Política

Crisis en Egipto

Mubarak añade más tensión a un Egipto ya convulso

El Tribunal de El Cairo ordena libertad provisional para el ex «rais», encarcelado por la represión de las revueltas de 2011. El dictador egipcio seguirá en prisión, aunque su abogado asegura que saldrá libre esta misma semana

El ex presidente egipcio Hosni Mubarak, el pasado 13 de abril
El ex presidente egipcio Hosni Mubarak, el pasado 13 de abrillarazon

En el momento quizás más inestable y explosivo que ha vivido Egipto desde la revolución del 2011, el ex presidente Hosni Mubarak ha reaparecido añadiendo un elemento más de tensión. Al «faraón» se le decretó ayer la libertad provisional por uno de los varios delitos de corrupción que pesan contra él, pero permanecerá en la cárcel por otros cargos a pesar de que su abogado aseguró que Mubarak saldría de prisión esta misma semana. No es la primera vez que el letrado Farid Al Dib trata de explotar las situaciones más delicadas para agitar las aguas y a la opinión pública, que ya no presta tanta atención al anciano dictador. A pesar de que la corte penal de El Cairo no renovó la prisión preventiva del «rais», las investigaciones del caso continúan. Mubarak está acusado de haber usado fondos públicos para construir y remodelar mansiones de su familia en El Cairo y otras localidades de Egipto, como Sharm el Sheij, el famoso balneario donde el dictador pasaba largas temporadas en los últimos años de su mandato y que fue también escenario de malogrados acuerdos entre israelíes y palestinos. Allí, en las costas del Mar Rojo, se refugió durante los primeros meses de su detención después de verse obligado a dimitir en la revuelta popular del año 2011 que tantas expectativas generó en una región ansiosa de libertad. Desde entonces, Mubarak ha pasado sus días detenido entre el hospital y la cárcel debido a su frágil estado de salud, muchas veces manipulado por su equipo defensor y también por la Prensa y sectores afines a él. Imposible saber si, en este caso, hay un intento de crear una cortina de humo para que Egipto mire hacia el pasado y olvide el presente. Por el momento, Mubarak permanecerá entre rejas y tendrá que volver a responder ante el juez no sólo por los casos de corrupción, sino por su papel en la muerte de los manifestantes durante los 18 días de protestas que acabaron con su dictadura. La próxima vista de este proceso está fijada para el próximo 25 de agosto. Junto a él, se deberán sentar en el banquillo sus dos hijos y el empresario fugado Husein Salem.

Ironía de la historia, la represión del régimen en aquel entonces fue menos brutal que la que está teniendo lugar en estos momentos. El Ejército aplastó el pasado 14 de agosto los campamentos cairotas en los que los partidarios del depuesto Mohamed Mursi permanecían acantonados para exigir la vuelta al poder de su líder. El uso de la fuerza provocó un baño de sangre que se saldó con más de 600 muertos tan sólo ese día. Y la represión a la Cofradía de los Hermanos Musulmanes no ha cesado desde entonces, hasta el punto de plantear su disolución para apartarles de la vida política y devolverles al ostracismo en el que ya estuvieron sumidos durante la era de Mubarak. Por su parte, la organización internacional Human Rights Watch ha dicho que el uso de la fuerza por parte de las autoridades en el desalojo de los campamentos islamistas el pasado 14 de agosto constituye «el incidente más grave de asesinatos colectivos en la historia moderna de Egipto». Según la ONG, la violencia más destacada tuvo lugar en el campamento de Rabaa al Adawiya –bastión de los Hermanos Musulmanes- en el que murieron al menos 377 personas, según el cómputo de HRW que supera con creces al oficial.

Mientras sus seguidores están siendo tiroteados en las calles, el depuesto presidente Mohamed Mursi permanece retenido en un lugar secreto, en manos del Ejército que le apartó del poder el pasado 3 de julio, día desde el que su familia no ha vuelto a verle ni a saber de él, al igual que el resto de los ciudadanos. Ayer, la Fiscalía egipcia renovó por otros 15 días la detención preventiva del ex presidente, acusado de haber instigado la violencia contra sus detractores en diciembre del año pasado. De forma también tragicómica, los dos ex presidentes comparten un amargo destino y en muchas viñetas en la Prensa local se les ha retratado compartiendo celda, reproches y lamentos.

Las telenovelas turcas, prohibidas

Tras las críticas de Erdogan a la represión de los militares contra los islamistas, el Gobierno egipcio ha decidido contraatacar. Todos los programas de televisión de producción turca que se emitían en el país han sido prohibidos. La Asociación de Cineastas Egipcios ha pedido, en esta línea, boicotear los programas procedentes de la península de Anatolia, alegando que no se pueden emitir después de que el primer ministro turco amenazara a Egipto. También el popular actor egipcio Eizat Al-Alaili se mostró a favor del veto ya que «la televisión turca es muy superficial y sólo trata de líos amorosos», algo que, en su opinión, no puede compararse con la televisión egipcia. Principal víctima de la polémica ha sido «Un siglo magnífico», la telenovela turca más popular en Egipto, un culebrón de época ambientado en el Estambul de Suleimán el Magnífico, cuyas tramas se perderán a partir de ahora los televidentes egipcios.