Cumbre del G20

Xi y Putin sincronizan su postura ante el G20, no asistirán

Los líderes de China y Rusia descartan su presencia en la próxima cumbre de Nueva Delhi en plena rivalidad con Occidente

 Vladimir Putin y Xi Jinping
Vladimir Putin y Xi Jinping Greg BakerAgencia AP

El presidente chino, Xi Jinping, no asistirá a la cumbre del G20 que se celebra el próximo fin de semana en Nueva Delhi, según ha confirmado el Ministerio de Asuntos Exteriores chino, una ausencia que ha levantado ampollas y pone de relieve la compleja dinámica mundial que está en juego. En su lugar, acudirá el primer ministro Li Qiang, en lo que supone la primera vez que el líder chino se ausenta de una reunión histórica. En medio de las crecientes tensiones con Occidente, los expertos apuntan a que Pekín pretende diluir la influencia del G20 para socavar la de Estados Unidos y, en su lugar, tratar de potenciar la relevancia de los BRICS y de la Organización de Cooperación de Shanghái.

Habitualmente, el presidente chino asiste a las cumbres del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), del G20 y de los BRICS, mientras que el primer ministro —que ocupa el segundo rango en el sistema político chino— acude a la Cumbre de Asia Oriental, que este año tendrá lugar los días 6 y 7 de septiembre en Indonesia.

Este foro internacional se celebra dos semanas después de que Xi y el primer ministro Narendra Modi mantuvieran una breve conversación al margen de la cumbre de los BRICS en Johannesburgo en torno a las tensiones transfronterizas. El país anfitrión de este año y China mantienen desde hace tiempo una tensa relación. Las dos naciones más pobladas del mundo, se disputan respectivamente una zona al sur del Tíbet y al este de India. Ambos reclaman su poder allí y difieren en sus opiniones sobre el trazado de la frontera en la región montañosa. La disputa condujo a una breve guerra en la década de 1960, victoriosa para China. Sin embargo, en el verano de 2020, soldados de ambos bandos se enfrentaron con piedras, palos y puños en la región fronteriza, lo que supuso el peor incidente de este tipo en décadas. Y, más recientemente, la publicación de un mapa oficial en el que China que reclama zonas en disputa en tierra y mar, causó un resentimiento adicional entre varios Estados.

Con el anuncio de Xi se desvanecen además las esperanzas de un posible encuentro con su homólogo estadounidense en la reunión de la Apec que se celebrará en San Francisco en noviembre. La confirmación del Ministerio de Exteriores se produjo en un momento en que las gélidas relaciones entre los países han empezado a mostrar signos de suavizarse, con la visita consecutiva a territorio chino en los últimos meses de altos funcionarios estadounidenses, como el secretario de Estado, Antony Blinken, el enviado para asuntos climáticos, John Kerry, y la secretaria de Comercio, Gina Raimondo.

Por otra parte, la guerra de agresión rusa en Ucrania habría sido un tema sensible en la agenda de Xi durante la próxima cumbre. La República Popular está considerada un importante socio de Rusia, si bien Pekín presentó un controvertido plan de paz en el conflicto. El presidente ruso tiene previsto reunirse próximamente con Xi, según ha confirmado el Kremlin.

Con todo, Putin brillará igualmente por su ausencia en su cita de Delhi, al igual que en la del año pasado en Bali. El Kremlin ha declarado que está concentrado en la operación militar especial, como Moscú denomina a la guerra en curso. Le representará el ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov, una práctica establecida desde la invasión rusa de Ucrania el pasado mes de febrero.

Y es que, el endurecimiento de las posturas en torno a la guerra ha impedido hasta ahora llegar a un acuerdo siquiera sobre un único comunicado en la veintena de reuniones ministeriales del G20 durante la presidencia india de este año, dejando en manos de los líderes la responsabilidad de allanar el camino, si es posible.

Tanto China como Rusia dejaron claro, al unísono, que se oponen a cualquier intento de imponer cuestiones políticas en la agenda de los foros multilaterales, indicando que podrían bloquear juntos los esfuerzos de los países del G7 en particular para plantear la cuestión ucraniana en el G20. Como consecuencia de su oposición a incluir los párrafos sobre Ucrania en la Declaración de Bali, los ministros de Finanzas y Asuntos Exteriores del G20 no pudieron llegar a una declaración conjunta.

Desde que comenzó la guerra de Ucrania se ha producido una creciente división entre las potencias occidentales y no occidentales. Este gesto no sólo simboliza el tira y afloja geopolítico entre estos dos bandos, sino que también pone de relieve cómo grandes actores como Moscú y Pekín ejercen maniobras estratégicas para desafiar el dominio de los foros centrados en Occidente. Por su parte, Moscú emitió el jueves una declaración en la que arremetía contra Occidente por utilizar foros como el G7 y el G20 para hacer propaganda contra estas dos naciones. Así pues, aunque las decisiones se han tomado por separado, India no puede descartar que haya en juego cierto grado de complicidad entre los dos países.

La alianza entre Rusia y China se ha reforzado en los últimos años, caracterizada por una visión compartida de contrarrestar la influencia occidental y promover la multipolaridad. Al coordinar sus movimientos para evitar legitimar foros dominados por Occidente como el G20, estas dos potencias manifiestan su descontento con la actual estructura de poder mundial. Su objetivo es romper con la narrativa occidental y crear vías alternativas de diálogo y toma de decisiones más inclusivas y representativas de sus intereses.

El Grupo de las 20 principales economías está formado por 19 países y la Unión Europea, que representan alrededor del 85% del PIB mundial y dos tercios de la población mundial. Este año, el encuentro reviste especial importancia, ya que son muchos los que se enfrentan a una inflación elevada y a turbulencias económicas, en un contexto de lenta recuperación de la pandemia del Covid-19. Por otra parte, y como anfitrión de esta cumbre en concreto, India se encuentra atrapada entre alinearse con las potencias occidentales y proteger sus propios intereses.

Desde hace tiempo, las potencias occidentales, en particular Estados Unidos y sus aliados, han desempeñado un papel fundamental en la configuración de la agenda y las decisiones del foro. De hecho, su primera reunión se celebró en Berlín en 1999 como respuesta a la crisis financiera asiática, pero saltó a la palestra mundial tras la crisis financiera de 2008 para pasar de ser una tertulia de ministros de Economía y gobernadores de bancos centrales, a convertirse en la principal plataforma para los líderes más poderosos del mundo.

Por otra parte, los esfuerzos consensuados para reforzar las alternativas a las plataformas dominadas por Occidente, como la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) y la agrupación BRICS, en la que también participan Brasil, India y Sudáfrica, demuestran la importancia que Rusia y China conceden a sus propios foros. El objetivo de estas iniciativas es proporcionar un espacio para que las economías emergentes deliberen sobre cuestiones clave sin estar sujetas al dominio de las ideologías o prioridades occidentales.