Política

El Futuro de Venezuela

Una red de embajadores «paralelos» de Guaidó en Europa

La Asamblea Nacional designará hoy a los nuevos representantes diplomáticos que negociarán el envío de ayuda humanitaria a Venezuela.

El presidente interino de Venezuela llega a la Asamblea Nacional tras el reconocimiento de las potencias europeas
El presidente interino de Venezuela llega a la Asamblea Nacional tras el reconocimiento de las potencias europeaslarazon

La Asamblea Nacional designará hoy a los nuevos representantes diplomáticos que negociarán el envío de ayuda humanitaria a Venezuela.

Ahora que el Gobierno de Pedro Sánchez ha reconocido a Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela, uno de los asuntos que está sobre la mesa es quiénes serán los representantes del mandatario venezolano en España. La mayoría de los «embajadores» que suenan en las quinielas de la oposición reconocen que «ellos aún no saben nada» y que el propio Guaidó dará sus candidatos a la Asamblea Nacional y se aprobarán los nombramientos oficiales, previsiblemente a lo largo de la tarde de hoy.

Según Sergio Contreras, ex preso político y dirigente de Voluntad Popular, la estrategia de Guaidó en nuestro país pasa por hacer un llamamiento para que el personal diplomático «se pliegue a las garantías y protección que ofrece la ley de Amnistía» promulgada por el presidente interino. El propio Contreras reconoce que ha ido «a la sede del Consulado en Madrid» y ha mandado mensajes directos tanto a los cónsules tanto como al embajador. En su opinión, «no deben desperdiciar su larga carrera diplomática para defender un proceso que ya caducó». A los partidarios de Guaidó, les gustaría que los actuales representantes del chavismo siguieran el ejemplo de la funcionaria de Venezuela en Houston, Yajaira Flores, o del agregado militar de Venezuela en Washington, el coronel José Luis Silva, así como el embajador venezolano en Irak, Jonathan Velasco, quien se apartó de Maduro y se puso al servicio de Guaidó este fin de semana. Y es que en España no se podrían abandonar las actividades consulares ya que muchos venezolanos (residen unos 400.000 en España) necesitan hacer papeles a diario. «Que se pongan del lado de la Constitución y del Gobierno de transición, para que una vez en este lado, se arropen con las garantías de la ley de Amnistía y con ello puedan seguir representando a la República fuera del país», insiste Contreras para quien «el buen gesto de tender la mano va en la línea proceso democracia en la nueva Venezuela». Y advierte: «lo que está pasando no lo podemos detener».

Entre algunos círculos de la oposición en el exilio, el nombre que suena con más fuerza para hacer las veces de «embajador» paralelo es el de Fernando Gerbasi. Manuel Rodríguez, de la Causa R en España, explica que «esa responsabilidad sería muy bien asumida por Gerbasi».

El diplomático en el exilio desde marzo de 2014, cuando Maduro impuso una orden de detención contra él, fue viceministro de Exteriores, y embajador en Colombia, Brasil, Italia, en la extinta RDA así como en la ONU en Ginebra. «No soy de ningún partido político, soy diplomático de carrera», expone el propio Gerbasi a LA RAZÓN, quien espera a la decisión de la Asamblea Nacional para saber si su nombramiento se hace realidad.

Muchos opositores aquí creen que sería el representante ideal por todos sus conocimientos de cómo funciona por dentro la diplomacia, por lo que podría ser un buen interlocutor entre Juan Guaidó y el Gobierno de España. «Está muy capacitado», confiesa Contreras, que valora que haya dado toda su vida al servicio diplomático y le recuerda al perfil de Gustavo Tarre Briceño, el ahora representante de Venezuela en la OEA. Contreras confiesa que hay bastante descontento en algunas oficinas consulares, por lo que podrían sumarse al cambio debido a las irregularidades y las penurias. Por ejemplo, «en Londres viven todos en un espacio cultural» y hasta han pasado cinco meses sin cobrar en otras legaciones diplomáticas. Contreras insiste, en «que hay buena voluntad, no una cacería de brujas. El proceso fraticida ha terminado. No tenemos la necesidad de seguir peleando».

La clave es con quién va a negociar el Gobierno español el envío de ayuda humanitaria, ya que el régimen de Maduro niega directamente que en su país haya una crisis humanitaria como le reconoció el domingo a Jordi Evolé. «Venezuela no tiene una crisis humanitaria, tiene una política de atención social pero no le permiten paliar las heridas de la guerra económica”, indicó Maduro.

Desde Moncloa, no han querido pronunciarse sobre la eventualidad de un cambio de embajador tras el reconocimiento a Guaidó, un gesto que cabría entender como el siguiente paso. Consideran que «la cuestión esencial de la jornada» de ayer fue el reconocimiento en sí que hizo el presidente del Gobierno, a pesar de deslizar continuamente que éste ya se hizo «de facto» el sábado 26 de enero. Fuentes gubernamentales ponen el foco en la celebración «cuanto antes» de elecciones en Venezuela y apelan a que cuestiones como un eventual relevo diplomático «se irán subsanando con el paso de las próximas horas y días», en función de los acontecimientos. Otras fuentes, sin embargo, asumen que esta relación diplomática se establece entre Estados (España-Venezuela) y no entre Gobiernos (Sánchez-Maduro), por lo tanto, para poder emprender un movimiento tan «ambicioso» como promover la renovación del cuerpo diplomático, se requeriría una ruptura previa de las relaciones entre ambos Estados. La acción de España irá, en todo caso y como hasta ahora, coordinada con la de otros países europeos como parte de un movimiento colectivo y paulatino.

Países Bajos ya ha advertido de que su reconocimiento a Guaidó no va en paralelo a una ruptura de relaciones con Venezuela, como sí ha hecho Estados Unidos. Por lo que todo apunta a que ésta será la vía que seguirán el resto de potencias europeas, entre ellas, España. Las dos administraciones, por tanto, convivirán hasta que se resuelva el conflicto por medios pacíficos como esperan todos los actores internacionales implicados en la crisis de Venezuela.