Europa

Internacional

Salvar el proyecto europeo

La analista europea sostiene que los grandes partidos tienen que poner las preocupaciones de los ciudadanos en el centro de sus programas

La Razón
La RazónLa Razón

El aumento de la desigualdad social y económica y la inmigración irregular han contribuido a polarizar las sociedades europeas. Los ciudadanos se enfrentan a una gran incertidumbre y muchos no se sienten a gusto con la volatilidad de los cambios en nuestro entorno. No ayuda la abrumadora sensación general de que muchos líderes y gobiernos europeos son incapaces de solucionar las múltiples crisis que la UE tiene por delante. Todo esto hace que la extrema derecha explote más fácilmente los miedos de la gente.

Estos partidos radicales están experimentando un incremento electoral a nivel nacional y europeo con la promesa de que podemos parar el reloj de la globalización y volver al statu quo anterior, cuando la vida era más fácil y mejor. La extrema derecha ofrece soluciones simplistas a problemas complejos y socava la democracia liberal y los valores europeos. Aunque estamos viendo los contratiempos que el Brexit y las políticas de Trump –las primeras victorias populistas– están generando, los partidos de extrema derecha mantienen sus buenas expectativas electorales en los tres grandes países europeos que celebran elecciones este año: Holanda, Francia y Alemania.

El Brexit y la victoria de Trump son símbolos importantes para ellos porque aumentan la confianza de estas formaciones y les sirven de modelo. Así se pudo sentir en la reunión de los grandes partidos de extrema derecha hace dos semanas en Koblenz, donde los líderes del Frente Nacional francés, del Partido por la Libertad holandés, de Alternativa por Alemania, el Partido de la Libertad de Austria y la Liga Norte italiana proclamaron el inicio de «una nueva era política».

Al mismo tiempo, los sondeos muestran que la mayoría de los europeos no están de acuerdo con las ideas de Trump ni quieren abandonar la UE. Estos dos ejemplos podrían desanimar a los ciudadanos a votar a los populistas. La reacción de la UE ante estos desafíos será clave a la hora de determinar qué opción elegirán los votantes. Los gobiernos europeos tienen que cerrar filas y adoptar una postura fuerte contra las ideas extremistas. No es suficiente frenar a aquellos que tratan de imitar a los populistas en su retórica, sino que es necesario crear una narrativa positiva sobre la Unión Europea y la importancia de los valores liberales. Los grandes partidos tienen que recordar que tienen que poner el centro de su atención en los ciudadanos, cuyos miedos son muy reales. Al final, lo que está en juego este año no es tanto la fuga de votos a los populistas como la salvación del proyecto europeo.