Estados Unidos

Obama «quita hierro» a una trifulca en el aeropuerto

El presidente de EE UU calmó los ánimos al afirmar que «no debía llevarse demasiado lejos» el incidente

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en el Aeropuerto Internacional de Hangzhou
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en el Aeropuerto Internacional de Hangzhoularazon

En el Aeropuerto Internacional de Hangzhou, poco después del aterrizaje del Air Force One de Obama, un agente de seguridad chino se dejó llevar de su celo encarándose con la consejera de Seguridad Nacional del presidente, Susan Rice.

Resulta difícil describir la impresión que causa una urbe de la grandiosidad de Hangzhou -en la que un centenario pasado imperial se conjuga con monstruosas construcciones de ingeniería civil de ultima generación- completamente vacía de sus habitantes, como si se hubiera convertido de la noche a la mañana en el escenario fantasma de una superproducción cinematográfica de tintes apocalípticos. Sin embargo este es el resultado final de una operación de maquillaje impuesta por las autoridades comunistas, que han incentivado a la población para que, literalmente, se vaya de vacaciones durante este fin de semana y asta hoy lunes. Las inmensas y desiertas avenidas de Hangzhou, capital de la innovación tecnológica china, alberga la Cumbre del G20, escaparate con el que China quiere asombrar al mundo y punto en el que ayer fueron llegando los jefes de Estado y de Gobierno de las principales economías del planeta para diseñar un nuevo modelo de crecimiento global. Paradoja oriental: el capitalismo mundial baila al ritmo marcado por la batuta del secretario general del Partido Comunista chino, Xi-Ling Ping, circunspecto anfitrión de la cita.

Sin embargo, el gran teatro de las maravillas del gigante asiático comenzó con un curioso incidente que a buen seguro no fue previsto por las autoridades. En el Aeropuerto Internacional de Hangzhou, poco después del aterrizaje del Air Force One de Obama, un agente de seguridad chino se dejó llevar de su celo encarándose con la consejera de Seguridad Nacional del presidente, Susan Rice, y gritando desaforadamente - frente a las cámaras de televisión de todo el mundo- a otro funcionario americano que estaba intentando ayudar a los periodistas a que se acercaran al Obama. El presidente, en el que será su último viaje oficial a China, quitó hierro al asunto cuando afirmó que "no debía llevarse demasiado lejos"el incidente.