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La UE se moviliza frente a la inestabilidad en Ucrania

Ashton se reúne hoy en Kiev con los líderes opositores y el Gobierno para buscar una solución política a la crisis. El presidente Yanukovich ofrece diálogo mientras sus fuerzas reprimen a los manifestantes en las calles

El líder opositor ucraniano, Vitali Klitschko, rodeado de fuerzas antidisturbios ayer en Kiev
El líder opositor ucraniano, Vitali Klitschko, rodeado de fuerzas antidisturbios ayer en Kievlarazon

La jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, se enfrenta a una de sus grandes pruebas de fuego y, con ella, toda la política exterior de la UE.

La jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, se enfrenta a una de sus grandes pruebas de fuego y, con ella, toda la política exterior de la UE. Tras una conversación telefónica el pasado domingo entre el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, y el presidente ucraniano, Viktor Yanukovich, ambos convinieron en enviar a Ashton como emisaria para encontrar una «solución política» a la crisis actual, que ha puesto en pie de guerra a miles de ciudadanos que buscan derrocar al Gobierno.

Más de 100.000 personas, según la Policía ucraniana, y hasta un millón, según la oposición, desbordaron el domingo las calles del centro de Kiev para exigir la dimisión inmediata de Ejecutivo de Nikolai Azárov y la convocatoria de elecciones anticipadas, tanto parlamentarias como presidenciales.

Con ese telón de fondo y un mandato bastante difuso, Ashton estará en Kiev hoy y mañana para encontrarse con las principales personalidades políticas del país, tanto del Gobierno como de la oposición. El objetivo, dijo su portavoz, es encontrar una «salida negociada», aunque a la vez descarta que sea una «negociación formal». «Hemos abogado enérgicamente por que haya un diálogo político en Ucrania que ponga fin a la crisis», dijo la portavoz, quien también tiene previsto reunirse con representantes de la sociedad civil.

En todo caso, el objetivo de Ashton in situ es «apoyar las libertades de los ucranianos para expresar sus aspiraciones europeas», aunque no está claro si busca respaldar al Gobierno en el poder. La posición europea es complicada, pues el origen de la actual crisis, que algunos ya han comparado con la Revolución Naranja que hace nueve años llevó al poder a las fuerzas europeístas que lideraron Viktor Yuschenko y Yulia Timoshenko, está en el rechazo del Gobierno de Yanukovich a la firma del acuerdo de libre comercio con la UE y su voluntad de girar de nuevo hacia Rusia.

Dado que ahora es Kiev quien tiene problemas, la UE no ha perdido la ocasión de insistir en la necesidad de que se investiguen los episodios de violencia registrados contra «manifestantes pacíficos» y «todo lo demás que pasó después», señaló su portavoz. Por ahora, el primer ministro ucraniano pidió perdón por la violencia policial ejercida contra los manifestantes en Kiev, que causó decenas de heridos.

Por su parte, el presidente de la Comisión Europea manifestó ayer desde Italia que el derecho y el deber de la Unión es «apoyar a los ucranianos» y animó a los ciudadanos europeos a luchar contra «los demonios» que se esconden, a su juicio, detrás de los argumentos antieuropeos. Asimismo, el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, pidió ayer al inicio del Pleno a las autoridades ucranianas «abstenerse de toda violencia» contra los manifestantes que protestan contra la decisión del Gobierno de suspender las negociaciones con la Unión Europea. «En el Parlamento Europeo defendemos la libre asociación y la libertad de opinión, y apoyamos las aspiraciones de libertad del pueblo ucraniano», dijo. Asimismo, hizo extensivo su llamamiento de cese de la fuerza «a las autoridades y a todos los demás, para que busquen el diálogo y eviten ante todo cualquier tipo de violencia».

Mientras, sobre el terreno, el presidente Yanukovich abrió ayer una ventana al diálogo con la oposición, pero no renunció a la mano dura, ya que la Policía dispersó por la fuerza a los manifestantes que bloqueaban los edificios públicos en Kiev, informa Efe. Yanukovich dio una de cal al aprobar la celebración de una mesa redonda nacional entre el Gobierno y la oposición para encontrar una «solución de compromiso» tras 20 días de protestas antigubernamentales. Pero también dio una de arena, ya que los efectivos antidisturbios y las tropas del Ministerio del Interior desbloquearon las sedes del Gobierno y de la Administración presidencial acordonadas por los opositores. En opinión de Yanukovich, «la mesa redonda puede ser una plataforma para el entendimiento», según informó la Presidencia ucraniana en un comunicado en su página web. La propuesta pertenece al primer jefe de Estado de la Ucrania independiente, Leonid Kravchuk, de quien también partió la iniciativa de celebrar hoy una reunión entre los cuatro presidentes para abordar la situación en el país.

El líder parlamentario del principal partido opositor, Batkivschina (Patria), criticó la oferta de diálogo por coincidir con la movilización de miles de efectivos antidisturbios. «Una mesa redonda no cabe en una celda cuadrada. Así nos invitan a una mesa redonda. Han venido varios miles de [efectivos del destacamento especial antidisturbios] Berkut y fuerzas de Interior, y nos llaman para declarar ante la Fiscalía», dijo en rueda de prensa. La oposición demandó el fin de semana como condición para el diálogo la dimisión del Gobierno, la liberación de los detenidos y el castigo de los que ordenaron la represión violenta de las manifestaciones pacíficas.

EL SÍMBOLO DEL FINAL DE UN RÉGIMEN

Las revueltas democráticas que acabaron con el comunismo en Europa Oriental en 1989 solían ir acompañadas por el derribo de alguna efigie de Stalin. En Ucrania, el derribo de una estatua de Lenin el domingo busca simbolizar también ese cambio de régimen. La estatua, obra del escultor Serguei Merkurov y que se encontraba en la plaza de Besarabia desde 1946, fue derribada por un grupo de activistas opositores con la ayuda de unos cables de acero. Los responsables, varios de los cuales portaban banderas nacionalistas, arrancaron luego a martillazos fragmentos de la estatua y se los llevaron como recuerdo. Dichos fragmentos fueron puestos ayer a la venta en varias páginas web ucranianas a unos 6,25 dólares el kilo de cuarcita como precio de partida. Asimismo, la pasada madrugada fue descabezada otra escultura del líder de la Revolución Rusa en Odessa.