
Extrema derecha
Una toma de rehenes sin víctimas obliga a Merkel a suspender un mitin
Un hombre armado retuvo a tres personas durante horas en Ingolstadt

Las dos personas que habían sido tomadas hoy como rehenes en la ciudad de Ingolstadt (sur de Alemania) han recuperado la libertad y se encuentran ilesas, informó la policía.
La aburrida campaña electoral alemana se vio ayer sacudida por un suceso que obligó a Angela Merkel a suspender un mitin en Ingolstadt (Baviera), donde un hombre armado mantenía retenidas desde las nueve de la mañana a tres personas en el segundo piso del ayuntamiento. El secuestro terminó felizmente por la tarde después de que la Policía lograra convencer al secuestrador para que liberara sanos y salvos a los rehenes. Aunque se descartó que el hecho tuviera cualquier connotación política, la Cancillería prefirió anular el acto de campaña para que las Fuerzas de Seguridad concentraran todos sus esfuerzos en los secuestrados. Según los medios locales, el secuestrador sería un hombre de 24 años bajo tratamiento psiquiátrico que ya fue expulsado en el pasado del consistorio por acosar a una empleada. Baviera, feudo de la Unión Social Cristiana (CSU), partido hermano de la Unión Cristiano Demócrata (CDU) de Merkel, celebra unos cruciales comicios regionales el 15 de septiembre.
A un mes de las elecciones federales y con todas las encuestas a su favor, la canciller se ha decantado por una campaña de perfil bajo en la que realza los logros económicos de su Gobierno (bajo paro, reducción de la deuda y crecimiento de las exportaciones) y evita mencionar siquiera el nombre de su rival socialdemócrata, Peer Steinbrück. Si los alemanes pudieran elegir directamente a su canciller, la líder democristiana arrasaría en las urnas el 22 de septiembre. Según las encuestas, un 62% del electorado se decanta por Merkel, frente al 29% que prefiere al candidato del SPD. Con todo, la líder democristiana evita caer en el triunfalismo y prevé un «resultado muy, muy ajustado». Las dos últimas citas con las urnas dan la razón a Merkel, quien, pese a su enorme popularidad, tiene gran dificultad para movilizar al electorado. Así, en las elecciones de 2005, su victoria por la mínima (35,2%) la obligó a una incómoda Gran Coalición con los socialdemócratas. En 2009, la canciller fue reelegida y consiguió formar gobierno con sus socios naturales, los liberales del FDP, pero la CDU cosechó el peor resultado electoral desde la Segunda Guerra Mundial, el 33,8%.
Esta prudencia llevó también a la primera ministra germana a no descartar la reedición de la alianza con el SPD. «Nadie aspira a una Gran Coalición, pero no sería completamente descartable», aseguró en una entrevista al diario «Frankfurter Allgemeine». Precisamente, la coalición preferida por el 27% de los alemanes, alérgicos a cualquier inestabilidad política. Por detrás en las preferencias de los electores estaría un gobierno «rojiverde» (20%) o la reedición del pacto entre democristianos y liberales, que sólo desea repetir un 15%.
Con Merkel como inevitable caballo ganador, la única incógnita que los votantes alemanes deberán despejar el próximo 22 de septiembre es quién será el socio de gobierno de su tercer mandato.
Dieciséis puntos por encima de la la oposición
Según el último sondeo de TNS Emnid, la Unión Cristianodemócrata (CDU), con un 40% de intención de voto, se impondría con holgura al Partido Socialdemócrata (SPD), que sólo sumaría el 24%. El sondeo concede el 12% a Los Verdes, el 6% a los liberales y el 8% a Die Linke (La Izquierda). Si hoy se celebraran las elecciones, la actual coalición entre democristianos y liberales superaría en diez puntos a una alianza «rojiverde», que ni siquiera pactando con los ex comunistas conseguiría aupar a Angela Merkel de la Cancillería.
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