Seguridad europea

El paraguas de la OTAN no basta si eres vecino de Putin

Cada vez más miembros europeos de la Alianza admiten su temor a un ataque ruso. La posible vuelta de Donald Trump crea aún más incertidumbre

(L-R) NATO Secretary General Jens Stoltenberg, German Defence Minister Boris Pistorius and Lithuanian President Gitanas Nauseda visit the training phase of Exercise Griffin Storm at the General Silvestras Zukauskas Training Area, in Pabrade, Lithuania, 26 June 2023.
(L-R) NATO Secretary General Jens Stoltenberg, German Defence Minister Boris Pistorius and Lithuanian President Gitanas Nauseda visit the training phase of Exercise Griffin Storm at the General Silvestras Zukauskas Training Area, in Pabrade, Lithuania, 26 June 2023. VALDA KALNINAAgencia EFE

Hace unos meses, el máximo representante de la diplomacia comunitaria, el español Josep Borrell, levantó una fuerte polvareda internacional al asegurar que Europa es un «jardín» y el resto del mundo una «jungla». A pesar de que estas palabras fueron tachadas como neocolonialistas, lo cierto es que, tras la invasión de Ucrania por parte de las tropas del presidente de Rusia, Vladimir Putin, los países bálticos y escandinavos ven cada vez más cerca la jungla.

La posibilidad de que la guerra en Ucrania se extienda a suelo europeo parece cada vez más plausible e incluso la certeza de quedar cobijados bajo el manto protector de la cláusula 5 de Defensa Colectiva de la Alianza Atlántica, el uno para todos y todos para uno, ya no parece suficiente, o al menos no tanto como lo ha sido hasta ahora.

Estos miedos se están viendo acrecentados por la posible vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca si gana los próximos comicios presidenciales del mes de noviembre. El magnate estadounidense amenaza con romper los consensos vigentes desde el fin de la II Guerra Mundial y dejar de proteger a los europeos si vienen mal dadas, a no ser que empiecen a subir su gasto en Defensa. Estas advertencias no son nuevas y ya tuvieron lugar tras su anterior mandato, pero la guerra en Ucrania ha convertido la amenaza en mucho más tangible.

Para echar más leña al fuego, el expresidente ha asegurado este sábado que alentaría a Rusia a «hacer lo que quiera» con cualquier país de la OTAN que no contribuya con el gasto en Defensa estipulado. Aunque pueden parecer palabras propias del frenesí electoral dentro de la campaña para hacerse con la candidatura republicana, el comisario de mercado interior, Thierry Breton, alertó hace semanas de que palabras muy parecidas fueron proferidas en privado durante su primer mandato en presencia de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.

«No creo que a Estados Unidos le beneficie una Europa desprotegida. Me cuesta creerlo», aseguran fuentes diplomáticas sobre la posibilidad de que Washington deje solos a sus tradicionales aliados. Lo cierto es que, a pesar de la buena salud de las relaciones transatlánticas con Joe Biden en la Casa Blanca, todo indica que a Estados Unidos cada vez le preocupa menos Europa y prefiere centrarse en el Indo-Pacífico, en un giro que comenzó con Barak Obama y se consolidó con Trump. La guerra fría con China puede volver a concentrar todos los desvelos de Washington. En cualquier caso, en los últimos meses asistimos a una retórica bélica, desconocida desde el fin del comunismo.

Este pasado viernes, el ministro de Defensa danés, Troels Lund Poulsen, ha asegurado que Putin podría atacar un país de la OTAN en tres o cinco años y ha pedido reforzar la defensa aérea. El almirante holandés Rob Bauer también ha instado a los países europeos a que estén preparados para la guerra y que se planteen el servicio militar obligatorio en las próximas dos décadas y alabó a Suecia por haber restablecido el servicio militar civil con el objetivo de llegar a 10.000 nuevos reclutas hasta 2030. No es el único país. El pasado 5 de abril el parlamento letón aprobó una nueva ley para establecer de manera gradual el servicio militar obligatorio después de que se introdujera el ejército profesional en 2007. Los hombres letones deberán hacer la mili cuando cumplan 18 años durante un año y las mujeres podrán solicitarlo de manera voluntaria dese los 17 a los 28 años.

Aunque es evidente que los países del Este son los más alarmados, el clima prebélico parece comenzar a instalarse también en aquellos que no sienten el aliento de Putin tan cerca. Esta semana la ministra de Defensa belga, Ludivine Dedonder, también ha pedido a sus ciudadanos que se conviertan en reservistas. «Todo el mundo debe comprender que la guerra en Europa es una posibilidad, pero también que no tendrá lugar necesariamente», ha asegurado la ministra en un intento de no resultar excesivamente alarmista. Otras informaciones, sin embargo, resultan mucho más desasosegantes. Según unos papeles filtrados por el diario Bild a mitad del mes de enero, Alemania se está preparando para una ofensiva de Putin al flanco oriental de la OTAN en verano de 2025. Según estos documentos, el mandatario podría utilizar Bielorrusia como punto de partida, al igual que hizo con la guerra de Ucrania.

«Necesitamos que los actores públicos y privados cambien su mentalidad de una era en la que todo era planificable, previsible, controlable y centrado en la eficiencia a una era en la que cualquier cosa puede suceder en cualquier momento. Una era en la que debemos esperar lo inesperado», afirmó Bauer hace unas semanas antes del inicio de las mayores maniobras militares desde el final de la Guerra Fría. Europa puede dejar de ser un plácido jardín.