Un país cada vez más aislado y hambriento

Uno de los factores que más alarma a los expertos es el creciente aislamiento internacional de Corea del Norte y el deterioro de su situación interna. La semana pasada, la agencia de Asuntos Humanitarios de la ONU presentó un alarmante informe sobre malnutrición en el «país ermitaño» en el que se asegura que uno de cada cuatro niños sufren malnutrición crónica y dos tercios de la población se levanta cada mañana sin saber cómo conseguirá su próxima ración de comida. «Casi tres millones de norcoreanos no pueden sobrevivir sin la ayuda humanitaria y presentan niveles alarmantes de desnutrición». El informe, redactado con propósitos humanitarios, insiste en que la vida de la gente es más importante que las disputas políticas y que su alimentaición «no debería depender de cómo evoluciona la política. Los suministros de medicina y equipo son insuficientes. Es una emergencia». El informe hace trizas las expectativas que despertó Kim Jong Un cuando llegó al poder en diciembre de 2011, ya que al principio parecía que iba a poner la mejora de su economía entre sus prioridades. Ahora, las nuevas sanciones de la ONU y la atención que el régimen le está dedicando al gasto militar para hacer más creíble su amenaza están deteriorando aún más la situación. Por si fuera poco, Kim parece haber perdido el apoyo incondicional de China, su principal socio comercial y el país del que consigue los suministros básicos. Pekín ha dejado entender que está cansado de sus provocaciones, que le comprometen cada vez más en los foros internacionales, amenazan la estabilidad de la región y le dan pretextos a Estados Unido para incrementar su presencia en Asia, y a Japón para disparar su gasto militar. China ha apoyado las medidas de presión propuestas por Washington, pero no dejará de lado a Corea del Norte, un país cuya economía se colapsaría si se interrumpen los intercambios por la frontera.