París
Manuel Valls defiende ante los socialistas la vía francesa de salida de la crisis
Ante un Partido Socialista francés dividido entre partidarios y detractores de la política económica del Gobierno, el primer ministro defendió hoy la vía francesa de salida de la crisis, que pasa por no aplicar una política de austeridad y preservar los servicios sociales.
Ante un Partido Socialista (PS) francés dividido entre partidarios y detractores de la política económica del Gobierno, el primer ministro, Manuel Valls, defendió hoy la vía francesa de salida de la crisis, que pasa por no aplicar una política de austeridad y preservar los servicios sociales.
Necesitado de escenificar que cuenta con el respaldo de su propio partido, seis días después de haber sacado del Gobierno a tres ministros disidentes, Valls pronunció en La Rochelle, en el este del país, un vibrante discurso con el que clausuró la reunión de lanzamiento del curso político.
El primer ministro defendió su programa económico, animó a los socialistas a hacerlo suyo y pidió a los críticos que lo comparen con el de la derecha francesa o con el que se aplica en países con Gobiernos conservadores.
"La izquierda no es igual que la derecha y lo que se hace en Francia no es igual que lo que se hace en otros países (...) Tenemos la responsabilidad de probar que Francia puede recuperarse con sus propias soluciones y preservando su pacto social", clamó.
Interrumpido en ocasiones por los abucheos de la minoría disidente, pero mucho más por los aplausos de la mayoría, el jefe del Ejecutivo pidió al PS que "se una detrás de la política del Gobierno": en el partido "es mucho más lo que nos une que lo que nos separa", dijo.
Valls afirmó que su Gobierno "no aplica una política de austeridad"y desgranó la inversión de su Gobierno en educación, policía, justicia y en el fomento del empleo, además de las ayudas a los sectores más desfavorecidos.
"No nos caricaturicemos nosotros mismos, expliquemos nuestro programa y mostrémonos orgullosos de lo que emprendemos", afirmó el jefe del Gobierno para contrarrestar las críticas que llegan de su partido.
A pocas semanas de que se vote el presupuesto, con una sexta parte de los diputados de su mayoría absoluta muy críticos con su política económica, el primer ministro defendió su programa "por responsabilidad y por convicción".
Valls reconoció que el país vive "una situación delicada"y que "muchas familias atraviesan momentos de angustia", pero defendió su proyecto de superar la crisis económica mejorando la competitividad de la economía francesa.
En ese sentido, aseguró que su plan de rebajas fiscales a las empresas supone "un esfuerzo sin precedentes de los franceses", pero "es necesario para mejorar su competitividad en el mundo".
Ante los silbidos del sector más izquierdista del PS, Valls reaccionó afirmando que "nadie puede estar contra la riqueza y la creación de empleo"y que la bajada de impuestos patronales debe tener, por parte de las empresas, contrapartidas en términos de creación de empleo, de formación y de negociación colectiva.
Pidió a los empresarios "patriotismo económico"que permita "rearmar la industria para que se convierta en el motor del desarrollo".
Valls aseguró que no se reformará la semana laboral de 35 horas, pese a que el nuevo ministro de Economía, Emmanuel Macron, se había mostrado partidario de hacerlo antes de llegar al Ejecutivo.
El primer ministro anunció próximas medidas de estímulo económico y en favor del poder adquisitivo de los franceses, una de las reivindicaciones del sector crítico.
Pero también defendió la necesidad de reducir el déficit "para no estar a la merced de los mercados".
En este sentido, Valls se mostró satisfecho de la "evolución de la postura en Europa", según él ahora más favorable a flexibilizar el pacto de estabilidad para ajustar la reducción del déficit al crecimiento económico.
"Francia emprende sus reformas, pero otros países también tienen que moverse (...) Alemania también tiene que apuntalar su recuperación económica. Los socialdemócratas alemanes así lo piensan y la derecha alemana tiene que escuchar el mensaje de los pueblos europeos", indicó.
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