Videos

Nepal revive la pesadilla

El terremoto, de 7,3 grados, provoca avalanchas de barro y piedras que causan al menos 57 muertos y más de mil heridos. El seísmo también se deja sentir en las vecinas India y China, donde fallecen 17 y una persona, respectivamente

Nepalíes corren para buscar un espacio abierto
Nepalíes corren para buscar un espacio abiertolarazon

El terremoto, de 7,3 grados, provoca avalanchas de barro y piedras que causan al menos 57 muertos y más de mil heridos. El seísmo también se deja sentir en las vecinas India y China, donde fallecen 17 y una persona, respectivamente

La furia de los dioses no ha cesado y un nuevo terremoto de 7,3 golpeó ayer por segunda vez al país devastado. La tierra volvió a crujir durante más de un minuto en Nepal. El epicentro se produjo a 18 kilómetros al sureste de Kodari, cerca del campamento base del Everest, al noreste de Katmandú. Más de medio centenar de personas murieron y otro millar resultaron heridas. Al primer seísmo de 7,3 le siguieron en poco más de una hora seis réplicas de más de 5 de magnitud.

El terremoto de ayer causó importantes avalanchas de barro y piedras que ha dejado un número indeterminado de personas sepultadas, sobre todo en zonas remotas de complicado acceso. Según el Centro Nacional de Operaciones de Emergencia del Gobierno nepalí, la mayoría de las víctimas mortales se encontraban en el distrito de Dolaja (19 fallecidos) y Sindhupalchowk (nueve muertos). En Katmandú fallecieron cuatro personas, tres en Ramechhap, dos en Sindhuli, una en Lalitpur y el mismo número en Sunsari, Rautahat, Sarlahi y Dhanusha. El terremoto se dejó sentir en varios estados de India y en su capital, Nueva Delhi. Al menos 17 personas murieron en el país vecino. También en China murió otra persona.

En las zonas rurales, el silencio tras el temblor dio paso a los gritos de desesperación. Los nepalíes se amontonaban a pie de las carreteras, temerosos de ver cómo se repetían sus peores pesadillas. Un equipo de la ONU estaba regresando de unas aldeas en el distrito de Nuwakot, noreste de Katmandú, cuando se produjo el terremoto. «Tuvimos que salir de los coches para protegernos en un espacio abierto y sentimos el temblor por medio minuto. Después volvimos a subir a los vehículos para regresar a Katmandú. En los caminos sin asfaltar veíamos hileras de rostros asustados sin ningún lugar al que poder escapar», relató a LA RAZÓN un miembro del equipo.

La capital no quedó ajena al miedo generalizado. Las bulliciosas calles que parecían haber recobrado la tranquilidad se convirtieron en ríos de personas asustadas, lanzando interrogantes al aire al ver cómo el terror se volvía a apoderar de ellos. Los desplazados se amontonaban fuera de los campamentos mientras la Policía cortaba las calles. Nadie quería permanecer en sus casas. Ningún lugar era seguro. «Este terremoto me ha dejado un poco trastocado. El primero lo viví de manera más positiva. En cierta manera, lo vi más normal. Es Asia y sabía que en estos países pueden pasar este tipo de tragedias. Ahora me siento raro», explicó a este periódico Daniel, un voluntario español que llegó como turista un día antes del primer terremoto y se quedó para ayudar a los supervivientes.

Los establecimientos cerraron al público y la mayoría de servicios se suspendieron por unas horas. El aeropuerto de Katmandú, el único que recibe vuelos internacionales, cerró por dos horas y los vuelos procedentes de otros países han sido redirigidos a otros aeródromos; los vuelos que salieron desde la capital sufrieron retrasos.

Tras el potente temblor, el primer ministro nepalí, Sushil Koirala, hizo un llamamiento a la calma. «Todos los mecanismos estatales se han movilizado en Katmandú y en los distritos más afectados para rescatar y ayudar a las víctimas del terremoto», declaró. Sin embargo, la ayuda humanitaria sigue siendo de difícil acceso. Muchas organizaciones internacionales están lidiando con la situación para poder repartir a cuenta gotas los suministros humanitarios. Desde España, el presidente de Mensajeros de la Paz, el padre Ángel, y un grupo de Bomberos Unidos sin Fronteras viajan hoy a Nepal con cinco toneladas de ayuda humanitaria.Según explica la ONG católica, el padre Ángel visitará orfanatos y centros de desplazados y estudiará sobre el terreno nuevas acciones de cooperación, en especial la ayuda necesaria para la escuela creada por el misionero escolapio de La Rioja, el padre José Alfaro, en el distrito de Sindhupalchowk. Cientos de miles de nepaleses se han quedado sin nada y tienen que vivir en la calle en tiendas de campaña o refugiados en las escuelas.

El Mando del Pacífico informó ayer que desapareció un helicóptero militar estadounidense que participaba en las labores de rescate en Nepal. Según un comunicado emitido por las Fuerzas Armadas, seis infantes de marina y dos soldados nepalíes estaban en la aeronave, que desapareció cerca de la localidad de Charikot (al este de Katmandú).

Ninguna víctima entre los 152 españoles que siguen en el país

El Gobierno tiene localizados a los 152 españoles que se encuentran en Nepal, incluidos los 40 que están en la zona de Pokhara, tras el nuevo terremoto de 7,3 grados de ayer. El ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, de visita oficial en Bulgaria, informó a los periodistas de que se ha contactado con esos compatriotas y que «gracias a Dios no tenemos ningún disgusto». García-Margallo explicó que ha hablado con el embajador de España en Nueva Delhi, Gustavo de Arístegui, quien a su vez se ha comunicado con los funcionarios que aún permanecen en Katmandú.