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Obama amplía a Siria su campaña aérea para «destruir» al EI

Obama, ayer, en el Despacho Oval durante una conversación telefónica con el rey saudí Abdulá sobre la intervención en Irak
Obama, ayer, en el Despacho Oval durante una conversación telefónica con el rey saudí Abdulá sobre la intervención en Iraklarazon

El presidente de EE.UU., Barack Obama, eliminó hoy una barrera que había limitado hasta ahora su acción contra el Estado Islámico (EI) al anunciar que atacará al grupo yihadista en Siria y ampliará su campaña en Irak, con una ofensiva "implacable"para destruir al grupo "dondequiera que esté".

El presidente de EE.UU., Barack Obama, eliminó hoy una barrera que había limitado hasta ahora su acción contra el Estado Islámico (EI) al anunciar que atacará al grupo yihadista en Siria y ampliará su campaña en Irak, con una ofensiva "implacable"para destruir al grupo "dondequiera que esté". Un mes después de ordenar ataques selectivos contra el EI en Irak, Obama expandió su ofensiva contra el grupo yihadista al complejo escenario de la guerra civil siria, poniendo fin a una larga reticencia a intervenir en el conflicto, y se comprometió a entrenar a la oposición de ese país como aliado clave en su campaña. "Perseguiremos a los terroristas que amenazan a nuestro país dondequiera que estén. Eso significa que no dudaré en adoptar acciones contra el EI en Siria. Este es un principio fundamental de mi presidencia: si amenazas a Estados Unidos, no encontrarás un refugio", dijo Obama en un discurso desde la Casa Blanca.

También eliminó las restricciones a sus ataques aéreos en Irak, limitados hasta ahora a bombardeos con motivos humanitarios o para proteger posiciones estadounidenses, con el fin de ayudar decisivamente a las fuerzas iraquíes y kurdas a recuperar territorio frente al avance del EI.

"Atacaremos a los objetivos de EI al tiempo que las fuerzas iraquíes lanzan sus ofensivas", indicó el presidente.

Para ello, anunció el despliegue de 475 militares más que llegarán la próxima semana a Irak para entrenar, asesorar y equipar a las fuerzas iraquíes y kurdas, lo que eleva a más de 1.500 los militares estadounidenses desplegados en el país.

Y es que siempre que tiene que tomar una decisión, el presidente Barack Obama se decanta por la opción intermedia de todas cuantas le ofrecen sus asesores en materia de seguridad. Ayer probó el más difícil todavía: justificar el aumento de la intervención militar de Estados Unidos en los combates contra los yihadistas en Irak y Siria con ataques aéreos y la petición de armar a las fuerzas de oposición sirias.

De su intervención, medida al milímetro y realizada en horario de máxima audiencia, Obama destacó más lo que quiere que no sea esta intervención que lo que quiere que sea. Por ello, ha dado orden a sus diplomáticos de que se empleen al máximo para conseguir el mayor número de aliados internacionales en esta operación. Obama no quiere dar la impresión de que Estados Unidos invade de nuevo de forma unilateral otro país musulmán. «Debilitaremos y destruiremos al Estado Islámico, pero no volveremos a embarcarnos en otra guerra como Irak o Afganistán».

El líder estadounidense tuvo que explicar este ataque contra el Estado Islámico (EI) después de haber hecho campaña en 2008 contra la invasión iraquí de su antecesor, George W. Bush. Obama afiló sus palabras para dejar claro que no va a ayudar al presidente de Siria, Bachar al Asad, en esta operación. Una de las contradicciones que tuvo que lidiar fue el hecho de que EE UU intervendrá en la guerra de Siria después de haber evitado durante más de tres años su participación. El discurso de Obama se produce después de las decapitaciones de dos periodistas estadounidenses, James Foley y Steven Sotloff, un hecho que ha generado un cambio en la opinión pública de los estadounidenses en favor de una acción militar.

El discurso de Obama tuvo dos audiencias: los medios de comunicación y el pueblo estadounidense. Se produjo precisamente la víspera del aniversario de los ataques del 11 de septiembre contra las Torres Gemelas, después de varios días de deliberaciones internas y presiones a los países aliados. Para ello, no ha dudado en pedir ayuda a los miembros de la OTAN, con los que se vio en la Cumbre de Gales y con los congresistas de Estados Unidos. Incluso invitó a una cena de tres horas a los políticos republicanos y demócratas, miembros del «establishment» de Washington. Obama les dijo que no necesita la aprobación formal del Congreso para intervenir.

Los demócratas del Capitolio prepararon ayer una ley que da luz verde al entrenamiento de tropas extranjeras que combatan al Estado Islámico en Irak y Siria. A pesar de ello, se espera que los equipos de los legisladores –muy pendientes de las elecciones de mitad de legislatura de noviembre– lleven a cabo encuestas entre los votantes antes de tomar ninguna decisión al respecto. De momento, no se espera que se incluya ninguna partida adicional con la autorización de fondos. Sin embargo, el Capitolio tendrá que solicitar dentro de unas semanas 500 millones de dólares destinados a la labor de entrenamiento.

El líder de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid, resaltó que «necesitamos entrenar y equipar a los rebeldes sirios y a otros grupos de Oriente Medio que requieren ayuda». Desde el Partido Republicano, John Boehner, portavoz de la Cámara de Representantes, afirmó que apoya «la ayuda a las fuerzas de seguridad iraquíes». Desde las filas republicanas se echa de menos la presentación de un plan detallado del presidente antes de convocar una votación en las dos cámaras del Congreso.

En su campaña para recabar apoyos, Obama habló ayer por teléfono con el rey saudí Abdala justo antes de una reunión entre los líderes árabes para repasar su posible participación. Horas antes del anuncio del presidente estadounidense, el secretario de Estado, John Kerry, indicó desde Bagdad que Estados Unidos entrenará a las Fuerzas de Seguridad iraquíes contra el EI. «Estamos con Irak. Estamos con ellos en su lucha para superar esta gran amenaza», indicó Kerry después de sus reuniones con los nuevos líderes iraquíes. EE UU ya ha llevado a cabo ataques en el norte del país, pero Kerry y otros miembros de la Administración Obama han descartado la participación de tropas estadounidenses sobre el terreno para no caer en la trampa de otra guerra en la zona.

Desde que se iniciara la ofensiva norteamericana en Irak hace casi un mes, sus bombardeos han destruido al menos 212 objetivos, entre ellos un puesto de mando y 88 vehículos armados de los yihadistas, según informó ayer el Departamento de Defensa. Estados Unidos ha informado ya de 154 ataques aéreos con cazas y aviones no tripulados («drones» con el objetivo de facilitar el avance de tropas del Ejército iraquí, de los pesmerga kurdos y milicias tribales frente al Estado Islámico. La mayoría de los bombardeos (91) se han producido en los alrededores de la presa de Mosul, la mayor del país y un punto estratégico que había sido tomado por los yihadista suníes del EI. El dominio aéreo estadounidense ha permitido que sus cazas hayan podido realizar sus ataques y lanzar más de 300 toneladas de ayuda sin sufrir bajas o accidentes.