Partido Republicano
Trump rearma al Partido Demócrata
A cien días de las elecciones de mitad de mandato, cunde la alarma entre los republicanos, que ven peligrar su mayoría en las dos Cámaras:, la oposición lidera los últimos sondeos
A cien días de las elecciones de mitad de mandato, cunde la alarma entre los republicanos, que ven peligrar su mayoría en las dos Cámaras:, la oposición lidera los últimos sondeos.
No ha sido una semana fácil para el presidente Donald Trump después de que su ex abogado Michael Cohen le declarase la guerra sacando trapos sucios escondidos bajo la manga. Con la sombra de las interferencias rusas en el ambiente, ahora se le suma al mandatario otra preocupación: nuevas encuestas muestran una ventaja demócrata en las elecciones de mitad de período de 2018. La más reciente destaca su posición de Trump con sectores clave del electorado, como las mujeres educadas en la universidad de tendencia derechista, y ésta parece ser «inestable».
Se desconoce el resultado de los próximos comicios, pero se sabe sin ninguna duda que la cuenta atrás ha comenzado. Faltan cien días para las próximas elecciones «intermedias», en las que los estadounidenses votarán para renovar la totalidad de la Cámara de Representantes y un tercio del Senado, 33 de sus 100 escaños. Los demócratas solo necesitan 23 asientos para recuperar la mayoría que perdieron en 2010.
«Los demócratas ahora están un poco mejor que 50-50 para ganar la Cámara», asegura Kyle Kondik, editor en jefe de La bola de cristal del profesor UVA Larry Sabato, responsable de pronósticos electorales. «Ésta es la primera vez en este ciclo que hemos superado las probabilidades de 50-50 en una rotación de la Cámara». Aunque hace unos días la Administración encontró su rayo de esperanza para ganar fuerza en los próximos comicios: la economía. Trump se complació en anunciar que el crecimiento del 4,1% en el segundo trimestre de este año es el mejor desde 2014.
El primer éxito legislativo de Trump al iniciar su mandato fue la aprobación a finales del año pasado una rebaja fiscal, aunque ahora los republicanos necesitan demostrar su efectividad en la capital del país, manteniendo el poder tanto en el Congreso como en la Casa Blanca. El Partido Republicano tiene actualmente el control sobre ambos hemiciclos, clave para el avance de la agenda legislativa de Trump. Un cambio de color en el Capitolio dificultaría aún más la aprobación de leyes que en la actualidad son esenciales para que él pueda cumplir su programa electoral.
Entre las promesas que realizó en el contexto de su campaña electoral y que todavía hoy continúa sin cumplir (a pesar de que aseguró que lo haría en cuanto tomara posesión de su cargo) destaca la construcción del muro fronterizo, que tanto usó como argumento de su campaña electoral. Otra gran promesa ausente es la cancelación de la popular reforma sanitaria de su predecesor, el «Obamacare», que debería ser reemplazada por otro programa. La reforma impulsada por los demócratas no sólo resistió al cambio político, sino que tiene incluso más suscriptores desde que Trump está en el poder.
Las recientes encuestas realizadas tampoco mencionan conflictos abiertos que afrenta el magnate, y que podrían pasarle factura, como la investigación de la injerencia rusa en las elecciones presidenciales de 2016, la batalla iniciada por su ex abogado Michael Cohen en la que le acusa de su presunta implicación con la trama rusa o supuestos pagos a mujeres con las que habría mantenido aventuras.
Varias teorías de expertos exponen resultados difíciles de prever para estas elecciones de medio término. Por un lado, cuanto más alto sea el margen de victoria presidencial o más escaños ganen en las generales, mayor podría ser la pérdida de escaños a mitad de período. Aunque, por otro lado, existe la llamada «sanción presidencial», es decir, la tendencia de un mayor número de votantes enfadados que deciden ir a las urnas versus los votantes satisfechos que dan por hecho los resultados anteriores.
Pero hay ciertas pistas que no pasan desapercibidas para los analistas. Por un lado la mayor movilización demócrata tras la derrota de Hillary Clinton, tanto en las cuestiones internas como en las distintas elecciones especiales y locales. En ellas han dado un paso adelante incontestable en varios Estados. Esto ha generado dudas entre buena parte de los candidatos para las dos Cámaras. Trump antes era requerido como bandera en sus mítines. Ahora algunos estrategas políticos lo dudan. También ha surgido la alarma en los Estados más agrarios, buen caladero de votos para los republicanos y fundamentales en la ajustada mayoría en el Senado. La imposición de aranceles hace peligrar la exportación de sus productos, como ha quedado demostrado con el veto chino a la soja que ahora el presidente quiere vender a la UE.
Sea cual sea el resultado de las recientes encuestas, la seguridad de Donald Trump parece no alterarse. «Uau, los mayores resultados en la historia del Partido Republicano», tuiteó ayer. «Eso incluye al honesto Abe Lincoln y a Ronald Reagan. Algo debe estar mal, ¡por favor revisen la encuesta!», ironizó Trump sobre los resultados de la reciente encuesta.
El promedio de aprobación general de Trump entre abril y julio alcanzó un mejor puntaje personal de 41,9%, levemente más elevado que su récord anterior de 41,3% en su primer trimestre. Sin embargo, George W- Bush tuvo una puntuación más alta con el mismo partido justo después de los atentados del 11-S. Retratadas como barómetro de la popularidad del partido mayoritario, las elecciones del 6 de noviembre serán el mejor termómetro para valorar la credibilidad del presidente y su continuidad tras las presidenciales de 2020.
El hombre que impone tasas porque las odia
La Casa Blanca ya es consciente de que la guerra arancelaria puede volverse en su contra, porque muchos productos de EE UU no encontrarán comprador, y ayer fue su asesor económico, Larry Kudlow, el que salió a la palestra para asegurar que el presidente es un firme defensor del libre comercio y que su imposición de tasas responde a que quiere «arreglar» el comercio internacional. «No culpemos al presidente Trump. Él heredó un sistema completamente roto, incluida la OMC, y está intentando arreglarlo», declaró Kudlow. Añadió que, en realidad, Trump es partidario del libre comercio, que la política proteccionista es algo «duro» para él. «No quiere ni aranceles, ni barreras, ni subsidios. Ese es su objetivo».
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