Victoria conservadora
Voto de castigo a la coalición de Scholz en Baviera y Hesse
Los tres partidos del tripartito alemán caen en las elecciones regionales, mientras la ultraderecha crece hasta el segunda lugar
Las elecciones celebradas este domingo en los estados federados de Baviera y Hesse, que se saldaron con la victoria de los conservadores y un repunte de la ultraderecha, ya se traducen en Berlín en términos de “voto castigo” para el gobierno tripartito del socialdemócrata Olaf Scholz, que no ha sabido revertir las consecuencias para los ciudadanos de los altos índices de la inflación o el temor a un nuevo repunte migratorio. Aunque ambos estados son feudos tradicionales de la derecha en el país, los resultados alcanzados por el Partido Socialdemócrata (SPD) sumen a esta formación en una debacle nunca vista antes. En Hesse, el Estado natal del SPD, el partido ha empeorado el fracaso que cosechó en las elecciones de 2018, situándose incluso por detrás de los radicales de Alternativa para Alemania (AfD). De poco ha valido que la formación colocara como candidata a la ministra del Interior, Nancy Faeser, que se propuso devolver al SPD el poder en Hesse después de un cuarto de siglo en la oposición. Tras la derrota, que la misma ministra calificó de “decepcionante”, el partido del canciller no solo perdió las elecciones en este “Land”, sino a uno de sus ministros “fuertes” que regresa a Berlín con la incertidumbre de si podrá mantenerse en el Ministerio. El nerviosismo se ha desatado dentro del SPD. Según medios alemanes, el estilo conciliador de Scholz y su parsimonia en medio de los conflictos de los liberales y el partido de Los Verdes, suscita cada vez más críticas, incluso dentro de sus propias filas. Ahora, con el fracaso encima de la mesa, se exige que el canciller tome una postura más firme en los debates; por ejemplo, en lo que respecta al actual debate sobre los precios de la electricidad industrial, y ya se da por hecho que, en un futuro próximo, haya menos discusiones dentro de la coalición de gobierno.
Pero el SPD no es el único derrotado. Baja Sajonia, Schleswig-Holstein, Renania del Norte-Westfalia, Berlín, Bremen y ahora: Baviera y Hesse. La lista de derrotas electorales de los liberales del FDP es cada vez más larga. Solo en el estado del Sarre pudo lograr avances, pero no fueron suficientes para entrar en el parlamento. Aunque el partido entre en el parlamento estatal de Hesse, una cosa queda clara: desde que los liberales tomaron parte en el gobierno federal, las cosas les han ido cuesta abajo y en esta encrucijada ha comenzado un debate sobre la valía de los integrantes del partido que está pasando incluso factura a su líder, el ministro federal de finanzas Christian Lindner. No obstante, y en lugar de reorganizar a sus propios altos cargos, el FDP está lanzando dardos a sus socios de coalición. Ahora muchos dan por seguro que el FDP endurecerá su tono e impondrá sus posiciones. De hecho, Bijan Djir-Sarai -secretario de los liberales-, ya ha calificado a Los Verdes como un "riesgo para la seguridad del país" en lo que respecta a la política migratoria. Unas palabras que otorgan poca esperanza para que la autoproclamada "coalición del progreso" encuentre rápidamente una línea común.
Tanto en Baviera como en Hesse, el AfD fue uno de los grandes vencedores. Un hecho que, según varios analistas, tiene que ver con el desempeño del ejecutivo tripartito. El AfD consigue unir a los descontentos y convertir su enfado en votos, a través de unos mensajes que, en lo que se refiere a la protección del clima o a la ayuda a Ucrania, van contracorriente. No obstante, según asegura el informativo “Tagesschau” de la televisión pública alemana, cada vez más personas votan por convicción al AfD. La situación actual beneficia a esta formación: la política de asilo y refugiados preocupa cada vez más a la sociedad alemana y el apoyo a una política migratoria más restrictiva está creciendo, como muestran los datos de la última encuesta realizada por Infratest. Al mismo tiempo, cada vez menos votantes tienen problemas o prejuicios para votar por un partido que se declara, en algunos aspectos, de extrema derecha. Y no solo en la política migratoria se le otorga cada vez más autoridad, también cada vez hay más personas que ponen sus esperanzas en esta formación populista en lo que respecta a cuestiones de seguridad interior, economía y justicia social.
Los Verdes sufrieron asimismo un revés. Pierden significativamente tanto en Baviera como en Hesse; en ambos estados federados obtuvieron resultados récord en las anteriores elecciones regionales. Al igual que el SPD y el FDP, los Verdes sufren un descontento generalizado con la coalición de gobierno. Sin embargo, esto por sí solo no puede explicar el resultado: los votantes también se están alejando del partido en términos de contenido. La posición liberal verde está perdiendo apoyo en la política migratoria. Muchas personas también están muy preocupadas por el desarrollo económico y esto reduce su disposición a tomar medidas costosas como las referentes a la protección del clima. Los Verdes se dirigen hacia un dilema y no solo en la coalición. Si insisten en sus principios, serán castigados como un “partido prohibido” que teme impedir la recuperación económica y, por otro lado, si aceptan hacer demasiadas concesiones, traicionarán su ideario y por tanto a sus partidarios.
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