La Habana

«Santos ha unido a Colombia con el proceso de paz»

Dos ex guerrilleros desmovilizados explican su paso por las FARC

Claudia Roa y Medardo Maturana ayer en la Casa América en Madrid
Claudia Roa y Medardo Maturana ayer en la Casa América en Madridlarazon

Medardo Maturana es uno de los 17.000 guerrilleros que han abandonado las FARC en la última década para sumarse al programa de desmovilizados impulsado por el Gobierno colombiano. Durante los 23 años en los que militó en la organización terrorista, él era «el Negro Tomás» –su alias de combatiente–, un ideólogo carismático de raíces comunistas que se ocupaba del adoctrinamiento en las áreas rurales del norte de Antioquia. Según las autoridades colombianas, formó parte de un grupo de guerrilleros encargado de facilitar el tráfico de drogas y armas entre Centroamérica y Colombia, y sonó para el equipo negociador de La Habana que desde hace un año debate el final de la guerrilla más antigua de América Latina.

Medardo explicó ayer en la Casa de América, en Madrid, que abandonó la organización desencantado con la orientación política e ideológica. Chocó en varias ocasiones con los dirigentes por cuestiones como la siembra «indiscriminada de minas que matan tanto a civiles como a guerrilleros», la corrupción o las decisiones de «mandos descontrolados por el alcohol», motivos que le llevan a hablar de unas FARC «en descomposición» y que «militarmente no tienen nada que hacer». El ex guerrillero se muestra optimista ante el proceso de paz: «Las FARC van a tener que cumplir con los acuerdos porque no les queda otra alternativa. Si no cumplen les caerá todo el peso de la ley dentro y fuera del país», dijo ayer Maturana, acompañado de la ex guerrillera Claudia Roa, alias «Brigitte», que también abandonó el grupo rebelde hace apenas dos meses. Hasta ahora, la guerrilla y el Gobierno han llegado a un acuerdo en la cuestión agraria y en la inserción de los guerrilleros en la vida política, pero quedan asuntos espinosos como la reconciliación y las penas para los terroristas con delitos de sangre. «Hubo mucho ensañamiento de las FARC con la sociedad colombiana y hay mucha gente resentida con lo que pasó. Así que yo no me opondría», dice en referencia a un posible proceso judicial para aquéllos que cometieron delitos de lesa humanidad. Medardo considera que el presidente Juan Manuel Santos «ha unificado a los colombianos detrás de la idea de la paz» y que «hoy todos en mi país y en América Latina quieren un acuerdo». Medardo considera que el uribismo –que ha prometido cancelar las negociaciones si gana las elecciones de 2014– tiene poco apoyo social, y recuerda que en las encuestas, el partido del ex presidente Álvaro Uribe no obtiene más de un 15% frente al 27% de Santos. A su juicio, «la paz será un paso trascendental desde el punto de vista humano y económico».

Claudia Roa, de 25 años, habló de la brutalidad de las FARC y de cómo fue captada con 14 años. Le prometieron una educación y un futuro mejor. Sin embargo, a los 15 años se quedó embarazada y le pidieron que abortara porque en la narcoguerrilla no se pueden tener hijos. Ella no hizo caso y cuando el niño nació «me lo asfixiaron». Tres años después, durante otro embarazo, le provocaron un aborto a los seis meses. «No tienen piedad de nadie», dice. «No cumplieron nada de lo que me prometieron», denuncia.