Brexit
Y si Reino Unido no se va
Dirigentes como el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, y el ministro de Asuntos Exteriores irlandés, Simon Coveney, han estado haciendo todo lo posible para ayudar a Theresa May a convencer a los “Brexiters” en el Parlamento al plantear la posibilidad de una prórroga muy larga de la membresía de Reino Unido en la UE. Aparentemente, Tusk tiene en mente una extensión de un año, como es el pensamiento de Martin Selmayr, la mano derecha del presidente de la Comisión de la UE, Jean-Claude Juncker, y sigue el libro de jugadas descrito por la consejera principal del Brexit de Theresa May, Olly Robbins, cuando fue escuchada en un bar de Bruselas.
Merece la pena considerar lo que precisamente supondría una prórroga larga, ya no solo para Reino Unido, sino también para la UE. Andrew Duff, un eurodiputado federalista, escribió hace mucho tiempo a Tusk: “¿Quieres desestabilizar a la Unión y provocar a los británicos? No estoy seguro de que haya pensado en esto, señor presidente”.
La primera pregunta es, obviamente, si Reino Unido está obligado a celebrar elecciones al Parlamento Europeo. El Tratado de la UE obliga a eurodiputados a ser elegidos por “sufragio universal directo”, pero hay personas que tienen diferentes interpretaciones de lo que eso significa y hasta qué punto los actos del Parlamento Europeo ya no serían legales en ausencia de los eurodiputados de Reino Unido. Jean Claude Piris, el abogado que escribió la mayoría de las actualizaciones recientes del Tratado de la UE, cree que la Eurocámara debería poder seguir trabajando, pero “si hubiera una extensión prolongada, Reino Unido tendría que participar en las elecciones de mayo”. Esto muestra que una larga extensión de la membresía británica en la UE tiene grandes implicaciones para la maquinaria reguladora de la Unión.
El otro problema es que Reino Unido seguiría estando presente cuando el sucesor de Jean Claude Juncker sea elegido. Hace cinco años, esto se hizo a finales de junio. Ahora, algunos están considerando permitir que la Comisión de Juncker continúe su trabajo como Comisión “cuidadora” y que entreguen el poder en enero, por lo que no se necesitaría legalmente un Parlamento Europeo que incluiría a los eurodiputados de todos los Estados miembros, hasta ese momento. Una vez más, ampliar la membresía de Reino Unido crea incertidumbre, ya que no es tan obvio definir lo que la Comisión no podría hacer en el estado de “cuidador”, porque los tratados de la UE guardan silencio al respecto.
También con respecto a elegir al sucesor de Juncker, así como a los sucesores de Tusk y Federica Mogherini, Alta Representante de Relaciones Exteriores de la UE, sigue habiendo problemas con los británicos todavía a bordo. Es cierto que Reino Unido fue derrotado en la elección de de Juncker, pero en 2014 el único otro contricante a su candidatura fue Hungría. Si hay dos o tres candidatos serios en esta ocasión, Reino Unido podría actuar como un árbitro, incluso para decidir los otros puestos más importantes de la UE. ¿Cómo de atractiva es esta perspectiva para los Veintisiete? Seguramente, el Gobierno de Reino Unido no sea capaz de vincular estas decisiones con los trabajos principales que conllevan las negociaciones del Brexit.
De acuerdo con las encuestas de opinión, en las próximas elecciones al Parlamento Europeo es poco probable que los partidos anti “establishment” y euroescépticos que han surgido en toda Europa puedan obtener más de 200 de los 705 escaños de la Cámara. Sin embargo, su influencia dará como resultado un menor control de los aliados centristas de la canciller alemana, Angela Merkel, que tendrán que compartir el poder, tal vez incluso con Los Verdes. Si Reino Unido enviara una nueva delegión de eurodiputados a Bruselas y Estrasburgo, sin duda incluiría a muchos euroescépticos, lo que tendría como consecuencia que se deteriorara aún más el equlibrio actual. Manfred Weber, que es el candidato del Partido Popular Europeo (PPE) para suceder a Juncker, también advirtió de que le preocupaba que si Reino Unido participara en las elecciones, la campaña electoral sería “secuestrada por el desastre británico”.
También cuando se trata de las políticas de la UE la presencia duradera de Reino Unido en el el bloque probablemente complique las cosas. Ya ahora, según el ministro de Relaciones Exteriores belga, Didier Reynders, las negociaciones sobre el presupuesto de la UE para 2021-2027 “son muy difíciles”, ya que los Estados miembros no están de acuerdo sobre la magnitud que debería tener y cómo financiar la brecha dejada por la salida de Reino Unido. La idea era tratar de resolver esto en paz después de las elecciones al Parlamento Europeo y también después de que Reino Unido se hubiera marchado, a partir de abril. Hay propuestas para vincular los fondos de la UE al Estado de derecho en los Estados miembros e incluso a la política migratoria. Unir a Europa occidental y oriental entre sí. Reino Unido no puede afectar las ya difíciles negociaciones presupuestarias, no es nada que la UE esté deseando.
Muchos olvidan que, si después de todo, Reino Unido se quedara en la UE, sería un socio mucho más difícil que antes. Legalmente, sería “como de costumbre”, ya que Reino Unido mantendría todas sus exclusiones, pero políticamente, ningún Gobierno británico ignoraría a las más de 17 millones de personas que votaron por el Brexit y eso dejaría que su voz se escuchara. Ya sea sobre propuestas de regulaciones de la UE, armonización fiscal o conversaciones sobre el presupuesto comunitario. El sonido del “no” británico sería más fuerte que nunca.
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