Política

Francia

Los «chalecos amarillos» aumentan su presión contra Macron con una marcha en París el sábado

Si Macron no se pronuncia sobre el precio del carburante, continuarán las manifestaciones

Manifestantes vestidos con chalecos amarillos bloquean el acceso a la refinería de Frontignan, al sur de Francia, ayer
Manifestantes vestidos con chalecos amarillos bloquean el acceso a la refinería de Frontignan, al sur de Francia, ayerlarazon

Si Macron no se pronuncia sobre el precio del carburante, continuarán las manifestaciones.

El movimiento de «chalecos amarillos» sigue vivo. Es cierto que ha perdido el vigor del pasado fin de semana, y de los 300.000 que se movilizaron sábado y domingo para protestar contra la subida del precio del combustible, ayer no quedaban más de 20.000, según el ministerio del Interior. Sin embargo, esperan ir tirando con operaciones puntuales hasta la llegada del próximo sábado, para el que tienen convocadauna gran operación de bloqueo de París.

Los «chalecos amarillos» señalan como único interlocutor y/o adversario a Emmanuel Macron, pero el presidente francés no ha querido responderles y se contenta con decir que hablará «en su momento». Mientras tanto, las palabras del primer ministro, Edouard Philippe, la noche del domingo, asegurando que comprende los problemas de los que manifiestan pero sin cambiar una iota su política porque cuando «el rumbo es bueno y no hay que cambiarlo cuando el viento sopla», no han hecho más que levantar ampollas.

Pero dado el contexto, el mandatario galo tiene difícil dar una respuesta a este movimiento heteróclito, sin portavoces, y sin sindicatos o partidos políticos que lo canalicen. Además, hace una semana su Gobierno ya echó lastre con el anuncio de un paquete de medidas para paliar los efectos del aumento del precio del combustible.

Y todo ello teniendo en cuenta que Macron basa su política en la firmeza para no ceder ante la presión social y continuar adelante con las reformas. Si las protestas contra el aumento del precio del combustible ha sido el elemento que ha federado a miles de personas, las reivindicaciones que se han podido escuchar condensan el hartazgo ante la pérdida de poder adquisitivo. Unos y otras aportan soluciones y cuestionan las que ofrece el Gobierno. Como Benjamin Cauchy, que se presenta como uno de los portavoces de Toulouse y sugiere que en lugar de aumentar los impuestos a los que ganan poco, se luche mejor contra «la evasión fiscal».

También se pregunta sobre la oportunidad de las decisiones del Gobierno que sube el precio del combustible para luchar contra el cambio climático mientras que por otro lado, en su región suprimen «9.000 kilómetros de vías de tren». Según un sondeo de Ifop, el 62% de franceses considera que es necesario «dar prioridad al poder adquisitivo aunque se vaya menos rápido en la transición energética», y ese porcentaje se eleva a 71% cuando se trata de clases sociales modestas.