
OTAN
El país europeo que ha roto un tratado del siglo pasado: comenzará a utilizar un arma prohibida
Ha decidido abandonar un pacto internacional que protegía a los civiles desde hace más de 25 años. ¿El motivo? Su frontera con Rusia.

En un momento en el que el mundo atraviesa una de las mayores tensiones geopolíticas desde la Guerra Fría, un país europeo ha tomado una decisión tan polémica como histórica: ha roto con un tratado internacional firmado hace más de dos décadas y se prepara para reactivar el uso de un arma prohibida por la comunidad internacional.
No hablamos de un estado fallido ni de una dictadura aislada. Es un país democrático, moderno, occidental… y hasta hace poco considerado un modelo de estabilidad. Su argumento: reforzar su seguridad ante el creciente temor de un conflicto a gran escala.
Una ruptura con el Tratado de Ottawa
El tratado al que ha renunciado es la Convención sobre la Prohibición de Minas Antipersonales, también conocida como Tratado de Ottawa, firmado en 1997 y vigente en más de 160 países. Este acuerdo internacional prohíbe la producción, almacenamiento, uso y transferencia de minas antipersonales, uno de los tipos de armamento más letales y dañinos para la población civil.
Este país ha anunciado que se retira del tratado con un objetivo claro: reforzar su frontera oriental con Rusia, una de las más extensas del continente. A partir de ahora, podrá volver a desplegar este tipo de explosivos en caso de conflicto.
El país que ha dado el paso: Finlandia
El Gobierno de Finlandia ha confirmado públicamente su salida del tratado. En palabras de su Ministerio de Defensa, la amenaza creciente por parte de Rusia obliga a reconsiderar ciertas restricciones militares que ya no se consideran compatibles con la defensa nacional.
Se trata de una decisión inédita dentro de la OTAN. Aunque Estados Unidos y Rusia nunca llegaron a firmar el tratado, la mayoría de países europeos sí lo hicieron. Por eso, el movimiento de Finlandia marca un cambio de paradigma.
Y lo más preocupante es que no está sola.
Otros países siguen el mismo camino
En las últimas semanas, otros Estados del entorno —Polonia, Estonia, Letonia y Lituania— también han declarado su intención de abandonar el tratado de Ottawa. La explicación es similar en todos los casos: reforzar su defensa ante una posible agresión rusa. En conjunto, esta tendencia apunta a una militarización creciente del flanco este de Europa.
La medida ha sido duramente criticada por organizaciones internacionales como Human Rights Watch o la Campaña Internacional para la Prohibición de Minas, que recuerdan que estas armas siguen causando víctimas décadas después de su colocación y afectan sobre todo a la población civil.
¿Estamos a las puertas de una nueva guerra mundial?
Aunque pueda parecer exagerado, la tensión global actual recuerda peligrosamente a los años previos a la Segunda Guerra Mundial. Rusia sigue firme en su invasión a Ucrania. China refuerza su poder militar. Estados Unidos se reconfigura bajo una nueva doctrina de fuerza.
Y mientras tanto, en Europa, el miedo se abre paso. La salida de Finlandia del Tratado de Ottawa coincide con un renovado interés por la creación de un Ejército Europeo independiente de la OTAN. Una idea que cada vez gana más fuerza ante los aranceles de Trump.
Una amenaza más allá de las fronteras
Los expertos advierten de que la reintroducción de minas antipersonales no solo puede causar más muertes en el futuro, sino también sentar un peligroso precedente. Si los países democráticos y firmantes de tratados humanitarios comienzan a romper estos acuerdos, la credibilidad del sistema internacional se debilita.
Además, el riesgo de una escalada militar en Europa ya no es una hipótesis remota, y la retirada de estos países del tratado puede leerse como una señal más de que el continente se prepara para lo peor.
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