Historia

Francia

Rostros para la historia

Francisco Boix
Francisco Boixlarazon

Estos son algunos de los protagonistas de un episodio de la historia que era conocido por la comunidad internacional

El asesinato de Röhm

El caso más espectacular en la eliminación de las SA fue la de su jefe, Ernst Röhm. En la noche del 30 de junio le sorprendió el propio Hitler y un grupo de las SS mientras dormía. Tras un coro de gritos e insultos y una tanda de golpes que el veterano militar no podía explicarse, fue encerrado en la celda 474 de la prisión muniquesa de Stadelheim. Al día siguiente, Theodor Eicke, organizador de los KL y el hombre de confianza de Himmler, le visitó para entregarle una pistola con una sola bala, comunicándole que Hitler había ordenado que se suicidara. Röhm rechazó el arma: «Si Adolf quiere matarme, que haga él el trabajo sucio». Al cabo de unos minutos, Eicke y su ayudante Lippert dispararon repetidamente sobre Röhm, que les ofrecía el torso desnudo. Hitler no le perdonó el desplante: la versión oficial de su detención aseguraba que había sido sorprendido en la cama con un jovencito, cosa que bien hubiera podido ocurrir, pues era homosexual.

El terror de Sachsenhausen

La inauguración del campo de Sachsenhausen coincidió con la de los Juegos Olímpicos de 1936. Por sus instalaciones pasaron unas 200.000 desdichados, de los que al menos el 20% perdió la vida. Allí cobró terrible fama el «Escuadrón de la muerte de Gustav Sorge», un perverso guardia tan duro que le denominaban «El Hierro». Para impartir la brutal justicia que le dictaba su fanatismo reunió a su alrededor a un grupo de criminales entre los que se hallaban el bravucón Wilhelm Schubert «Pistola Schubert» y el bestial Richard Bugdalle, «Brutalle», que satisfacía sus frustraciones pugilísticas destrozando las costillas de los prisioneros o reventándoles el hígado y los riñones. Entre sus víctimas estuvo el fiscal austriaco Karl Tuppy, acusador de los asesinos nazis del Canciller Engelbert Dollfuss, en 1934. Le propinaron tal paliza que murió horas después. El testigo Rudolf Wunderlich dijo que «jamás había visto una cosa igual. No tenía cara, sólo un trozo de carne indefinida llena de sangre...». Los tres sobrevivieron a la guerra y fueron juzgados, hallándoseles culpables de 67 asesinatos, aparte de su participación en la eliminación de miles de personas. Los tres cumplieron cadena perpetua.

Boix, el fotógrafo de Mauthausen

Francisco Boix (Barcelona, 1920/París, 1951), fue capturado por los alemanes en Francia, en mayo de 1940, y deportado a Mauthausen. Fotógrafo de profesión, trabajó en el laboratorio del campo y, jugándose la vida, logró copiar millares de los negativos que le entregaban para reproducir. Boix prestó declaración en Núremberg y sus fotografías sirvieron como pruebas contra el jefe de la Gestapo y de la RSHA, Ernst Kaltenbrunner, y el comandante del campo, Franz Ziereis, además de documentar las atrocidades cometidas contra las 206.000 personas que oficialmente entraron en el campo, de las que murieron 122.000. Allí estuvieron internados 8.694 españoles, de los cuales murieron 6.503. Porcentualmente fueron los más castigados (cuatro muertos por cada cinco reclusos) y eso a pesar de su unidad interna y solidaridad, gracias a su condición de excombatientes republicanos y la cohesión ideológica con que se defendían.