Guerra contra Hamás
Netanyahu estima que el Ejército israelí tiene un mes para finalizar la operación militar en Rafah
El primer ministro israelí fija un calendario para eliminar a Hamás para blindarse de las presiones del exterior que vaticinan un nuevo «baño de sangre» en Gaza
El cuestionado primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, calcula que su Ejército tiene un mes para completar la operación militar en Rafah, el último reducto en manos de Hamás que queda en pie en la castigada Franja de Gaza. Netanyahu compartió con los integrantes del gabinete de guerra sus estimaciones iniciales unos días después de la visita oficial del jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken, filtradas por el Canal 12 de noticias. La guerra en Gaza debería finalizar, de acuerdo con el calendario que maneja el jefe del Ejecutivo, antes del mes sagrado de Ramadán, que comienza alrededor del 10 de marzo.
Existen, sin embargo, dos grandes obstáculos en el horizonte. Las presiones de los familiares de los 132 rehenes que permanecen cautivos en Gaza –29 de ellos sin vida, según las estimaciones–, que exigen su inmediata liberación, y de Estados Unidos, que considera que ha llegado el momento de sellar un nuevo acuerdo de alto el fuego con Hamás, precisamente para para liberar a los rehenes y aliviar con el envío de suministros básicos la catástrofe humanitaria que se vive en el interior de la Franja, donde han muerto ya más de 28.000 personas, según el recuento actualizado del Ministerio de Sanidad gazatí.
Las operaciones en Rafah revisten, además, una dificultad añadida: la elevada densidad de población. En la ciudad más meridional de la Franja han ido a parar más de 1,3 millones de personas desplazadas internas que llevan cuatro meses huyendo de los combates, muchos de ellos malviviendo en tiendas de plástico en la frontera con Egipto, la única salida de Gaza que Israel no controla.
La cifra es cinco veces mayor que su población habitual, un dato que ha hecho saltar las alarmas de la comunidad internacional. El Departamento de Estado de Estados Unidos advirtió del «desastre» que supondría una operación militar en Rafah sin una planificación adecuada para la evacuación de civiles. «Una operación militar a gran escala entre esta población solo puede conducir a una mayor intensificación de la tragedia sin fin que se está desarrollando en Gaza», alertó, por su parte, el comisionado de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA, por sus siglas), Philippe Lazzarini, señalado por las graves acusaciones que pesan sobre su agencia.
A las críticas se ha sumado entre otros países árabes Arabia Saudí, que ha condenado «enérgicamente» los planes de Israel antes de pedir una reunión urgente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas con el objetivo de evitar una «inminente catástrofe humanitaria», además del ministro Exteriores de Jordania, Ayman Safadi, que considera inaceptable «permitir otro baño de sangre en Gaza».
Netanyahu respondió a las advertencias solicitando a los suyos que idearan un «plan dual» que buscara al mismo tiempo la evacuación de la población y la disolución de los batallones de Hamás. «Está claro que una operación masiva en Rafah requiere la evacuación de la población civil de las zonas de combate», reconoció la oficina del primer ministro de Israel en un comunicado en el que dejaba claro que era imposible «lograr el objetivo de la guerra de eliminar a Hamás dejando cuatro batallones de Hamás en Rafah».
La dirigencia de la organización islamista palestina afirmó en un comunicado que cualquier acción militar tendría repercusiones catastróficas que «pueden provocar decenas de miles de mártires y heridos si Rafah... es invadida». El Ejército israelí dijo haber matado el sábado a dos «altos operativos de Hamás» en un ataque aéreo sobre Rafah que habría acabado con la vida de al menos 25 personas. Una ofensiva que podría ser la antesala de la última gran operación terrestre.
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