Colombia
Las FARC rompen la tregua tras un bombardeo del Ejército colombiano
La guerrilla decide volver a las armas por la muerte de 26 rebeldes. El proceso de paz con el Gobierno se mantiene abierto en Cuba
El presidente Juan Manuel Santos dio ayer otro golpe en una mesa ya de por sí maltrecha, la de las negociaciones de paz con las FARC. De nuevo se dejó ver en público como un mandatario de semblante serio, el mismo que sembró el terror en la guerrilla durante su paso por el Ministerio de Defensa en los tiempos del ex presidente Álvaro Uribe. Una jugada arriesgada la de seguir bombardeando en pleno diálogo en Cuba, aunque las treguas nunca sirvieron con la «serpiente» de la guerrilla.
Las FARC anunciaron a través de un comunicado que retoman las acciones terroristas –después de cinco meses de suspensión «unilateral e indefinida»– tras el último bombardeo del Ejército, que dejó 26 muertos entre los hombres del llamado Frente 29, el más comprometido con el narcotráfico en la región selvática del Cauca, al suroeste de Bogotá. «Nos duelen por igual las muertes de guerrilleros y soldados, hijos de un mismo pueblo y procedentes de familias pobres. Debemos parar este desangre», dijeron las FARC en un comunicado que subieron a su página web. En el mismo texto, sin embargo, la guerrilla aclara: «Contra nuestra voluntad, tenemos que proseguir el diálogo en medio de la confrontación».
Los bombardeos del Ejército se reanudaron el pasado 15 de abril, después de que las FARC asesinaron a once militares en el Cauca. Santos ordenó reanudarlos como represalia, tras más de un mes sin actividades militares. Las FARC calificaron esa emboscada de «defensiva» por las labores de control que los uniformados llevaban a cabo en el área. El Gobierno entendió que el ataque contra soldados que se encontraban de descanso había sido también un atentado contra el proceso de paz en La Habana, que desde un principio no incluyó el cese de las hostilidades.
El presidente afirmó ayer que el frente atacado fue el responsable de los atentados del 15 de abril. «Desde el día que se iniciaron las conversaciones de La Habana he sido claro en que las operaciones de nuestras Fuerzas Armadas contra la subversión no se detendrían y no se detendrán, que nadie se llame a engaños», explicó el mandatario en una conferencia de Prensa acompañado de toda la cúpula militar y el ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón. Según Santos, «ya la guerrilla estará pensando en acciones de venganza, pero es justamente esa espiral de violencia y odio la que tenemos que parar y transformar en una espiral de perdón y reconciliación».
El trabajo para localizar el campamento de la guerrilla fue realizado por la Dirección de Inteligencia de la Policía. Los agentes determinaron que en la zona de los operativos las FARC estaban moviendo un cargamento de coca que era custodiado por un número importante de guerrilleros. Las tropas iban detrás de alias «Aldemar», jefe de ese frente, quien al parecer logró salir de la zona. Sin embargo, otro mando de ese grupo, alias «Chugo», estaría entre los muertos.
El comandante Pastor Alape, uno de los delegados de la narcoguerrilla en las negociaciones de paz de La Habana, calificó de «asesinato» el bombardeo. Desde La Habana, donde este pasado jueves comenzó la trigésimo séptima ronda de diálogos entre el Gobierno y las FARC, Alape hizo asimismo un llamamiento para continuar por la senda del diálogo. «La paz es el único camino contra la barbarie. No más muertes sin razón. Lo inteligente es la inteligencia de la paz», afirmó en Twitter el jefe guerrillero. La analista política Laura Gil consideró que lo ocurrido provocará sin duda una crisis y «probablemente un nuevo escalonamiento de la violencia».
Santos, promotor de las conversaciones que se desarrollan desde noviembre de 2012 en Cuba para poner fin a más de 50 años de conflicto armado, busca acelerar el proceso de paz con recientes incorporaciones en el equipo negociador del Gobierno, y un recambio en el Ministerio de Defensa, que asumirá el ex embajador en Washington, Luis Carlos Villegas en sustitución de Pinzón, que ocupará la Embajada en Washington.
Hasta ahora, las partes han alcanzado acuerdos parciales en reforma rural, participación política y drogas ilícitas, pero faltan por consensuar los temas de las víctimas, el desarme y fin del conflicto, así como el mecanismo para refrendar un eventual pacto final bajo la idea de que ningún punto de lo acordado hasta ahora vale si no hay un acuerdo global.
El conflicto armado colombiano, en el que además de guerrillas han participado paramilitares, ha dejado al menos 220.000 muertos y más de seis millones de desplazados, según cifras oficiales, durante cinco décadas.
En cualquier caso, a ninguna de las partes le interesa que las conversaciones se rompan. Por un lado, Santos espera ser recordado como el presidente que terminó con el conflicto armado, y por otro, la guerrilla, acorralada, espera entrar en la vida política.
Santos mantiene su acoso a la guerrilla
Entre los meses de enero y abril de este año, según el Ministerio de Defensa colombiano, al menos 51 guerrilleros fueron abatidos por los militares. En 2014 murieron otros 296. El presidente Santos siempre ha repetido que su acoso a las FARC no cesará pese al proceso de diálogo que en la capital cubana busca poner fin a un conflicto que dura más de medio siglo y que ha dejado más de 220.000 muertos.
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