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«Vigilado» por la Justicia y por su propio partido

El presidente interino, Amado Boudou, habla con varios ciudadanos
El presidente interino, Amado Boudou, habla con varios ciudadanoslarazon

El capital político con el que Amado Boudou llega al denominado «sillón de Rivadavia» –con actos oficiales por él encabezados– tras el reposo ordenado a Cristina Fernández de Kirchner, se ve empañado por una maraña de causas judiciales que debilitan su perfil. Además, cuenta con varios enemigos dentro de las filas peronistas.

Boudou llegó a tener 54 causas abiertas, de las que más de 30 quedaron archivadas. No obstante, es investigado aún en las restantes por cuestiones patrimoniales como fraude o incumplimiento de los deberes de funcionario público, y además por enriquecimiento ilícito. El vicepresidente también está imputado por su participación en el rescate de la empresa Ciccone, donde se investiga si tuvo una actuación indebida para que la entidad quedase en manos de Vandenbroele, de la que su ex mujer dijo que era testaferro del vicepresidente.

Además, en La Casa Rosada ya han empezado a forjarse alianzas y conspiraciones que podrían acabar con los sueños presidenciales de Boudou. Por lo pronto, Máximo Kirchner, el influyente hijo presidencial, líder de la agrupación juvenil K –La Campora–, tiene una relación cada vez más distante con el vicepresidente. Tras su nombramiento, Boudou subió su perfil y empezó a moverse en el Gobierno como quien tiene garantizada una influencia crucial sobre la presidenta. Esos modos ahondaron sus diferencias con algunos de sus colegas, como el ministro del Interior, Florencio Randazzo. Y pronto lo distanciaron de Máximo. El joven Kirchner se habría molestado cuando se enteró de algunos comentarios políticos de Boudou que involucraron a la presidenta. En cualquier caso, se espera que muestre un bajo perfil. Su Presidencia interina transcurrirá en un despacho del Banco Nación y casi todos los decretos que firme serán de rutina. A Boudou, que todavía mantiene esperanzas para la sucesión de 2015, lo marcará de cerca el secretario general de la Presidencia, Óscar Parrilli, quien le organizará la agenda día a día.