Elecciones en Alemania
Schulz endurece su discurso contra Merkel ante la caída en los sondeos
A tres meses de las elecciones federales, el candidato socialdemócrata acusa a la canciller de «ataque a la democracia» por no querer debatir el futuro de Alemania. Rechaza aumentar el gasto militar y defiende la justicia social para recuperar la iniciativa política tras haberse esfumado el «efecto Schulz».
A tres meses de las elecciones federales, el candidato socialdemócrata acusa a la canciller de «ataque a la democracia» por no querer debatir el futuro de Alemania. Rechaza aumentar el gasto militar y defiende la justicia social para recuperar la iniciativa política tras haberse esfumado el «efecto Schulz».
A tres meses de las elecciones y en desventaja en los sondeos, el candidato socialdemócrata alemán, Martin Schulz, pasó ayer a la ofensiva y atacó a la canciller Angela Merkel, a la que acusó de arrogante y de «negarse sistemáticamente a debatir el futuro del país». Una posición que deja en segundo plano el talante conciliador de Schulz y con la que trata ahora no sólo de ganar votantes, sino de recobrar la fortaleza de una candidatura que perdió su brillo pocas semanas después de anunciarse.
Un revulsivo que para algunos analistas y a tenor de los últimos sondeos electorales llega demasiado tarde, pero que consiguió encandilar a los simpatizantes que ayer se reunieron en un congreso celebrado en Dortmund. Allí, en pleno corazón de la cuenca obrera del Ruhr, el ex presidente del Parlamento Europeo trató de reactivar su campaña con un programa que apuesta por la clase media y las mujeres, la inversión, el matrimonio homosexual y un claro distanciamiento de Donald Trump. El ex canciller Gerhard Schröder actuó como telonero de Schulz al recordar a los 600 delegados y 5.000 simpatizantes que «nada está decidido» de cara al 24 de septiembre.
El programa del Partido Socialdemócrata (SPD) fue aprobado sin ningún voto en contra en un congreso que se caracterizó por una euforia sin apenas matices y mínimas disonancias, en la que la intervención de Schulz, de ochenta minutos de duración seguidos de diez minutos de aplausos, desgranó un proyecto moderado sin el giro a la izquierda de los programas del laborismo británico o el socialismo francés y con numerosos dardos dirigidos a Merkel, a los ultraderechistas en Europa y a los gobiernos antidemocráticos. Hace sólo tres meses, todo parecía irle muy bien. Tras ser designado candidato a finales de enero, los sondeos colocaban a Schulz casi empatado con una Merkel sometida a críticas por su decisión de acoger a más de un millón de refugiados desde 2015. Pero el que por entonces fue definido como «efecto Schulz» se frenó en seco poco después, como dejó constancia las tres elecciones regionales ganadas claramente por la Unión Cristianodemócrata (CDU). La situación no remontó y la canciller encara las federales de septiembre con una intención de voto del 39%, quince puntos por encima del SPD.
El sondeo, divulgado ayer por el periódico «Bild am Sonntag», se suma a los recientes estudios que muestran el desgaste que ha tenido la llegada Schulz. El primer impulso permitió al partido pasar en pocas semanas de un 16% en intención de voto a un 32%, pero ahora se ha desinflado hasta un 24%. De esta forma, el virtual empate entre las dos grandes formaciones de Alemania se ha reconducido para dejar de nuevo a Merkel como clara favorita en una cita electoral en la que la canciller aspira a lograr su cuarto mandato consecutivo.
Pero Schulz no se da por vencido y ayer abogó por trabajar a favor de «una mayor justicia social», uno de los conceptos fetiche de la campaña socialdemócrata, y afirmó: «Las espaldas más fuertes deben soportar una mayor carga». Su programa prevé descargar a las clases medias y a las familias, promoviendo una educación gratuita desde el primer año de edad hasta la universidad e invertir en infraestructuras y servicios los superávit presupuestarios del país. También cuenta con medidas para que mujeres y hombres cobren lo mismo por el mismo trabajo y que empresas y trabajadores coticen a partes iguales a la Seguridad Social (en la actualidad las compañías pagan menos tras una reforma de la década pasada introducida por el SPD). Además, en una línea totalmente antagónica a la defendida por su contrincante, el candidato socialdemócrata abogó por que las parejas homosexuales puedan casarse, una medida que convirtió en requisito imprescindible de cualquier acuerdo de coalición en el que participe.
También criticó a Donald Trump, que no es de «fiar», y avanzó que, con un Gobierno socialdemócrata, Berlín no dedicará un 2% del PIB a gasto militar, como exige Washington, porque «no es razonable» y porque Alemania no quiere contar con «el mayor ejército de Europa». Pero principalmente tuvo duras palabras contra Merkel y los conservadores, a los que acusó de falta de programa y nula visión de futuro, además de impulsar una política europea centrada en la economía y no en los valores. «Cuando se trata de política económica, Merkel y [el ministro de Finanzas, Wolfgang] Schäuble no dudan en imponerse. Pero cuando se trata de defender el Estado de Derecho, se les oye poco o nada», indicó.
Schulz está ahora decidido a contraatacar y reprochó ayer a su adversaria «callar sistemáticamente los debates sobre el futuro del país», y calificó esta actitud de «ataque contra la democracia». Con ello criticaba su estrategia política de evitar los conflictos directos y dar la imagen de tranquilizadora estabilidad. De igual manera, criticó a los conservadores por tratar de ganar desmovilizando a los electores de los partidos contrarios, en lugar de presentando un programa que lleve a las urnas a los votantes.
Schulz advirtió sobre el partido ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), que, dijo, no pertenece a «la Alemania moderna». Pese a la extensión del discurso, apenas mencionó la amenaza del terrorismo, la crisis de refugiados o el cambio climático.
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