Siria
La llamada desesperada de los alauíes a Rusia e Israel tras la ola de ejecuciones en Siria
La respuesta del nuevo ejército al conato de insurrección de elementos pro Asad y la acción incontrolada de milicias islamistas desata los temores entre las minorías
Era un temor más que fundado. El cambio de régimen, ocurrido tras la huida a Rusia de Bachar al Asad y su familia y la llegada a Damasco de los islamistas radicales de HTS a comienzos de diciembre, la vinculación entre los musulmanes chiitas -el 10% aproximadamente de la población siria- y la élite de la dictadura, casi toda ella perteneciente a esta minoría emparentada con el chiismo, convertía a toda la comunidad en blanco de las ansias de venganza de los elementos más exaltados de la mayoría suní. Un patrón conocido en una región del mundo a menudo más dividida por las líneas sectarias que por las divisorias administrativas y políticas.
Como se ha demostrado en la última semana, las tempranas preocupaciones de las minorías sirias al cumplirse los tres meses de la llegada al poder de los antiguos yihadistas de Hayat Tahrir al Sham (HTS), milicia procedente de Al Qaeda hoy oficialmente disuelta, tenían fundamento. La tentativa de insurrección contra las nuevas autoridades en Damasco de grupúsculos armados leales al depuesto régimen en sus antiguos bastiones costeros de Latakia y Tartús -únicas demarcaciones sirias de mayoría alauita- fue duramente aplastada por las fuerzas gubernamentales.
Con la aquiescencia o no del ejecutivo interino -que promete liderar una transición política que habrá de culminar en la aprobación de una constitución y la celebración de elecciones libres en un plazo de entre cuatro y seis años-, la respuesta “a gran escala” del mando militar provisional y grupúsculos y simpatizantes de ideología y praxis yihadista derivó el pasado fin de semana en una sucesión de ejecuciones de civiles, la gran mayoría de ellos alauitas -a quienes se acusa de haber apoyado durante décadas la dictadura de los Asad-, en las demarcaciones de Latakia, Tartús y Hama.
La dificultad de acceder de manera independiente y la guerra de propaganda desatada en las redes sociales en los últimos días hace imposible a este medio ofrecer una cifra siquiera aproximada del número de víctimas mortales de la última semana incluidos militares de ambos bandos -nuevo ejército siro, fuerzas pro Asad y civiles alauitas y pertenecientes a otras minorías. La ONG más conocida, el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos elevaba ayer el registro hasta los casi 1.400 civiles muertos. Según la entidad, con sede en Londres,
informantes en el país y una larga experiencia de monitoreo de la situación bélica, precisaba ayer que la cifra incluía el asesinato durante las últimas horas de otros 158 civiles, “la mayoría de ellos alauíes”. Otra ONG, la Red Siria de Derechos Humanos situaba ayer la cifra global de muertos en casi 900 personas, 450 de ellas civiles asesinados a manos de fuerzas participantes en la campaña del gobierno contra la revuelta pro Asad.
Llamada de auxilio a Moscú y Tel Aviv
La situación de desesperación que viven las familias alauitas -un miedo que empieza a afectar a la población cristiana, reducida tras años de guerra a apenas un 2% y también víctima de puntuales episodios violentos en las últimas semanas-, está ofreciendo situaciones inéditas en las últimas fechas. Una grabación mostraba este fin de semana a un grupo de personas apostadas en los aledaños de la base aérea de Jmeimim, en Latakia, pidiendo a viva voz el auxilio y la protección de Rusia, antigua aliada de la dictadura de Bachar al Asad. Varios miles de ellos obtuvieron allí refugio. La renuncia de Moscú a implicarse militarmente en la defensa del régimen facilitó su rápida e inesperada caída a comienzos de diciembre.
De igual forma, medios israelíes se hacían eco de llamados semejantes de líderes y representantes de comunidades alauitas en el oeste de Siria al Gobierno presidido por Benjamin Netanyahu, que ha dejado claro que no se marchará del sur del país. Un extremo que este periódico ha podido comprobar al ponerse en contacto con una familia alauita residente en la localidad costera de Jableh (provincia de Latakia). “Le pedimos al Gobierno israelí y a vosotros periodistas españoles directamente si pueden hacer algo en la interlocución para que los israelíes nos atiendan y ayuden. Nos están matando, civiles, mujeres y niños. El mundo tiene que hacer algo”, explica a LA RAZÓN un joven alauita residente en España que nos traslada el sentir de toda su familia, que ha sido testigo del horror en Latakia.
“Israel es consciente de su peligro, por eso protege sus fronteras del norte. Ojalá que Israel aceptara la protección de la costa siria. Los residentes en esa parte de Siria aceptan el control de las tierras por parte de Israel a cambio de poder vivir en paz. Los otros lo tienen claro: no quieren alauitas en Siria”, insiste el joven estudiante de posgrado que prefiere mantenerse en el anonimato.
Consecuencias regionales
En una región de fronteras porosas y escenarios volátiles, lo ocurrido en el oeste de Siria tiene ya, como era previsible, consecuencias en otros países. En Irak -un país también partido entre chiitas, mayoritarios, y sunitas-, su primer ministro, Mohamed Shia al Sudani, ordenaba ayer a sus fuerzas de seguridad actuar contra un grupo de miembros de una formación armada que aparecieron en un vídeo agrediendo a varios ciudadanos sirios a los que acusaban de ser partidarios del autoproclamado Ahmed al Shara. En el Líbano, más de 6.000 personas pertenecientes a la comunidad alauita han recalado en las últimas fechas en la región septentrional de Akkar, de mayoría sunita.
Por su parte, la UE confirmaba ayer que ha invitado al ministro de Exteriores de Siria, Asaad al Shaibani, a la conferencia de donantes para Siria que celebrará el próximo lunes, evento en el que no se espera al presidente de transición sirio. Solo horas después del estallido del peor brote de violencia Al Sharaa anunciaba este martes el acuerdo alcanzado con las Fuerzas Democráticas Sirias para la integración del paraguas de organizaciones armadas kurdas en las futuras fuerzas armadas sirias.