Terrorismo yihadista

«Veía por todas partes cadáveres mutilados»

Los atentados de Tanta y Alejandría han atizado aún más la desconfianza de la minoría copta hacia las autoridades.

Un familiar llora a las puertas del templo
Un familiar llora a las puertas del templolarazon

Los atentados de Tanta y Alejandría han atizado aún más la desconfianza de la minoría copta hacia las autoridades.

A las siete de la mañana de ayer, Magued y su familia ya se dirigían a la iglesia de San Jorge en Tanta para asistir a la tradicional misa del Domingo de Ramos. La festividad se celebra en las iglesias más modestas de esta ciudad situada en el Delta de Egipto, aunque lo señalado de la fecha conduce a una gran mayoría de fieles a acudir a la principal iglesia de la localidad, que se hallaba abarrotada. «Los terroristas sabían lo que hacían. Esperaron a que el recinto estuviese lleno para la misa de las 9,30 e hicieron detonar la bomba», cuenta Magued. La deflagración, según diversos testigos, se registró en la parte frontal del templo, junto al coro. Magued y sus allegados, que se habían colocado próximos a la salida, lograron salir ilesos. «Hemos tenido mucha suerte. Lo que ha sucedido ha sido horrible. Había cadáveres mutilados por todas partes. Al principio, todo el mundo corría sin saber qué hacer. Después han tratado de ayudar a los heridos», relata.

Susan Mijail se encontraba en su piso, al otro lado de la calle, cuando la deflagración sacudió su edificio. Desde el balcón de su casa, asistió a los momentos de angustia que siguieron al atentado. «Los diáconos fueron los primeros en correr fuera de la iglesia. Muchos de ellos tenían sangre en su ropa blanca», declaró a la agencia de noticias Ap. Poco después se producían escenas de tensión cuando las autoridades impedían el acceso a la iglesia a centenares de coptos que trataban de conocer el destino de sus allegados. Convaleciente en uno de los hospitales que han acogido a las decenas de heridos, Edmond Edward mostraba su conmoción. «Después de la explosión no había más que oscuridad y humo», relató al canal de televisión estatal CBC.

Los atentados de Tanta y Alejandría han atizado aún más la desconfianza de la minoría copta hacia las autoridades. El portal web «Tahrir News» revelaba el pasado 29 de marzo que una bomba fue desactivada en la misma iglesia de Tanta, en la que un atacante suicida se las ingenió ayer para introducir y detonar un artefacto explosivo. Magued, el testigo consultado por este periódico, dice sentirse muy inseguro. «Desde tiempos de [ex presidente Hosni] Mubarak los coptos hemos sido objetivo de los terroristas en diversos atentados y está visto que las Fuerzas de Seguridad no están haciendo lo suficiente para protegernos. Habiendo controles en los accesos... ¿Cómo es posible que alguien haya podido entrar con una bolsa llena de explosivos sin que se le haya registrado?», se lamentaba.

Hace dos meses, centenares de familias coptas huyeron de sus hogares en Al Arish, al norte de la Península del Sinaí, tras una oleada de asesinatos que acabó con la vida de siete cristianos. Los ataques llevaban el sello de la rama local del Estado Islámico (EI), que profirió su última amenaza contra la minoría religiosa el pasado febrero a través de una grabación.

En declaraciones a la agencia Reuters, Ahby Lamie evidenciaba su desesperación ante el creciente número de ataques: «¿Cuánto tiempo más vamos a continuar estando así de divididos? Cualquiera que sea diferente de ellos es ahora un infiel, ya sea musulmán o cristiano. Nos ven como infieles».