Represión en Venezuela
Maduro fomenta el caos para sabotear el referéndum
A pocas horas de la consulta opositora, son muchos los venezolanos que no saben dónde ni cómo votar para mostrar su rechazo a la Asamblea Constituyente con la que el presidente quiere aferrarse al poder
A pocas horas de la consulta opositora, son muchos los venezolanos que no saben dónde ni cómo votar para mostrar su rechazo a la Asamblea Constituyente con la que el presidente quiere aferrarse al poder
La oposición venezolana cuenta las horas para que se lleve a cabo el plebiscito o consulta popular contra el Gobierno de Nicolás Maduro que tendrá lugar mañana. Pero antes deben sortear muchos obstáculos, como son la desinformación de la ciudadanía sobre cómo se hará el proceso, la censura y la autocensura de los medios de comunicación tradicionales que no difunden información, así como la espada de Damocles del Tribunal Supremo de Justicia que podría suspender el proceso a petición del chavismo. En medio de esta inquietante espera, la Mesa de la Unidad Democrática que aglutina a los partidos opositores, asegura estar preparada. Su principal objetivo, más allá de los resultados, es obtener la legitimidad para llevar al país a una «hora cero». Ayer, juraron los Comités por el Rescate de la Democracia (CDR) y comenzaron la instalación de los puntos soberanos donde se realizará la votación, pero para el ciudadano de a pie los pormenores no están del todo claros, aunque sí las motivaciones. Las redes sociales y el boca a boca son los grandes aliados de la oposición para lograr un alto porcentaje de participación.
Plazas, centros cívicos y los alrededores de las iglesias funcionarán como centros de participación. Una mujer llegó a la Plaza Las Morochas en La Castellana para sumarse como voluntaria. «¿Qué hay que hacer para ayudar? Puedo estar donde me digan que soy útil», explicaba emocionada. Al aire libre se reunieron unos 50 voluntarios en la juramentación de los CDR. Tradicionalmente las escuelas y las universidades son los centros de votación, pero ante la oposición del Consejo Nacional Electoral, la MUD decidió utilizar otros espacios.
Arelis Pérez, de 67 años, está jubilada y vive en el oeste de Caracas. Lo poco que sabe del proceso es porque sus hijos se lo han contado. No sabe a dónde tiene que acudir, pero confía en que sus hijos sí lo sepan. «Yo lo que sé es que debo marcar que sí a las tres preguntas, que debo presentar mi carnet y que mi motivación son mis nietos. Quiero que vivan en una democracia, tal como la que viví yo cuando era joven», afirma a LA RAZÓN.
María Vallejo, tiene 22 años y es estudiante de Comunicación Social en la Universidad Católica Andrés Bello. Va a participar en la consulta porque considera que es una forma de contribuir a la restitución del hilo constitucional y a la democracia. «Aunque es algo simbólico me parece importante acudir al llamado. Me he enterado por las redes sociales de qué es lo que se va a hacer y cómo. Siento que estoy en un país sin oportunidades y quiero que eso cambie. Como joven siento que no puedo disfrutar lo que sí podría con otro Gobierno», apunta la joven a este diario. Su contribución como ciudadana será ir a la votación y como futura periodista ayudar a la difusión de todo lo que ocurra en la jornada. Por su parte, José Antonio Paredes tampoco ha tenido fácil el enterarse de los detalles de la consulta. No utililza las redes sociales, pero un vecino le pasa mensajes de texto con la información. «Mi vecino y compadre me dijo que cerca de la casa hay un punto donde podré votar, él mismo se ofreció a acompañarme. Sé que hay tres preguntas, aunque no sé de qué se tratan. Mi amigo me dijo todos los que queremos un cambio democrático tenemos que marcar el sí. Y así lo haré», afirma este hombre de 59 años que trabaja como asistente administrativo.
José Parada es chavista confeso pero no madurista, y aunque está en contra de la Asamblea Nacional Constituyente no acudirá al plebiscito. «Una cosa es que yo no esté de acuerdo con la forma en que se está conduciendo el país y otra es que me vaya a sumar al llamado ilegal que está haciendo la oposición. Ellos no pueden pasar por encima de las autoridades y es lo que pretenden . Sé de gente que sí va a participar aún siendo chavista. Para mí eso es traición», sentencia este profesor universitario jubilado. Heissamar Suárez es secretaria y recepcionista en una empresa privada. Según explica a LA RAZÓN, votará el domingo, pero como vive en el oeste de Caracas donde dominan los grupos oficialistas armados, lo hará en el este de la ciudad. «No he tenido acceso a una vivienda desde que me casé, el dinero alcanza cada vez menos y voy a votar por mi hijo. Tengo temor, claro que sí, pero para eso tomé la previsión de moverme de mi zona para evitar que me ataquen los oficialistas», confiesa esta joven que apenas pasa de los treinta años.
En el transporte público o las interminables colas de los supermercados donde la escasez sigue siendo una constante, el plebiscito no es tema de conversación. Sin embargo, los estudiantes universitarios están haciendo un trabajo de «evangelización» y salen a las calles a convencer a la gente para que acuda a los centros de votación. No hay vallas ni grandes avisos, ni siquiera propagandas que anuncien que en Venezuela la oposición hará un gran acto de «rebeldía» en contra de la «dictadura» en la que se ha convertido del régimen chavista liderado por Nicolás Maduro.
El día de la marcha nocturna por los caídos durante las manifestaciones, los voluntarios del movimiento Libertador repartieron octavillas con las tres preguntas a las que mañana deberán responder: ¿Rechaza y desconoce la realización de una Constituyente propuesta por Nicolás Maduro sin la aprobación del pueblo de Venezuela?; ¿Demanda a la Fuerza Armada Nacional y a todo funcionario público a obedecer y defender la Constitución de 1999 y respaldar las decisiones de la Asamblea Nacional?; ¿Aprueba que se proceda a la renovación de los poderes públicos de acuerdo a lo establecido en la Constitución y a la realización de elecciones transparentes y libres, así como a la conformación de un Gobierno de Unidad Nacional para restituir el orden constitucional?, rezaba el papel que distribuyeron entre los presentes. Unas preguntas que han suscitado ciertas dudas por algunos expertos consititucionalistas que ponen en duda la legalidad del proceso y todos coinciden en su falta de vinculación jurídica. Sin embargo, la expectativa es alta entre los líderes de la MUD y según reveló el gobernador del estado Miranda, Henrique Capriles Radonski, esperan que al menos once millones de personas se sumen a la manifestación democrática del domingo. El resultado, en caso de salir favorable a la oposición, supondrá más presión contra Maduro.
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