando situaciones de inestabilidad y flujos migratorios. África es un continente que crece mucho y su nivel de vida no lo hace al mismo ritmo. Europa sigue siendo más rica y atractiva y esto generará una mayor migración económica, algo de lo que todavía no se ha empezado a hablar en la UE. Hay que desarrollar políticas para gestionarlo porque si no pagaremos por ello. No hay una medida o solución política única que pueda permitir solucionar todos los problemas. Es un tema que necesita ser abordado desde muchos puntos de vista. Necesitan tiempo para desarrollarse. Estamos cooperando con los países de origen y tránsito de exiliados, y también hay que reforzar nuestra frontera exterior, y nuestras políticas de migración, porque estaban pensadas para números más pequeños y ahora, la situación es más compleja.