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Terrorismo

Aviones de EE UU atacan al Estado Islámico en Libia

La ofensiva iba dirigida contra Nuredine Chouchane, cerebro de los atentados del Museo del Bardo y la plaza de Susa en Túnez.

Daños provocados por los bombardeos de Estados Unidos en una base del Estado Islámico en Libia larazon

La ofensiva iba dirigida contra Nuredine Chouchane, cerebro de los atentados del Museo del Bardo y la plaza de Susa en Túnez.

Aviones de combate estadounidenses bombardearon ayer un campamento del Estado Islámico al oeste de Trípoli, en la localidad de Sabratah, donde murieron más de cuarenta personas. El objetivo del ataque era el jefe yihadista tunecino Nuredine Chouchane, que planificó dos de los ataques suicidas más mortíferos de la historia de Túnez. Se cree que Chuchan está detrás del ataque en el Museo del Bardo, en marzo de 2015, que acabó con la vida de 22 personas, y del perpetrado en el complejo veraniego de Susa, en junio del año pasado, donde murieron 38 personas.

Funcionarios estadounidenses aseguraron a «The New York Times» que en el ataque murieron 30 yihadistas, aunque todavía se desconoce si el cabecilla tunecino estaba entre los abatidos. Fuentes de la seguridad libia, sin embargo, dijeron que el número de muertos habría ascendido a 40, ya que a los yihadistas abatidos habría que añadir varias mujeres y niños.

Esas mismas fuentes explicaron que el ataque tuvo lugar a la 1,30 de la madrugada en un inmueble situado en el barrio de Qasr Talil, en el extrarradio de la ciudad, a medio camino entre Trípoli y la frontera con Túnez, y todas las víctimas serían de nacionalidad extranjera, principalmente tunecinos. Este bombardeo llega sólo unos días después de una declaración de Barack Obama en la que dejaba claro que EE UU está dispuesto a perseguir al Estado Islámico en cualquier lugar del mundo, igual que a Al Qaeda. Los equipos de operaciones especiales estadounidenses y británicos han aumentado recientemente las misiones de reconocimiento en Libia con el objetivo de identificar la presencia de los líderes del EI para futuros ataques. Y el bombardeo de ayer es un primer aviso al grupo terrorista de que Occidente no va a permitir que se expenda en el norte de África y se haga más fuerte a las puertas de Europa. Tanto EE UU como la Unión Europea han barajado la opción de una posible intervención en Libia esta misma semana, cuando se ha cumplido el quinto aniversario de la revolución.

En esa línea, ayer el Gobierno de EE UU se limitó a explicar que los milicianos bombardeados en Libia representaban una «amenaza directa contra Estados Unidos» y han alentado ataques tanto contra intereses norteamericanos como contra los «aliados». «Hemos dejado claro que tenemos que hacer frente al Estado Islámico allá donde meta la cabeza», afirmó el portavoz del Departamento de Defensa, Peter Cook, en rueda de prensa, asegurando que el Gobierno libio fue informado y el ataque se llevó a cabo de acuerdo a las leyes internacionales.

Aunque no ha habido intervenciones militares internacionales desde la caída de Muamar Gadafi, no es la primera vez que Estados Unidos ataca al grupo en Libia. El año pasado, sus aviones mataron al líder del EI en Libia, el iraquí Abu Nabil, el mismo día de los atentados de París, el 13 de noviembre.

Desde la caída del dictador, la transición libia ha estado marcada por la inestabilidad política, la lucha entre facciones rivales y el auge del yihadismo radical. El enfrentamiento desde 2014 entre los dos gobiernos –el Consejo General de la Nación, asentado en Trípoli, y la Casa de Representantes en Tobruk–, ha dado una oportunidad al EI para asentarse aprovechando el caos. De esta situación también se ha aprovechado la rama de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), que asimismo ha ganado terreno y extendido su influencia al resto del norte de África. En el último año, los yihadistas del EI han consolidado posiciones en la ciudad de Derna, su principal sede, y ampliado el territorio bajo su control, que ahora incluye barrios en Bengazi y la ciudad de Sirte, su bastión más importante en la costa. A principios de enero lanzaron, además, una ofensiva contra los puertos petroleros de Sidra y Ras Lanuf, que a duras penas fue repelida por la milicia privada que los defiende.

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