Nobel de la Paz
Premio Nobel de la Paz para Abiy Ahmed, primer ministro de Etiopía
Se habían presentado un total de 301 candidaturas de personas y organizaciones
El primer ministro etíope, Abiy Ahmed, ha sido galardonado con el Premio Nobel de la Paz por su acuerdo de reconciliación con la vecina Eritrea
El primer ministro de Etiopía, Ahmed Abiy, ha sido galardonado con el Premio Nobel de la Paz de 2019 en reconocimiento a sus esfuerzos por impulsar la paz con sus vecinos de Eritrea y poner fin así a un conflicto de casi dos décadas.
Los dos países del este de África restablecieron relaciones diplomáticas en julio de 2018 después de que el joven mandatario etíope, siguiendo años de hostilidad, aceptase un acuerdo de paz para sellar el conflicto fronterizo abierto entre ambos desde la guerra que libraron entre 1998 y 2000, que dejó decenas de miles de muertos.
“El primer ministro de Etiopía Abiy Ahmed ha sido galardonado con el Premio Nobel de la Paz de este año por sus esfuerzos por conseguir la paz y cooperación internacional, y en particular por su decidida iniciativa por resolver el conflicto fronterizo con su vecina Eritrea,” justificó el Comité Noruego del Nobel en su anuncio de la distinción.
La oficina del dirigente etíope aseguró que “esta victoria y reconocimiento es una victoria colectiva de todos los etíopes, así como una llamada a fortalecer nuestra determinación por convertir a Etiopía –el nuevo horizonte de la esperanza– en una nación próspera para todos.” “Estamos orgullosos como nación,” deslizaron.
Abiy, que a sus 43 es el mandatario más joven del continente africano, llegó al poder en Etiopía en 2018 después de que tuvieran lugar en el país protestas masivas contra la coalición de gobierno que le precedió, y su asunción del cargo fue acompañada por el anuncio de una batería de sorprendentes reformas.
Una de las primeras medidas de mayor envergadura que tomó en esta dirección fue precisamente la de acceder a un acuerdo de paz con Eritrea. El giro le llevó a principios de julio del 2018 a visitar la capital de su país vecino, Asmara, para encontrarse con su presidente, Isaias Afwerki, quien al cabo de pocas semanas hizo lo propio y aterrizó en Addis Ababa para reunirse con Abiy. Tras sus visitas oficiales, el transporte y las comunicaciones entre ambos países fueron restablecidas, lo que permitió que algunas familias pudieron reencontrarse tras haber pasado 20 años separadas.
La apuesta del Comité del Nobel de galardonar a Abiy fue recibida por algunos como una decisión prematura, ya que algunas de las primeras reformas que trajo consigo la mejora de las relaciones entre Etiopía y Eritrea, como la apertura de la frontera terrestre, fueron canceladas poco después de adoptarse.
Otros, en cambio, apuntaron que es precisamente por esta razón que el comité habría decidido concedérselo, en un intento de reconocer y dar un impulso a los esfuerzos de Abiy. Así, el propio Comité reconoció que “muchos desafíos continúan aún sin resolver”, y apuntó que confía en que “el acuerdo de paz ayudará a traer cambios positivos para las poblaciones enteras de Etiopía y Eritrea.”
Además, el jurado señaló que “el galardón también supone un reconocimiento a todos los actores que están trabajando para la paz y la reconciliación en Etiopía y en las regiones del este y el noreste de África,” donde otros conflictos siguen abiertos.
Asimismo, el Instituto Noruego del Nobel extendió su reconocimiento a las “importantes reformas [internas]” llevadas a cabo por Abiy en Etiopía. En este sentido, tras su subida al poder, el mandatario anunció múltiples medidas esperanzadoras como la liberación de miles de prisioneros, el reconocimiento de abusos cometidos en el pasado por el Estado y dio la bienvenida a grupos opositores que hasta la fecha habían estado prohibidos.
A pesar de ello, Abiy ha tenido que hacer frente también a críticas por la lentitud a la hora de llevar a cabo algunas de sus promesas, el aumento de las tensiones étnicas que vive el país y su carácter autónomo a la hora de tomar algunas decisiones, así como presiones por parte de aquellos que buscan frenar algunas de las reformas que ha introducido.
Las felicitaciones de líderes regionales, como los presidentes de Liberia, Somalia y Egipto, al galardón recibido por Abiy no se hicieron esperar, pero al momento de escribir esta información todavía no había ninguna reacción por parte de Eritrea, que aún continúa siendo uno de los países más cerrados del mundo.
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