Secuestros
¿Qué hay en juego?
l ¿Cuáles son las ventajas y las desventajas de la misión francesa en Mali ?
–Para Francia, no hacer nada y arriesgarse a ver caer Bamako es peor que intervenir en estos momentos. La comunidad internacional puede apoyar a Francia tanto en nombre de la lucha contra el terrorismo como en aras del auxilio a un Gobierno legítimo. Si el Ejército maliense cae derrotado, Francia habría perdido este argumento que legitima su intervención. Además, hasta ahora se ha fracasado en la liberación de los rehenes. Y lo que es peor, hay dos secuestrados más en Nigeria. Para Francia, que desea mantener una posición de influencia diplomática en el área del África occidental, es mejor demostrar que todavía puede actuar militarmente, cuando la situación de uno de sus aliados se ve comprometida. La operación militar francesa también es una manera de defender sus intereses económicos. Conviene recordar que varios rehenes fueron secuestrados cerca de una mina de uranio en Níger. Y el uranio es el material puro indispensable para el funcionamiento de las centrales nucleares. Una decisión política como ésta supone un riesgo para el Ejecutivo, especialmente si la operación fracasa. El presidente François Hollande ha asumido un riesgo. Pero dada su baja popularidad, al menos puede recuperar algo de apoyo apelando al sentimiento nacionalista. El resultado dependerá del éxito militar y de las potenciales consecuencias, especialmente si se producen operaciones terroristas espectaculares en suelo francés, como sucedió con el atentado de Atocha en Madrid.l ¿El inicio de esta operación militar pone en riesgo la vida de los ocho rehenes franceses secuestrados por islamistas en el Sahel?
–Una intervención militar expone al país a una represalia contra sus rehenes. Esta capacidad de chantaje es la que, en parte, justifica el secuestro de personas por parte de los terroristas. Uno de los mayores riesgos de este chantaje es que se repitan más secuestros y ataques por el hecho de que los terroristas se puedan sentir en una situación de impunidad.
l ¿La opinión pública francesa entiende que dejar caer Bamako suponía una amenaza mayor para su seguridad nacional que lanzar la operación militar en Mali?–Durante meses, ha habido muchos discursos alarmantes de políticos y expertos en seguridad sobre la situación en Mali que dibujaban un paralelo que genera miedo. Se habla de Al Qaeda, de una «nueva Afganistán» en el Sáhara y de «Malistán». Finalmente, recuerdan que Francia tiene lazos históricos con Argelia, que sufrió una guerra civil en los años noventa contra las fuerzas islamistas y que tuvo un impacto con actos terroristas en suelo francés. Es probable que una mayoría de franceses entienda que dejar que terroristas islamistas se instalen en la frontera sur con Argelia tendrá malas consecuencias para Francia y para sus intereses.
l ¿Cuándo podrá finalizar la misión francesa?
–El problema de una guerra es que nunca se sabe cuándo termina. La desproporción de fuerzas entre las dos partes hace que la guerra directa pueda terminar rápido, especialmente en el desierto, donde los rebeldes pueden dispersarse en distintas direcciones y perderse. Entonces se convertirá en una guerra de guerrillas, con ataques terroristas. Es más difícil luchar contra este tipo de acciones, que se pueden prolongar durante años, y que obligan a grandes esfuerzos de inteligencia militar y de labores de vigilancia constante.
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