Suecia
La ultraderecha tumba el Gobierno en Suecia
El primer ministro sueco, el socialdemócrata Stefan Löfven, convoca elecciones anticipadas para marzo después de que el Parlamento rechazara su proyecto de presupuestos
Ignorada por los partidos tradicionales, la extrema derecha sueca hizo ayer valer su papel de partido bisagra para derribar al débil Gobierno de centro izquierda. Los Demócratas Suecos (DS) unieron sus votos a los de la oposición conservadora para tumbar en el Riksdag (Parlamento) el proyecto de presupuestos de la coalición rojiverde.
Tras asumir el golpe, el primer ministro, el socialdemócrata Stefan Löfven, anunció la convocatoria de elecciones anticipadas para el 22 de marzo, un hecho inédito en Suecia desde 1958. En esta ocasión, Löfven ha decidido recurrir a los electores para acabar con un «impasse» legislativo que amenazaba con bloquear la acción del Gobierno, que sólo cuenta con 138 de los 349 diputados del Parlamento más los 21 escaños del Partido de Izquierdas. Durante una rueda de prensa conjunta con el portavoz ecologista, Gustav Fridolin, el líder socialdemócrata reconoció que «Suecia se encuentra en una situación difícil», y tachó a la oposición de «irresponsable» por no haber frenado la influencia de la ultraderecha. Löfven, un ex líder sindical de 56 años que logró devolver a los socialdemócratas el poder al ganar las legislativas del pasado 14 de septiembre, prometió dar la batalla pese a la derrota de ayer: «Hemos formado un Gobierno, tenemos unos presupuestos e iremos hasta las elecciones con ellos».
Desde la Alianza –la coalición de cuatro partidos que gobernó hasta septiembre–, Anna Kinberg Batra, portavoz de Economía del Partido Moderado, justificó que el centro derecha presentó su propio presupuesto para «no abandonar a sus votantes». En la misma línea, la líder del Partido de Centro, Annie Lööf, recordó al diario «Expressen» que «no estamos preparados para renegociar nuestro presupuesto, que es el mejor para Suecia». El borrador de la oposición logró 182 votos, frente a los 153 del Gobierno.
El líder provisional de DS (Jimmie Akesson se encuentra de baja por estrés), Mattias Karlsson, basa el sentido de su voto en el hecho de que tanto la derecha como la izquierda han ignorado a su partido y ni siquiera le han convocado a participar en las negociaciones presupuestarias. «Es razonable hablar con nosotros y escuchar lo que piensan nuestros 80.000 votantes», esgrime Karlssoon. Su partido rompe con la tradición sueca de abstenerse cuando está en el poder un Gobierno en minoría para reclamar el fin de la generosa política de asilo del país escandinavo, que en 2015 prevé recibir 100.000 peticiones de asilo, más que ningún otro país de la UE. «Suecia tiene la política de inmigración más extrema de Europa y el Gobierno quería aumentarla aún más».
Pese al anuncio de ayer, legalmente no se podrá disolver el Parlamento hasta el 29 de diciembre, dos meses después de la constitución del Gobierno. Más allá del gasto que supondrá la cita con las urnas, los analistas no se atreven a aventurar un resultado. El último sondeo del Instituto Novus muestra un empate técnico entre el bloque de izquierdas (42,8%) y el bloque de derechas (41,4%).
En lo que sí hay unanimidad es en que la derecha xenófoba será la principal beneficiada. Su buen resultado en septiembre, cuando dobló sus votos, rompió con el bipartidismo tradicional en la política sueca y anticipa un rediseño de los bloques. Así, el ex primer ministro conservador Fredrik Reinfeldt cortejó en campaña a los ecologistas, mientras que los socialdemócratas invitaron a centristas y cristianodemócratas a sumarse a su coalición. En opinión de Torbjörn Sjöström, director de Novus, los ultras «tienen una gran idea del problema y una clara solución: un país en caos que no tenga más futuro que más caos y soluciones radicales». «Ése es el mejor escenario para los Demócratas Suecos», concluye.
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