Terrorismo yihadista
Una «fatua» letal para el primer aniversario del Estado Islámico
Bagdadi emite un mandato para acabar con todos los «infieles» y obliga a sus milicianos a atacar objetivos occidentales.
El cabecilla del Daesh (Estadio Islámico), el autodenominado califa Abu Bakr al Bagdadi, ha hecho pública una «fatwa», instrucción religiosa de obligado cumplimiento para todos los musulmanes, en la que hace un llamamiento para que inicien una guerra a nivel mundial contra los infieles, en especial «los cruzados» (cristianos). La primera fecha de emisión de este mandato fue a mediados de mayo y poco a poco ha ido extendiéndose por el mundo coránico, coincidiendo con el primer aniversario de la formación del «califato». Según expertos antiterroristas consultados por LA RAZÓN, con esta «fatua», el califa intenta aumentar los atentados a modo de celebración del «éxito» del primer año de existencia. «La guerra que estamos librando no es sólo la guerra del Estado Islámico –enfatiza–. Más bien es la guerra de todos los musulmanes en todo lugar, y el Estado islámico es sólo la punta de lanza en esta guerra. No es más que la guerra de las personas de fe contra el pueblo de la incredulidad».
A continuación, el líder yihadista invita a sus seguidores a «marchar adelante en todas partes, porque es una obligación para todo musulmán que es responsable ante Dios. Y con el que se queda atrás o huya, Alá se enojará y se le infligirá un castigo doloroso. Así que no hay excusa para que cualquier musulmán que es capaz de realizar la hégira (marcha de Mahoma de La Meca a Medina en el año 622, que se presenta como avance, nunca como huida) se una al Estado Islámico».
Insiste Bagdadi a lo largo del texto en que «hacemos un llamado a todos los musulmanes en todo lugar para realizar hégira con el Estado Islámico o luchar en su tierra donde sea que esté. Esta llamada no parte de la debilidad o incapacidad, porque somos fuertes por la generosidad de Dios, fuertes por Alá, fuertes por nuestra fe en él, nuestra búsqueda de su ayuda, nuestra búsqueda de refugio con él, nuestra confianza en él solo, sin ningún socio y nuestra buena expectativa de él».
A continuación arremete contra los «cruzados, que son sus esclavos, sirvientes y perros guardianes, y nada más». Dice que «han empezado a molestar a los musulmanes que siguen viviendo en las tierras de la cruz mediante su control, arrestos y ponerlos en cuestión. Los desplazan, se los llevan muertos, encarcelados, o sin hogar». En este sentido, hace un anuncio que puede resultar preocupante para España ya que dice: «No voy a dejar de mencionar a los cautivos en las cárceles de los tiranos apóstatas en todas partes. Yo les digo, nunca les hemos olvidado por un día y nunca les olvidaré, con permiso de Alá. No vamos a detener cualquier fuerza o escatimar ningún esfuerzo ni perder ninguna oportunidad hasta que no liberemos hasta el último de ustedes. Así que sed pacientes y firmes».
Bagdadi hace un llamamiento para los que no se han apuntado todavía al Daesh con el fin de que dejen «la vida de la humillación, la vergüenza, la degradación, la subordinación, la pérdida, el vacío y la pobreza. Y la cambien por una vida de honor, respeto, liderazgo, riqueza, y la inminente victoria de Alá. Oh musulmanes, el islam nunca fue por un día la religión de la paz. El islam es la religión de la guerra», asegura en su escrito.
En plan profético, señala que «doy testimonio de que no hay más dios que Alá y testifico que Mahoma es su esclavo y mensajero. Si usted no va adelante, les infligirá un castigo doloroso. Y Alá es sobre todas las cosas competente. Él los guiará para enmendar su condición y admitirlos al Paraíso». Agrega que «él hizo obligatorio para los que creen en él el desempeño de la yihad por su causa y prometió recompensas para aquellos que obedecen su mandato; y amenazó a los que le desobedecen». Termina su «fatwa» advirtiendo a los musulmanes que piensan que se puede «conciliar» con los judíos, cristianos y otros incrédulos para que desistan de hacerlo. Las consecuencias para los que desobedecen son de todos conocidas y de manera trágicamente gráfica.
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