Francia
La «tercera vía» fractura a la izquierda
- El presidente François Hollande, ¿está en condiciones de aplicar las medidas liberales anunciadas esta semana?
–Eso es lo que tiene que demostrar. Su «pacto de responsabilidad» es razonable, ambicioso y realista en cuanto a que admite que Francia tiene un problema de competitividad y necesita reducir las cargas sociales de sus empresas. El país hace tiempo que pierde cuota de mercado, que su balanza comercial es negativa, que tiene problemas de rentabilidad, etc... Pero el punto débil es la propuesta de un contrato –muy poco explícito– con la patronal a cambio de que las empresas creen empleos. Nada menos que un millón. Las experiencias pasadas «de toma y daca», como las 35 horas de la socialista Aubry, han mostrado que no dan frutos.
- ¿Quiere decir que las empresas no asumirán su parte del trato?
–Así es. Los estudios económicos sobre el impacto de la reducción de cargas sociales sobre la creación de empleos en 1998 y 2000 –años Aubry– muestran que ese impacto aunque es positivo, es muy marginal. Sólo se creaban 20.000 puestos al año. Aquí se está hablando de un millón.
- ¿Y en cuanto a la reducción del paro?
–Su promesa de invertir la ascendente curva del paro, no significa que el paro vaya a bajar significativamente, sino que disminuirá el ritmo de crecimiento. Sabemos que para que baje, es necesario que las economías emergentes repunten, que Europa y el eje franco-alemán funcione, que las reformas estructurales se pongan en marcha rápidamente... Con la actual previsión de crecimiento del 0,9% en 2014 hay pocas posibilidades de que el paro baje, aunque se puede estabilizar su aumento. Para que descienda de verdad, es necesario un crecimiento del 1,5%.
- ¿Cree que Hollande tendría que haber ido más lejos en su giro socialdemocráta?
–Lo que le sucede al presidente francés es que está atrapado. Sus 61 promesas de campaña son muy de izquierdas. Nunca habló de competitividad. Ahora ha dado un giro que crea una escisión en su campo político. Para algunos en el PS ya ha ido demasiado lejos. Le queda lo más difícil: concretarlo operativamente, decir cómo lo va a hacer. El presidente socialista ya ha mostrado en el pasado su capacidad maquiavélica para anunciar medidas que crean revuelo y después no hacer nada. Es una característica de su Gobierno.
- ¿Llega tarde este viraje?
–Llega tarde. Alemania lo hizo en su momento, pero su tradición e historia son otras. Cuando se pasa de una economía de la demanda a otra de la oferta, se necesitan tres o cuatro años para poder adoptar medidas operativas, concretarlas parlamentariamente y otros tantos años para obtener resultados. Para entonces Hollande quizá ya no esté en el poder. Por ahora, su viraje es sólo teórico.
- ¿Cree que es una táctica política a tres meses de las elecciones municipales?
–Creo que sí. Y es un juego peligroso.
*Economista. Presidente de Economiccell y profesor de Sciences Po. Preguntas elaboradas por Á. del Río.
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